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Actualizado: 14 may 2023 / 11:03 h.
  • Un vino con... Loli Rincón

Hoy me toca hacer “Un vino con...” un tanto especial. Vengo hasta Los Palacios, cerca de Sevilla, para visitar el restaurante de mi invitada. Hoy estoy en Manolo Mayo. La primera alegría me la llevo nada más aparcar. El hotel de la familia luce su cuarta estrella así que, desde estas líneas, vaya por delante mi enhorabuena. Esta tierra siempre me trajo buenos recuerdos. Aquí vive buena parte de mi familia y era el paraíso de mi abuelo al que nada le gustaba más que venir hasta aquí para disfrutar de sus sobrinos y de la gastronomía con la que le agasajaban cada vez que hacía una escapada. Sin duda, buena tierra para detenerse en el camino y disfrutar.

Loli me está esperando en una de las mesas del comedor. Hay algo misterioso y acogedor en un restaurante cerrado que nunca podré explicar. Una mezcla de paz, calma, inspiración... No lo sé. Quizás sea el lugar perfecto para crear. Ya están los olores ricos asomándose al salón, como si fueran comensales ansiosos por ocupar sus mesas. Antes de empezar el servicio de comida, tengo el privilegio de disfrutar a solas de la compañía de esta mujer por la que siento una enorme admiración. Empezamos la charla. Compartimos conversación y un mistela, que es un vino dulce elaborado mediante el encabezado de uva autóctona Mollar y es dulce y suave. Este en concreto es de la cooperativa Las Nieves. Mi primera conclusión nada más empezar es que este vino define a la perfección a mi amiga. Loli transmite dulzura. Te mira y habla con un amor que cada palabra se te queda impregnada como si fuera dogma de fe.

Un vino con... Loli Rincón

Nacida en Los Palacios, su infancia es similar a la de cualquier mujer de su edad. Ella tiene que abandonar los estudios con trece o catorce años porque las necesidades de su casa así lo exigieron. Su padre compró una parcela y todas las manos eran pocas para sacar adelante la finca así que, tanto ella como sus cinco hermanos, aportaban lo que cada uno buenamente podía a la dura faena diaria. Ya, cuando fue algo más mayorcita, durante algo más de un año, estuvo trabajando en una tienda, con las carnes, y puede que fuera allí donde empezara a tener los primeros coqueteos con la cocina. Al menos los cortes los dominó con maestría. La vida le premia tantos esfuerzos con la aparición de Fernando en su camino. Por accidente, Loli cuida de él durante un periodo en el que estuvo ingresado y ya no se han separado jamás. Tras su recuperación y después del noviazgo, tuvieron una boda de cuento donde no faltó de nada. Ella la califica como “una boda de princesa”. Es entonces cuando Loli se incorpora al equipo de Manolo Mayo que, por aquella época, era una venta a pie de la carretera nacional. Se mete en la cocina sin saber prácticamente nada, pero las enseñanzas de su suegra y sus esfuerzos por aprender hicieron que, poco a poco, fuera tomando el control de la cocina empezando por la repostería. Tales eran sus ansias por seguir aprendiendo que, en más de una ocasión, al finalizar el servicio de comidas, viajaba hasta Sevilla, a la Taberna del Alabardero por ejemplo, porque se había enterado que impartían un seminario de cocina y asistía para absorber lo que allí explicaban. Después del curso, vuelta al restaurante para estar presente en el servicio de cenas y ya, en casa, poner en práctica lo aprendido en los cursos adaptando la cocina tradicional heredada, a la de vanguardia impartida. Nada es gratuito y ella lo sabe. El esfuerzo siempre tiene su recompensa.

Hoy, Loli echa la vista atrás y me habla de la importancia que tienen en su vida Curro y María Ángeles, sus cuñados que, para ella, son como otros dos hermanos más. Incluso me habla de Curro como un segundo padre. No concibe la vida sin ellos al lado. Me cuenta que trabajar con la familia ha sido una bendición y se esfuerza por inculcar a sus cuatro hijas y seis nietos la importancia de tenerla siempre cerca. También es consciente de que debe ir dejando paso a las nuevas generaciones y lo está gestionando de la misma forma que lo hicieron con ella: con el amor por el trabajo como principal ingrediente y a fuego lento.

Loli fue galardonada el pasado año con la Medalla de Oro de la Provincia de Sevilla, premio merecidísimo a la trayectoria de una mujer que ha llevado siempre con orgullo el nombre de su pueblo por toda España y que, espero, la anime a estar al pie de los fogones muchos años más. El estilo de “los Mayo”, donde está implícita Loli, es tan peculiar que les invito a indagar sobre esta familia y podrán comprobar que, no sólo nadie habla mal de ellos, sino que todo el mundo habla maravillas. Así sí se pueden dar lecciones, de cocina y de vida. Gracias por tanto como nos das, amiga.

¡Honor a ti, querida Maestra Loli Rincón Diéguez!

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