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Actualizado: 05 ene 2023 / 12:36 h.
  • La ROSS inaugura el año con un concierto vibrante

Sevilla no tiene Kunsthistorisches, ni Palacio de Schönbrunn, y mucho menos Musikverein, en cuya Sala Dorada llevan ciento cincuenta y tres años interpretándose piezas de la familia Strauss. Sin embargo, a diferencia de Viena, fue capital del mundo durante el Siglo de Oro y sus calles inspiraron mitos como Don Juan, Carmen o el Barbero de Sevilla, los cuales les sirvieron a los más grandes compositores de la historia para obtener la inmortalidad. Por eso, aun aceptando que la ciudad austriaca es uno de los referentes mundiales en materia de música, poco o nada tiene que envidiarle Sevilla cuando se trata de ponerle color al mes más frío del calendario. La muestra está en que, desde hace un buen puñado de años, el Concierto de Año Nuevo de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla viene colgando el cartel de no hay billetes del mismo modo que el celebrado en el recinto que inauguró el emperador Francisco José en 1870. La principal diferencia radica en el programa —mucho más variado en el caso hispalense— y en las facilidades concedidas al público —las entradas son infinitamente más baratas y no se exige etiqueta—.

No obstante, al margen de las comparaciones, el del Maestranza es un concierto de los que hacen afición, lo cual es una grata noticia en unos tiempos inciertos para la lírica. La razón es la conexión con el respetable y el buen hacer de unos músicos que, desde hace lustros, son sinónimo de calidad. En esta ocasión liderados por Roberto Forés-Veses, director valenciano cuya trayectoria internacional le debe mucho al país vecino; y es que, además de dirigir a la Orchestre National d´Auvergne, el levantino ha grabado discos, participado en grandes festivales y realizado giras que le han hecho crecer y le han proporcionado reconocimiento dentro y fuera de Francia, la nación que le acogió. Como el obtenido tras dirigir ópera en el Teatro Regio de Turín (2008), o al ponerse al frente de la Orquesta de Valencia en el Palau de la Música (2021) —además de un gran director, Forés-Veses es profeta en su tierra—.

De ‘La Strada’ a ‘El cascanueces’

Lleno hasta la bandera, y con un ambiente de lo más festivo, el primer concierto de la ROSS de este 2023 arrancó con la suite de ‘La Strada’, banda sonora compuesta por el italiano Nino Rota para la película de Federico Fellini (1954). Una pieza que incluyó temas como ‘Nozze in Campagne’, ‘Il Circo’ o ‘Solitudine e pianto di Zampanò’, donde los espectadores pudieron evocar de manera vívida la cinta protagonizada por Anthony Quinn y Giulietta Masina. A esta partitura le siguieron las ‘Danzas Polovtsianas de El Príncipe Igor’, de Aleksandr Borodin —notables los solos— y la ‘Obertura El Barón Gitano’ de Johan Strauss Jr. —sabroso guiso austrohúngaro bien cocinado por toda la ROSS—.

A continuación, Roberto Forés-Veses —enérgico tras el gran ramo de flores que adornaba el escenario— se dirigió a sus músicos para dar inicio a la ‘Danza Húngara nº5, WoO 1’, popular composición de Johannes Brahms cuya carga exótica, netamente romántica, cautivó al público que abarrotaba el teatro. Sin solución de continuidad, y con un patio de butacas totalmente entregado, la ROSS interpretó otra pieza de altura, el muy navideño ‘Vals de las flores’ perteneciente al segundo acto del ballet ‘El cascanueces’, de Piotr Ilich Chaikóvski. En el mismo, el reino imaginado por Hoffmann se manifiesta en todo su esplendor, siendo recreado merced a la riqueza tímbrica de la orquesta —a destacar la cadencia del arpa y la melodía de barrido de las cuerdas—.

Clásicos del Año Nuevo

La conexión con el concierto vienés que pudimos disfrutar el pasado domingo por televisión se fraguó a través de tres nuevas piezas de Johann Strauss hijo —probablemente el mejor compositor de valses de todos los tiempos—: la ‘Polka, Op.373 «A la caza»’ —genial la aportación del músico con la escopeta— y la ‘Polka francesa, Op.336 «En el bosque de Krapfen»’ —con sonidos de pájaros incluidos—, siendo el celebérrimo vals ‘En el bello Danubio Azul’ la más aplaudida del conjunto. En todas ellas, la ROSS demostró por qué es una de las formaciones referentes de nuestro país y una razón más para que lo sevillanos luchen por ella.

Como no podía ser de otro modo, la propina llegó en forma de homenaje el patriarca de los Strauss; es decir, con la ‘Marcha Radetzky’ compuesta en 1848, que ya es un clásico del Año Nuevo en todo el planeta y que, como curiosidad, antecede a cada partido de fútbol de la selección austriaca. Como no podía ser de otra forma, Forés-Veses invitó a los espectadores a acompañar la melodía dando palmas; eso sí, con mucha más donosura que la desplegada por Franz Welser-Möst en la cita vienesa...