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Actualizado: 03 ago 2021 / 15:35 h.
  • Un reino sin princesas ni sirenas

Érase una vez un reino sin princesas ni sirenas. Un escenario gris, repleto de ruido y polución, donde la precariedad, la desilusión o la pobreza eran el caldo de cultivo diario. Un contexto donde las mujeres debían exhibir sus armas como en las mejores historias épicas, pero sin vestuario de diseño, secundarios de lujo o banda sonora de fondo. En suma, un lugar donde Blancanieves no lucía las mejillas sonrosadas ni bailaba entre pajarillos; un rincón donde la Sirenita no poseía una voz dulce que encandilaba a quienes la escuchaban; ni Ricitos de Oro dormitaba tranquila entre simpáticos ositos.

Por el contrario, el telón de fondo de Déjate de cuentos (Ediciones Pangea), el nuevo trabajo del periodista , escritor y docente palaciego Álvaro Romero Bernal, es un espacio donde la realidad nos abofetea el rostro y en el que los personajes, lejos de protagonizar historias de superación con final feliz, luchan contra las injusticias sin artificio alguno. Y es que, como escribe con acierto la periodista Olivia Carballar en el prólogo del libro, «por mucho que nos duela», este es un retrato de «la vida misma».

Un reino sin princesas ni sirenas
El autor posa con su libro durante una presentación en Utrera.

De ahí que los diez relatos que componen la obra —noventa páginas que pueden leerse de una sentada, pero que recomendamos consumir pausadamente— sean, más allá de la anécdota que los conecta con las historias de nuestra infancia (de Caperucita Roja a Rapunzel, pasando por Cenicienta), una reflexión sobre la cotidianidad, esa que Romero Bernal explora casi a diario en sus columnas para El Correo de Andalucía. Y es que, aunque sus continuos guiños nos hagan pensar en los escritos de Andersen, Perrault o los hermanos Grimm, poco o nada tienen que ver las mujeres de esta obra con las damiselas de los cuentos de hadas, donde todo quedaba al servicio del entretenimiento y la consabida enseñanza a través de la moraleja, y cuyo diseño obedecía más al ideal romántico que al naturalista. Muy al contrario, las propuestas recogidas en Déjate de cuentos, que ya alcanza su segunda edición, son retazos de la realidad en los que muchos lectores (y especialmente lectoras) pueden verse reflejados por su verismo. Estampas sacadas del natural con las que Romero pretende tocarnos la fibra sin necesidad de trucos de magia, siendo sus personajes, sencillos y a la vez rotundos, seres con los que podemos cruzarnos en la calle a diario.

Por poner varios ejemplos, si en El Cuento de la Lechera, Félix María de Samaniego nos presentaba a una humilde muchacha que deseaba prosperar en un entorno rural dedicándose a la venta de leche, en Cuentáme, Lechera, Álvaro Romero Bernal traslada la acción a una factoría láctea en la que la protagonista acaba de ser contratada por una «eteté» para trasladar el producto desde el centro de pasteurización al de refrigeración. Una fábrica donde, más allá de dejarse llevar por la imaginación, debe hacer frente a sus dudas existenciales y a la indiferencia de los encargados tras un proceso de selección nada sencillo. Por su parte, a diferencia del clásico llevado al cine por Disney, en Bella y Berto, la belleza de la protagonista es más una maldición que una ventaja, pues esta le arrastrará a un abismo de injusticias donde nada es lo que parece. Tampoco le irán mejor las cosas a Ramona, supuesto trasunto de La Ratita Presumida, que deberá elegir entre una fila de pretendientes para cumplir con la «norma establecida» de casarse, independientemente de si estos se hallan a su altura.

En consecuencia, las tres tienen en común el ser mujeres de carne y hueso, sin castillos donde cobijarse, colorines que las adornen, ni príncipes que las defiendan; las tres ansían la felicidad sin tener que verse sometidas a los hombres, y las tres se baten el cobre con el único poder de su raciocinio. ¿Lo conseguirán como en los álbumes ilustrados y las fábulas de cartón que nos regalaban de pequeños? La respuesta hay que buscarla en la obra, cuyos excelentes textos vienen enriquecidos por las ilustraciones de Miriam Estévez Lázaro, una joven riojana graduada en Psicología que lleva más de una década dibujando e ilustrando publicaciones, y que en Déjate de cuentos saca la máxima nota ya desde la portada.

Un reino sin princesas ni sirenas
Portada de ‘Déjate de cuentos’