Cuatro novelas esta semana, de lo mejorcito que tenemos en este país nuestro en géneros raros. Dos novedades y dos que se publicaron hace unos años. Con cualquiera de ellas acertaréis a la hora de elegir una lectura de calidad. Luego ya, para gustos; colores.
Pero esto es munición de calibre militar.
Huella 12 de Eva García Guerrero. Páginas: 371. P.V.P: 19,50 €. Apache Editorial.
Aunque no lo parezca, esta es una primera novela. Una vez dicho esto afirmo que es una muy buena novela. Lo es porque respeta el plano más formal en cuanto a estructura, forma y ritmo. La prosa de García Guerrero es notable, muy medida y equilibrada, no falla a la hora de desarrollar la acción y es muy potente cuando se trata de transmitir emociones y jugar con los sentimientos del lector. Echo de menos algo más de técnica paisajista en las descripciones de unos escenarios que lo habrían merecido, pero si llegamos a esos niveles de exigencia, es porque hablamos de esto que es de primera división. Es una buena novela porque es entretenida, inmersiva, alienta a continuar la lectura. Muy inteligentemente orquestada con analepsis que van desvelándonos el pasado de los personajes sin entorpecer la acción en curso. Además es un gran ejemplo de worldbuilding, construcción de mundos, y aunque este brota del creado por Javier Redal y Juan Miguel Aguilera (este último firma el prólogo y la portada), es la autora quien se encarga de estructurar el escenario, vasto, muy detallado atractivo y sorprendente. Es ciencia ficción de esa que llaman hard, con su ciencia futurible, su organización social no terráquea y sus múltiples especies inteligentes, todo ello en una historia donde cosas como la atmósfera, las distancias interplanetarias o las órbitas satelitales importan e imponen parámetros que no se pueden salvar con un «¡Saltemos al hiperespacio!».
Además, es un argumento policíaco que roza el género negro al introducirse en la crítica social y que de conflictos criminales pasa al género de espionaje y la épica de lo bélico. Biografía y aventuras de un personaje femenino, Luna Bárladay, fuerte, creíble, muy bien cincelado y que a mí me ha conquistado.
Este año hay títulos buenos en el género de SCIFI, pero creo que cualquier galardón que se precie y pretenda algo de respeto tiene que tener en cuenta este regalo de García Guerrero al catálogo de Apache editorial.
Un planeta gigantesco cubierto de agua donde los humanos han construido sus ciudades en las algas pantagruélicas que asoman en la superficie. Un océano inabarcable y desconocido. Doce lunas que orbitan a su alrededor. Este es Sargazia el mundo que el equipo especial de investigación e intervención Huella sirve y protege.
La Baronesa de Ralph Barby Páginas: 320. P.V.P: 19,95 €. Alberto Santos.
Aunque esta referencia es del 2014 hay ciertos aspectos de la misma que han envejecido mal en un lapso de tiempo muy breve. En realidad, el más evidente es el del retrato que se realiza de las figuras femeninas. Podría yo intentar justificarlo en cierta manera al buscarle una referencia directa al romanticismo francés del siglo XIX, pero es que quedaría tan ridícula como resulta el pasaje de la protagonista ante el espejo en el que el adjetivo turgentes, referido a los inevitables pechos, se repite de tal manera que parece una parodia que busca (y logra) la sonrisa cómplice del lector.
Pero es que no era ese el objetivo, me temo. Capítulo aparte merecerían los pezones erectos.
En fin, digamos que son taras de estilo propias del venerable caballero que es Barby, pero por esa condición, experiencia y oficio nos encontramos ante una novela de trama muy sólida, de estilo depurado y forma excelente. Contiene pasajes brillantes en emoción, puesta en escena y originalidad a la vez que un ritmo adictivo conseguido gracias a las muy bien utilizadas elipsis que se vuelven vertiginosas en el cuarto final del escrito.
Logra además mantener el suspense y engaña a quien se adentre en este argumento que consigue aunar algunas premisas que, en principio, podrían parecer risibles por la sobreutilización que se ha dado de ellas. Ya con la mención (aunque sea de refilón) de los nazis todo cobra cierto aire de burla, pero si a eso le añadimos la lanza de Longinos a Drakul, vampiros, clones, sectas secretas, malvadas empresas farmacéuticas; pues podríamos estar tentados de pensar en un coctel apropiado para la comedia hiperbólica. Nada más lejos de la realidad porque se consigue que todo sea coherente, creíble, serio, con un regusto clásico en una estética moderna y un final abierto, pero en el que el punto final satisface.
Muchos detalles buenos de inmersión en un mundo de lujos de neoburgesía mezclado con escenarios del cine de terror más canónico. Un buen ejemplo de esto último es la visita a la isla veneciana del Lazareto, fragmento que por sí solo es un gran ejercicio de narrativa.
Banda sonora propia de filarmónica presente en casi todos los capítulos. Diálogos algo forzados entremezclados con descripciones que se adentran con éxito en lo poético. Barcelona y alrededores de fondo en un homenaje literario al escenario que a mí me agrada cuando lo encuentro.
Libro muy satisfactorio que debería haber sido más leído y comentado. Cuenta con una segunda parte «El trono para una monja», ambas editadas por Septimo Sello y que revitaliza la edición física de la que nos ocupa comercializada en origen por Alberto Santo Ediciones.
Luise Shorensen es la nueva esposa del barón Klaus von Meninher, pero su papel no va a limitarse a la de mera consorte. Poseedora de una belleza irresistible y de un carácter dominante, sus planes van más allá de cualquier límite ético o impuesto por la Naturaleza.
Flores de Metal de Lola Robles. Páginas:238. P.V.P: 7€ (digital). Equipo Sirius.
Este libro es una joyita que apareció en el 2007 y que tengo la suerte de poseer en formato físico. La edición no es gran cosa en una tapa blanda con solapas, una portada horrorosa de aquellas de «computer designer» y el logo del extinto sello Equipo Sirius. Este último detalle de pertenencia al proyecto de Jorge Ruiz Morales ya es un toque de distinción, pero lo importante está en la autoría de Lola Robles.
Robles es conocida en el mundo del género fantástico y de SCIFI patrio por su gran labor como divulgadora, ensayista y, como yo digo, adicta a saraos, presentaciones y debates. Es de esas personas que suelen acallar críticas con su saber enciclopédico, sus buenas maneras y su capacidad para escuchar y rebatir hasta las ideas más peregrinas expresadas a golpe de exabrupto.
Usa gafas y, en muchas ocasiones, sombreros, detalles que no son baladí cuando se construye un personaje metaliterario que se apoye en la obra concebida, pero eso es otro tema.
«Flores de Metal» pertenece al mismo universo ya planteado en «La rosa de las nieblas», pero es una novela independiente. Contiene elementos del cyberpunk más clásico, toquecitos de gótico y un gancho de suspense que al final se queda en sólo un reclamo para poder exponer una filosofía propia que va más allá del simple elemento narrativo. Con esto me refiero a la figura del protagonista Lee, perteneciente a la creencia de los dodimi cuyo credo se resume en aprender, buscar y ayudar de forma altruista.
Estas premisas morales y prácticas no siempre son fáciles de cumplir ni comprendidas en un universo regido por las leyes económicas y comerciales, en el que el beneficio inmediato suele ser el motor de cualquier acto. Por otra parte Lee es un cyborg, de forma muy superficial ya que únicamente su piel es sintética, pero este elemento lo separa de forma muy real del resto del plantel. Además de esta manera se crea un personaje asexuado, no binario, alejado de las pulsiones más carnales, algo frío en apariencia, pero que en realidad se mueve por sentimientos muy puros basados en la empatía y en ciertos valores universales.
Es una personalidad muy original y sorprendente en un escenario en el que predomina el vacío helado del espacio, los asépticos o destartalados puentes de naves, o las ciudades retrofuturistas de atmósfera artificial y esclavitud tolerada. Porque si todo lo dicho hasta ahora es cierto «Flores de metal» es también una entretenida novela de aventuras con piratas espaciales, asesinos cybernéticos, hampones con reminiscencias de la Yakuza y unos antihéroes que se ven arrastrados a la épica desde su posición inicial de meros buscavidas.
Hay tiempo para historias amorosas, persecuciones y tiroteos galácticos lo que hace que sea una novela muy completa, muy entretenida que merece ya una reedición y, sobre todo, ser descubierta por más lectores.
Creo que sólo la vais a encontrar en formato ebook, pero quizás tengáis suerte y os topéis con ella en alguna librería de descatalogados.
Lee ha vuelto a la Tierra y tiene un nuevo trabajo en la ciudad de Farewell, pero su llegada coincide con una ola de crímenes de Dama X.
Subsolar (los ojos bizcos del sol #3) de Emilio Bueso. Páginas: 384. P.V.P: 34,20 €. Ediciones Gigamesh.
Final, telón y sí, aplausos. Termina la trilogía de Bueso en su planeta de fauna gasterópoda. Sobre este autor poco tengo que decir que no se haya escrito ya (en ocasiones de forma muy entusiasta y poco meditada): A Bueso no se le lee por lo que cuenta, se le lee por cómo lo hace, por eso que se llama voz propia y que es lo único que los escritores contemporáneos pueden aportar a la literatura universal en la que ya se ha contado todo y mejor que nadie en cualquier idioma.
En el nuestro el discurso de el Alguacil es imbatible en forma, modos y recursos sin que lo lastre la primera persona del narrador e incluso aprovechando la misma para jugar con los exabruptos necesarios para no caer en el maniqueísmo limpito y formal de muchas otras plumas.
Pero ¿es esto poesía? Podría serlo porque poeta ahora es cualquiera con RRSS, pero es simplemente literatura de alto nivel, de autor, de artista y por eso no gustará ni la comprenderá todo el mundo y menos en una dragonada hiperdimensionada que juega con la space opera y que intenta resarcirse con léxico científico y técnico para esconder la fantasía intencionada.
Aunque esta sea una tercera parte de cierre y conclusión, Bueso vuelve a sorprender con lo que quienes hemos leído toda su obra sabemos que son sus «putas mierdas», «Buesadas» que en otras manos no se sostendrían en lo argumental ni en la consecuencialidad narrativa, pero que él convierte en giros desconcertantes. Cuando alguien consigue que te creas que un caracol puede llamar a batalla, ya todo vale.
Personalmente no atrae mi atención el ecosistema planteado, me gustan los personajes que brotan de los estereotipos de «él el mago, yo el caballero, tú la babosa simbiótica de los cojones», caigo en lo fácil de adorar al Trapo y en la curiosidad de ver el otro lado de la trinchera de sexos en la personalidad supermasculinizada del Alguacil. Me siento identificada con la Regidora porque a mí me gusta contar historias.
Bien llevada en ritmo en relación con el resto de los volúmenes, cumpliendo con nota en su lugar en la saga, y llena de contrastes. El rastro de hongos dejado en los libros previos desembocan en la esperada e inevitable carga de los coleópteros de batalla con ecos del séptimo de caballería. Por último, otro rasgo típico de este escritor: un mensaje oculto o unas cuantas preguntas para quienes quieran miran mas allá de lo lúdico.
Envido a quienes puedan leer los tres tomos de «Los ojos bizcos del sol» del tirón sobre cerebros vírgenes.
Que esto esté sin traducir ni venderse fuera es la mejor forma de destrozar vocaciones literarias o invitar a colgar el teclado, pero, cha, le han hecho un tebeo.
Finaliza la epopeya que comenzó cuando el Alguacil salió en persecución del jinete de la serpiente en el Círculo Crepuscular.
Siete días, ese es el plazo que pido para traeros más cosas interesantes en «La Cara Oculta».
Besos de carmín.