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Actualizado: 20 dic 2022 / 09:43 h.
  • Bellísimo recital de Delphine Mégret y Martínez-Pierret

Coincidió este recital con la presencia en cartelera y en las nominaciones a los premios que tradicionalmente concede el cine a los mejores trabajos del año, de la película María Lejárraga. A las mujeres de España. En ella la directora sevillana Laura Hojman, autora de Antonio Machado. Los días azules y del audiovisual que acompañó al reciente concierto conmemorativo de la Exposición Iberoamericana del 29, glosa la vida y obra de una de las mejores escritoras del pasado siglo de nuestro país, ensordecida por el machismo imperante, lo que le obligó a firmar sus trabajos, entre los que se encuentran éxitos como el libreto de El amor brujo y la obra de teatro varias veces llevada al cine Canción de cuna, con el nombre de su esposo, Gregorio Martínez Sierra. Hoy todos sus trabajos se le han justamente atribuidos, pero hasta hace muy poco seguía siendo Segura su autor reconocido. Se trata de un lastre que la humanidad ha arrastrado desde tiempos inmemoriales, y que merecería un arduo trabajo de investigación para deshacer todos los entuertos e injusticias urdidas desde antaño, desde la misma Grecia Clásica. Hojman echa mano de la contención, el detalle y la elegancia para narrar a través de los testimonios de intelectuales como Rosa Montero, Vanessa Montfort o Manuela Carmena, las entrañables imágenes de archivo, el delicado trabajo de interpretación de Cristina Domínguez y la voz narradora de Kity Manver, no solo la vida de esta ilustre trabajadora de las letras y la política, sino de paso lamentar cómo la dictadura cercenó todas las ilusiones que millones de mujeres españolas habían depositado en el gobierno progresista con el que empezaban a disfrutar de derechos que durante tanto tiempo se les habían negado.

En esa misma línea de elegancia y contención se desarrolló también este imprescindible recital programado y estructurado por la entusiasta e incombustible Carmen Martínez-Pierret, el mejor hasta la fecha que hemos disfrutado en este ciclo dedicado a recuperar la memoria de tantas y tantas compositoras a la sombra de sus esposos y de una sociedad terriblemente machista cuya huella tanto nos está costando borrar, ni tan siquiera menguar. Nada más y nada menos que diecisiete mujeres protagonizaron este impecable y primoroso trabajo para el que contó con otra mujer incombustible, la soprano Delphine Mégret, capaz de enfrentarse sin solución de continuidad a las de más de veinte canciones programadas. Y eso que al principio pudimos apreciar cierta incomodidad en la colocación de su voz, lo que hizo que la pieza que daba título a la empresa, L’heure rose, una exquisita canción de amor de Augusta Holmes, que también solía firmar con seudónimo masculino, y Les papillons de Mathilde von Rothschild, sonaran destempladas, inseguras y con dificultades para llegar al extremo grave de su registro. Pero debió tratarse de falta de calentamiento, porque en el resto del recital Mégret dio muestras de controlar perfectamente su instrumento, de timbre cálido y aterciopelado y fraseo maleable. A partir de ahí se enfrentó con ahínco y capacidad resolutivo a páginas bien dispares, empezando por dos canciones de muy distinta índole de Cécile Chaminade, con las que pasó de un alto vuelo (Auprés de ma vie) a un complejo trabalenguas (Sombrero), una sentida canción de Elfrida Andrée, quien acuñó el término elevación de la mujer, acompañada en esta ocasión no solo por Martínez-Pierret sino también por el violinista Alejandro Bustamante, que añadió sentimiento y pasión a la pieza y volvería a colaborar en el conocido standard americano I Love You Truly, obra de Carrie Jacobs-Bond con un inconfundible aroma de musical.

Una miniatura de Alma Mahler, la menos prolífica y sin embargo más programada de las compositoras convocadas, dio paso a una nostálgica Clara Schumann, siempre defendidas por Mégret en perfecto estilo y con el feliz acompañamiento del piano, entregado y voluptuoso, siempre en línea con el canto, respetándolo y arropándolo en perfecta sintonía. Tras la última obra compuesta por una debilitada Fanny Mendelssohn, atendiendo a la exquisitez de su propuesta, Mégret siguió dando muestras de buen canto, aplomo y dulzura según tocase, con una divertida canción de la inglesa Madeline Dring, asidua del teatro, la radio y la televisión, cuyo lenguaje eminentemente cabaretero se adornó con un pequeño atrezzo, una taza de té envenenada. Quizás una de las piezas más conmovedoras y evocadores de la noche fue la propuesta por Rebecca Clarke según textos de Yeats, Down by the Salley Gardens, de aroma rústico y evocador, tan emotiva como Evensong, un homenaje de Liza Lehmann a nuestros seres queridos y desaparecidos. Tras ello Israel Fausto se unió al dúo con su violonchelo para una Chanson d’amour de Amy Beach de tintes sensuales y carnales, con alguna salida de tono dentro de la complicidad lograda. Algo impetuosa y atropellada resultó la pieza basada en textos de Verlaine de Poldowski, compositora y pianista británica de origen polaco que adoptó este seudónimo por conveniencia a la clase aristocrática a la que pertenecía su marido; sin embargo Les étoiles de Pauline Viardot se saldó con gracia y desenfado.

En el bloque final Mégret y Martínez-Pierret se amoldaron con total soltura y perfecto estilo al musical genuinamente americano, dejando claro que algunas de las compositoras del momento podían parangonarse con los más reputados del género, como Gershwin, Berlin o Kern, como así lo demostraron Dana Suesse, Mana-Zucca y la ya citada Jacobs-Bond. Lo curioso es que muchas gozaron en su momento de cierta popularidad, a menudo interrumpida por sus matrimonios y el cuidado de su familia; pero la mayoría hoy han pasado al olvido y por eso es importante que alguien las rescate, como hacen Pierret e Israel, promotores de este ciclo, con acompañamientos tan exquisitos como el de esta ocasión, la soprano Delphine Mégret, que además contó para la ocasión con un espectacular atuendo y una pequeña escenografía que potenció aún más su adecuada expresividad, fundamental para una buena interpretación de lieder y canciones. Para terminar, como propina los cuatro reivindicaron con aires algo porteños ese Bésame mucho que la mexicana Consuelo Velázquez compuso hace exactamente noventa años.


DELPHINE MÉGRET y CARMEN MARTÍNEZ-PIERRET ****

Rasgando el silencio: Ciclo de mujeres compositoras. L’heure rose. Concierto de Navidad. Delphine Mégret, soprano; Carmen Martínez-Pierret, piano; Alejandro Bustamante, violín; Israel Fausto, violonchelo. Programa: Canciones de Elfrida Andrée, Amy Beach, Lili Boulanger, Nadia Boulanger, Cécile Chaminade, Augusta Holmès, Liza Lehmann, Alma Mahler, Mana-Zucca, Fanny Mendelssohn, Clara Schumann, Pauline Viardot, Madeline Dring, Carrie Jacobs-Bond, Poldowski, Mathilde von Rothschild y Dana Suesse. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, lunes 19 de diciembre de 2022