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Actualizado: 28 jul 2020 / 11:25 h.
  • La infancia del almirante.
    La infancia del almirante.

Por Joâo Lopes do Barranco

La exposición estaba dedicada –y lo seguirá estando- a personas relacionadas con la autora, que no quiere dejar pasar el tiempo sin que se valore el esfuerzo que supone hacer una exposición si quiera fuese con una cierta coherencia como es el caso.

La autora lo hace además, porque en su calidad de comentarista de arte se ha venido ocupando de resaltar la labor de otros artistas, galería o Centro artístico, entendiendo el esfuerzo que supone -para cualquier artista, galerista o centro- montar y organizar una exposición, san cuales sean sus características. También porque entiende que parafraseando el cuento de GARCÍA MÁRQUEZ, muchos artistas no tienen quien les escriba.

En esta ocasión, es su colega hispano—portugués JOÂO LOPES DO BARRANCO, quien vuelve a encargarse en estas páginas de EL CORREO DE ANDALUCÍA WEB de reseñarla, ya que ha compartido muchas horas con ella y sabe de la importancia de esta labor callada y solitaria, cuando es publicitada en los medios, y lo frustrante que es para cualquier autor, galerista o centro, el que esta se ignore.

Con ello, con mencionar si quiera su participación en una colectiva, se contribuye siempre a darlos a conocer y si es posible también, el que se vayan abriendo camino en el mercado, siendo plenamente consciente de que el mercado del Arte no pasa precisamente ahora por sus horas mejores.

Dedicada a JEAN FABRE, por todo lo que ha podido aprender de él, a WILHEM VAN GOHG por custodiar la memoria de su tío bisabuelo (como ella ha intentado hacer con sus ancestros), y a los ya tristemente desaparecidos ERNESTO VENTÓS, el gran maestro inolvidable del Olor Visual, y JOSÉ Mª GENIS GÁLVEZ, el Catedrático de Anatomía quien regaló a la autora uno de los relojes de bolsillo, que intervenido por ella figuraría entre las obras expuestas.

La muestra, supone además una continuación de la celebrada el pasado año de 2019 en el COLEGIO OFICIAL DE ARQUITECTOS DE SEVILLA y que se tituló “Aquella, la que fuera mi casa”.

Por eso mismo, por lo que significa para su autora TERESA LAFITA, la expo no celebrada supondría un regreso a esos mismos temas –entendibles bajo el prisma de lo conceptual- y sólo que dándoles ahora una vuelta de tuerca al tratarse de representaciones en 3D, cajas y collages tridimensionales donde ha insertado una serie de objetos que de alguna manera pudieran estar relacionados con lo que fuera su vida en su antigua casa –hoy inexistente ya como el “lars familiae” que fue- y que estaba ubicada en el Patio de Banderas Nº 1, de Sevilla. Casa que como parte del palacio de Al-Mutamid, siempre será añorada y recordada en la Ciudad de los Olvidos Voluntarios.

Esa casa en donde vivió desde su nacimiento hasta su plena juventud con sus tías paternas, y el mundo o los mundos que se desarrollaban allí, será una constante en la biografía de la autora.

Es por esto por lo que a cierto punto puede considerarse esta exposición como una autobiografía plástica resuelta en una serie de imágenes y formas que bien pudieran dar idea de lo que pudo suponer su vida en ese entorno que guardaba la memoria de sus ancestros hasta los comienzos de este año, en el que ya pertenece a la Imaginación.

TERESA LAFITA las llama “BOX ART”, haciendo un juego de palabras con sus significados en inglés y en francés (de cajas y de arte) y en ellos hay numerosos homenajes. El 1º de todos y como puede intuirse después de saber la dedicatoria y ¡cómo no!, a JEAN FABRE, autor con la que la autora presenta algunas concomitancias (¡o ya quisiera!).

En 2º lugar a JOAN BROSSA, quien fue uno de los que considera sus maestros en la distancia, pero también a CARMEN CALVO, LOUISSE BOURGEOIS, ANTONIO ZANNONI, ERNST MIES, MAGDALENA EGBERG KINNANDER o FRANÇOIS MARBLEU, autores con los que en algunos momentos ha compartido ideas, acompañado de cerca, se ha dejado acompañar por ellos y sobre todo, admira.

También a personas con las que ha mantenido estrechos vínculos de amistad y que al igual que a SALUD, ISABEL y JOSÉ LAFITA SEVA no quiere que sus vidas ni sus obras se queden en el olvido. Entre estos se encuentran también IGNACIO DARNAUDE ROJAS-MARCOS, el famoso ufólogo (por no decir que Unmita); JOSÉ LUIS SOUTO ALONSO (el célebre experto en Patrimonio Artístico) y lamentablemente también ya el pintor RICARDO CASSTILLO, a quien le escribió el texto para un Catálogo.

A todo esto que ya no existe, que está en la memoria de quienes le conocieron, que sobrevive en el recuerdo de las cosas, en el pasado que fueron o que pudieron ser quizás; en el presente que puede ser o no,... porque esa vida ya está depositada en los objetos. A todo esto, y a eso, y a aquello, y por encima de todo al tiempo vivido con JUAN LÓPEZ DÍAZ, su compañero, iba –va y seguirá estando si se inaugura- dedicada esta expo que no ha querido la autora hacerla virtual, ni subirla a ninguna red, blog, web,...sino usando este recurso tan fundamental en la hsitoriografía de cualquier aspecto que queramos conocer del pasado, como es la prensa.

En línea con la anterior pues, estos “Restos del Naufragio” son las piezas sueltas de un cataclismo, lo poco que se ha podido salvar de los pecios que comandara aquel Almirante de la Real Armada española con la que TERESA iniciaba esta serie, como una de las ramas de sus indagaciones. Naufragio que alude evidentemente a su casa desaparecida y con ella la historia de su propia familia que se niega a aceptar, y en consecuencia, el recuerdo de todos los que vivieron, amaron, crecieron y crearon en ella.

La casa, el tiempo, los juegos, los retratos imaginarios, los libros, los escritores y escritoras, la comida, la publicidad, los personajes que por alguna razón le atraen, los hombres y las mujeres, las partes del cuerpo, ... son los elementos que desarrollan su discurso, los objetos de sus investigaciones plásticas a través de las formas, sus simbolismos o funciones.

La muestra iba a ir acompañada de una instalación que intentara recrear en la sala Gonzalo Bilbao del Excmo. Ateneo de Sevilla, un ángulo de un gabinete de curiosidades, una cámara dedicada al estudio, a la reflexión, al goce intelectual y al de los sentidos.