Facebook Twitter WhatsApp Linkedin
Actualizado: 20 jun 2022 / 10:21 h.
  • Apoteósico reencuentro con un Metheny enciclopédico
    Fotos: Guillermo Mendo

No es tan mediático como los Red Hot Chili Peppers, Guns N’ Roses, ni siquiera Manuel Carrasco o Alejandro Sanz, por citar algunas de las estrellas que se han paseado estos últimos días por la capital hispalense, y sin embargo merece calificarse como una estrella más que ninguno otro, con tantas décadas de éxito y trabajo inagotable a sus espaldas, una sana obsesión por experimentar y estar continuamente transmitiendo nuevas emociones, y una agilidad y clarividencia a la hora de interpretar que no pierde ni un gramo de su aquilatado peso ni por el paso de un tiempo que en su caso parece haberse frenado en todos los sentidos. Pat Metheny volvió a Sevilla, y fue en una de las citas más esperadas de cuantas hemos podido disfrutar en la ciudad, tras las continuas cancelaciones que sufrió por efecto de la pandemia. El genial sin paliativos guitarrista nacido en Missouri y curtido en Kansas, regresó a la ciudad después del muy experimental concierto que nos brindó hace once años en este mismo escenario. Fue entonces en el marco del ciclo Grandes Intérpretes, y lo hizo ahora en el que le sustituye, Cita en Maestranza, en clara alusión a aquellos conciertos ochenteros que se celebraban en el solar que ahora ocupa este templo de la música y la danza.

Salió puntual al escenario, algo muy de agradecer que no todos ni todas las grandes de la música acostumbran a cumplir. Y lo hizo en tinieblas, destacando su envidiable y característica melena y un porte todavía juvenil tratándose de alguien próximo a los setenta, acompañado de su espectacular guitarra Pikasso, que lo mismo suena como un sitar que un bajo o una guitarra clásica, gracias esas cuarenta y dos cuerdas que maneja como un curtido prestidigitador. Y de la nada surgieron, como por arte de magia, sus dos jovencísimos acompañantes, Chris Fishman rodeado de una fortaleza de teclados y mesas, y Joe Dyson sacudiendo la batería como si le fuera la vida en ello. Forman parte del último proyecto en el que se ha embarcado el músico, Side-Eye New York, que precisamente da título a su último trabajo discográfico y del que extrajeron paradójicamente el tema It Starts When We Dissapear: Se trata de un programa a través del cual brinda la tan necesaria alternativa a jóvenes músicos que están empezando su carrera. La calidad del conjunto fue incuestionable en todo el concierto, alternando los solos acústicos de Metheny con las versiones más espectaculares del repertorio del artista, recorriendo títulos que fueron trascendentales en su época, muchos de ellos de aquella etapa dorada que forjó junto a Lyle Mays, fundamentalmente en los años ochenta y primeros noventa. También hubo espacio para la experimentación, con sonidos estridentes y atonales que evidenciaron el carácter sumamente ecléctico de la propuesta. Todas sus facetas juntas, como si de una enciclopedia se tratara.

Apoteósico reencuentro con un Metheny enciclopédico

Better Days Ahead y Dream of the Return, del mítico Letter from Home, sonaron en nuevas y aseadas versiones, permitiendo al guitarrista lucirse en todos sus registros, con esos ensordecedores sobreagudos que caracterizan su toque cuando agarra el bajo, y esos característicos crescendi que nos dejan boquiabiertos hasta lograr la catarsis conjunta de un auditorio cada vez más entregado y entusiasmado con su aparentemente sencilla propuesta. También se recuperaron temas del álbum Still Life (Talking), como Minuano (Six Eight) o So May It Secretly Begin, además del excelente Always and Forever de Secret Story, siempre con la complicidad de dos artistas tan jóvenes y a la vez consumados, que tuvieron también su espacio para lucir en solitario sus virtuosas habilidades. Y así hasta que se destapó la sorpresa, ese Orchestrion que le acompaña en sus apariciones desde hace prácticamente una década y que el artista controla de forma tan mágica como magnética, no se acierta muy bien a saber cómo. De ahí surgen sonoridades llenas de fantasía y ritmo, sonidos puros de xilóxono, bongos o vibráfono que Metheny prefiere no sintetizar en un solo teclado y disfrutar al natural, generando una serie de sensaciones que unidas a unos discretos pero muy efectivos efectos de luz y color lograron un espectáculo bendecido por la psicodelia y el buen gusto.

En las generosas propinas pudimos disfrutar de su toque en solitario, desgranando temas encadenados entre los que pudimos apreciar ese This Is Not America que compuso para la película El juego del halcón e interpretó en su día David Bowie, o el éxito de Lennon y MacCartney And I Love Her, de su álbum de versiones What’s It All About (en referencia al clásico de Burt Bacharach Alfie). Echamos en falta algún extracto de su música para la película de David Trueba Vivir es fácil con los ojos cerrados, inexplicablemente inédita, al menos oficialmente, a pesar de ganar un Goya en 2013. Y entre las últimas veleidades del concierto, los tres nos brindaron una versión del célebre Are You Going with Me? absolutamente sobrecogedor con la complicidad de una acústica extraordinaria. En plena forma y dando lo mejor de sí mismo, así aguantó Metheny, arropado por sus jóvenes músicos, durante dos horas y media ininterrumpidas, tiempo en el que al menos el público permaneció ajeno al recuento de votos de las elecciones autonómicas.

PAT METHENY *****

Cita en Maestranza. Pat Metheny, guitarras. Chris Fishman, teclados y piano; Joe Dyson, batería. Teatro de la Maestranza, jueves 19 de junio de 2022