Hermann Melville es conocido por su novela «Moby Dick», versionada para adolescentes y llevada al cine en numerosas ocasiones. Escribió basándose en sus experiencias como marino. Es una figura de referencia para casi todos los grandes escritores posteriores como Borges. Vivió en el siglo XIX. «Billy Budd» está considerada una de las obras maestras de la literatura norteamericana.
La oda a la belleza masculina, la mirada homoerótica imposible de encubrir sobre la figura de un marinero, es un mito erótico que recorrerá a partir de este libro el espíritu de la contracultura homosexual. Desde «Querelle de Brest» hasta los dibujos de Tom de Finlandia.
Pero Melville elabora algo que va más allá de un poema en prosa, casi podríamos decir que se acerca al auto sacramental, al elevar el cuerpo del deseo hasta convertirlo en algo místico. Llevando la liturgia de la caída y muerte de ese hombre deseado por todos hacia un lugar que es casi religioso.
Lo más destacado de esta novela es como se va destilando esa mirada de deseo, que descubre, se enamora, revela a un muchacho bueno e inocente que será condenado por ambiguas insidias y odios malsanos. El deseo innombrable toma forma de venganza y de injusticia aunque nada va a poder contra una figura que el mismo escritor sitúa ante los ojos del lector por encima del bien y del mal.
La narración cobra fuerza si conocemos la experiencia previa de Melville en la tripulación de varias naves y su curtido entre las gentes del mar.
En el fondo de la trama está la lucha entre las fuerzas del bien y las del mal. Entre el inocente con su arranque de violencia súbita y el malvado sumido en su pozo de infortunio. El capitán del navío se erige como un dios tonante en medio de su consejo. Elegirá el cumplimiento de la ley por encima de los sentimientos, las emociones y los deseos de todos sus hombres, en lo que es una muestra de la arbitrariedad de la justicia humana.