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Actualizado: 30 ene 2023 / 08:57 h.
  • Elías Sevillano lleva más de 20 años al frente de Sala Cero, y desde comienzos de 2023 también gestiona Sala La Fundición, que está en el conjunto histórico de Casa de la Moneda.
    Elías Sevillano lleva más de 20 años al frente de Sala Cero, y desde comienzos de 2023 también gestiona Sala La Fundición, que está en el conjunto histórico de Casa de la Moneda.

“Creamos Sala Cero en 1999, era un momento de efervescencia teatral en Sevilla. La actividad del Instituto del Teatro, por desgracia truncada, había contribuido a formar más talentos jóvenes, había mucha gente en la ciudad con propuestas interesantes. Y teníamos la sensación de que en Sevilla había pocas posibilidades de disponer de escenarios donde representar nuevas creaciones. Desde nuestra inconsciencia, y en ese ambiente, decidimos abrir una sala teatral para ayudar a encauzar ese hervidero de inquietudes y para también hacer aportaciones en la vertiente de gestor cultural de un espacio. Nos aventuramos sin tener experiencia ni formación alguna. Más de 20 años después, no solo hemos logrado mantenerlo sino que seguimos con esa ilusión de contribuir a dinamizar la actividad escénica en Sevilla”. Es la perspectiva de Elías Sevillano, de 52 años de edad, cofundador y director gerente de Sala Cero. Ha demostrado su eficacia en la gestión duradera de un teatro que es empresa privada y ha decidido ampliar su radio de acción asumiendo el reto de hacer viable económicamente otro: La Fundición, que también comenzó a abrir sus puertas al público en 1999.

¿Dónde están sus orígenes?

Me crié en Morón, de ahí es mi familia, y estudié en el único instituto que había entonces en el pueblo, el IES Fray Bartolomé de las Casas. Empecé a vivir en Sevilla cuando cursé Matemáticas en la Universidad de Sevilla, con las especialidades de Estadística e Investigación Operativa. Es una carrera que me sirvió mucho en mi formación como persona. Y mi primer empleo fue dar clases de Estadística en el centro Ecoem, para estudiantes de Económicas o de Psicología, estuve tres años ejerciendo ese trabajo.

¿Cómo se inició en las artes escénicas?

Durante la carrera. Vi carteles avisando de que se iba a formar un grupo universitario de teatro en las facultades de Ciencias (Física, Informática, Química, Biología...), y ofreciendo participar. Me acerqué por curiosidad, me encantó, y desde entonces estoy enganchado con el teatro. De él también formó parte Ángel López, quien es mi socio en Sala Cero. Fue decisivo que en ese grupo teatral de Ciencias contactáramos con Jaime Jiménez Velázquez, que trabajaba como actor en La Jácara, compañía teatral que era entonces de referencia por su calidad y por su estilo, con espectáculos como 'La lección' o 'Por narices'. Él empezó a formarnos y a trabajar con nosotros, él escribió los textos de nuestros montajes y nos motivó muy bien a dedicarnos al teatro. Y empecé a ver muchos espectáculos, sobre todo en la Sala La Imperdible, donde la programación era muy interesante.

¿Fue un ejemplo a seguir para crear Sala Cero?

Sí. Era una época en la que había mucha gente con propuestas interesantes. Era cuando existía el Instituto del Teatro e impulsaba con fuerza a promociones de jóvenes talentos, y teníamos la sensación de que en Sevilla había pocas posibilidades de disponer de escenarios donde representar creaciones. Desde nuestra inconsciencia, y en ese ambiente, decidimos en 1999 abrir una sala teatral para encauzar ese hervidero de inquietudes y para también hacer aportaciones en la vertiente de gestor cultural de un espacio. Nos aventuramos sin tener experiencia ni formación alguna, creando Sala Cero en un local pequeño de la calle Miguel Cid, cerca de La Imperdible. Solo tenía capacidad para 60 espectadores. Ahí estuvimos cinco años, hasta que ya no era viable para nuestra actividad y encontramos el emplazamiento actual, en la calle Sol, que había sido la Sala Talía, y después un café-teatro flamenco promovido por la Fundación Cristina Heeren, que ya no quería seguir con él.

¿Qué presupuesto y plantilla tiene hoy en día Sala Cero?

Somos 10 personas, entre administración, técnicos, taquilla, etc. Y todos en plantilla, no hay fijos discontinuos, al haber logrado tener programación durante 11 meses, incluidos julio y septiembre, en una sala con aforo para 175 espectadores. En agosto nos vamos todos de vacaciones: Nuestros ingresos son por taquilla, que es algo más del 70%, y por subvenciones públicas, que completan el presupuesto total, que suma unos 500.000 euros al año. Son pequeñas subvenciones del Ministerio de Cultura, de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Sevilla, y nos dan una estabilidad imprescindible para una sala teatral privada con gastos fijos altos que pagar consigamos o no vender muchas entradas. Esa ayuda también nos permite que las entradas no tengan un precio alto y sean asequibles para muchas personas.

«Hemos logrado ser una empresa cultural con plantilla estable y sin fijos discontinuos»
Elías Sevillano aparece en la imagen el segundo a la izquierda, en la puerta de la sala teatral La Fundición, junto a las plantillas de Sala Cero y La Fundición, los dos espacios escénicos que gestiona.

¿Qué criterios establecen las administraciones públicas para decidir esa ayuda?

El Ministerio de Cultura la enfoca a apoyar que incluyamos en la programación a compañías de tres comunidades autónomas que no sean la andaluza, así fomentan por toda España que se realicen giras. Y sufragan gastos de viaje, caché, publicidad. La Junta de Andalucía aplica algo parecido, para apoyar la inclusión de compañías de las demás provincias andaluzas. Y el Ayuntamiento de Sevilla tiene su línea de apoyo a la actividad de las salas.

Habitualmente, ¿cuál es el porcentaje de los ingresos por taquilla que perciben los artistas que actúan en Sala Cero?

Por lo general, el 60% es para la compañía que actúa y el 40% es para la sala. Asumiendo nosotros los costes de derechos de autor, de pago a las plataformas de ventas de entradas vía internet, etc. En alguna ocasión, el acuerdo es repartir los ingresos al 50% entre ambas partes.

¿Qué espectáculos son los más emblemáticos de la trayectoria de Sala Cero?

Los de Síndrome Clown. La primera vez que actuaron con nosotros fue en el año 2002, cuando aún estábamos en la sala pequeña de nuestros orígenes. Es la compañía con la que hemos tenido más relación, y su espectáculo 'Mejor es posible' es el más exitoso de nuestra programación si analizamos las dos décadas. Otro que significó muchísimo para 'Sala Cero' fue 'Estrella sublime'. Se estrenó en el 2001 y se repuso varias veces ya en la sala actual. Era la primera vez que se abordaba en un escenario teatral en Sevilla, y en clave de comedia, un argumento relacionado con la Virgen, que parecía un tema tabú. Funcionó muy bien, y no hubo problemas, era divertido, trataba con mucho respeto el tema de las imágenes religiosas. En la actualidad, el espectáculo que más tirón está teniendo es 'El asesino de la regañá'.

¿Qué segmentos sociales predominan como público?

Mujeres entre 45 y 60 años. Incluso cuando llegan grupos que han adquirido juntos sus entradas, siempre es mujer quien lidera al grupo para hablar con nosotros. El uso de las nuevas tecnologías nos ha permitido consolidarnos, relacionarnos mejor con el público y conocerlo. Fuimos en Sevilla el primer teatro con página web y con venta online de entradas.

¿Estar en pleno casco antiguo les favorece o les perjudica para la afluencia de espectadores que vivan en otros barrios o en el área metropolitana?

Formar parte del centro de la ciudad nos favorece, porque para mucha gente ir al centro forma parte de sus hábitos de ocio, compaginando la oferta cultural con la gastronómica. Tenemos gran número de espectadores que residen en el centro, pero también acude bastante gente que vive en el Aljarafe.

La creación de la plataforma Escenarios de Sevilla por parte de las salas teatrales privadas, como TNT Atalaya, Sala Cero, Teatro Távora, La Fundición, Platea Odeón Imperdible y Viento Sur, ¿qué logros ha materializado y qué objetivos no ha cumplido aún?

El asociacionismo es muy positivo, permitió entender que no éramos competencia unos respecto a otros, somos muy complementarios, con programaciones diversas. Lo que más nos ha unido es organizar el Festival de Teatro de Sevilla, el Fest. Echo en falta que esa unión se traslade también a la relación con las administraciones públicas. Porque hemos de afrontar juntos la fragilidad de la perspectiva que tenemos cada año, por la incertidumbre sobre si salen o no convocatorias de ayudas.

¿Por qué ha dado el paso para gestionar también Sala La Fundición?

Siempre he tenido la inquietud de programar en más espacios. Lo hicimos durante un año en el Teatro Quintero cuando asumió su gestión el productor de cine Gervasio Iglesias. Intentamos recuperar el Cervantes como teatro, hicimos un proyecto ambicioso para salvarlo, pero no salió adelante. En el caso de La Fundición, nos lo plantearon Javier y Pedro Alvarez Ossorio, y lo estudiamos con mucho cariño. Porque a esa sala no le habían ido bien las cosas en los últimos años, se había cambiado de dirección varias veces, y la pandemia covid ha sido un mazazo. Hemos aceptado gestionarla, tras hacer nuestras cuentas, sabiendo que no es fácil la situación económica, pero por encima de todo siendo consciente de que es un espacio estupendo, con muchas posibilidades, cubre un tipo de programación importante en Sevilla y me parece fundamental mantener activa La Fundición y lograr que sea sostenible económicamente. Hemos mantenido a cuatro personas, la mayor parte de su equipo.

¿Qué va a cambiar en su programación?

Tendrá su identidad propia, no será una Sala Cero bis.

La Fundición es un espacio de titularidad municipal, dentro del conjunto histórico de Casa de la Moneda.

Para asumir su gestión lo que hemos hecho es firmar un acuerdo con la asociación Ataes (Asociación de Amigos del Teatro y de las Artes Escénicas de Sevilla), es la entidad que tiene renovada la concesión municipal para usar La Fundición.

¿Adónde le gustaría llegar dentro de unos años?

Con respecto a La Fundición, necesita un gran relanzamiento, y tardará años en dar sus frutos. Con Sala Cero queremos potenciar las producciones y coproducciones de espectáculos, como se ha hecho en 'El crimen del palodú', '¿Y ahora qué?, o 'Tres cosas', y crecer más por esa vía.

¿Géneros como la danza, mediante espectáculos de pequeño formato, pueden tener más cabida?

Hemos hablado de los éxitos en taquilla, pero a lo largo de cada año en Sala Cero se representan muchos espectáculos de géneros diversos que tienen menos demanda por parte del público, y en taquilla son deficitarios, pero que hemos incluido porque también queremos dar cabida a propuestas que también forman parte de lo que se crea desde el sector cultural, y para eso usamos parte de las ayudas públicas, para darle su sitio a más disciplinas artísticas. A la inversa, y aunque podría favorecernos la sostenibilidad económica, no programamos algunos espectáculos muy populares y demandados en taquilla, pero que por su tipología no nos parecen acordes con nuestra línea de actividad. Respecto a la variedad de géneros, en Sala Cero damos cabida a la Orquesta de Mujeres Almaclara, con conciertos de música de cámara, y han tenido gran aceptación, con un público completamente distinto al de las actuaciones teatrales. En La Fundición, donde la danza ha tenido presencia habitualmente, queremos que siga siendo uno de los elementos distintivos de su programación.

¿Con los presupuestos que ustedes manejan, con salas de pequeño aforo, con entradas de precio módico, se puede vivir dignamente con lo que generan?

Sí, hemos querido siempre profesionalizar el sector cultural. Por eso en nuestra empresa no hay fijos discontinuos. Son salarios pequeños, pero los trabajadores tienen estabilidad. Aunque haya años en los que el balance registrara pérdidas. Mi salario también es modesto, y me siento a gusto con la vida que llevo, no tengo excesivas ambiciones en ese sentido.