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Actualizado: 16 sep 2017 / 23:38 h.
  • Sonia Astacio y Carolina Montoya, componentes de compañía Milagros, caracterizadas como las azafatas de ‘Aerolíneas ibéricas’. / El Correo
    Sonia Astacio y Carolina Montoya, componentes de compañía Milagros, caracterizadas como las azafatas de ‘Aerolíneas ibéricas’. / El Correo

Son solo dos, pero han aprendido a multiplicarse. Sonia Astacio y Carolina Montoya, alma doble de la compañía Milagros, escriben, interpretan, dirigen y hasta producen los espectáculos que vienen presentando desde su creación como grupo estable en 2010. Su última propuesta, Aerolíneas Ibéricas, abre hoy temporada en Teatro Duque-La Imperdible en estreno absoluto. Una obra fresca y divertida en clave de comedia que, según afirman, «da una continuidad al trabajo que veníamos haciendo, y al mismo tiempo ofrece muchas sorpresas».

«Esta vez incluimos provocaciones al público, números musicales, temas políticos y reivindicativos, pero con una sutileza distinta de lo habitual, no en el mensaje, sino en la forma, con otro enfoque teatral. Está todo más cuidado, pero hemos intentado no perder la fuerza que caracteriza nuestros trabajos», afirma Carolina.

Lo que las actrices, convenientemente caracterizadas como azafatas, muestran en Aerolíneas Ibéricas, es «un viaje, un vuelo a Andorra que hace una aerolínea especializada en vuelos secretos a paraísos fiscales», explica Sonia Astacio. «Todo lo vemos a través de los ojos de dos azafatas, Azahara y Fátima, cada una de las cuales tiene también su historia», agrega.

Dicha mirada, matizan, no es exclusivamente femenina, o al menos no de forma constante a lo largo de la obra. «Somos mujeres y escribimos los textos, así que algo se tiene que notar. En la obra se toca, antes que nada, el tema de la corrupción, y en ese sentido los personajes podrían ser perfectamente azafatos. Pero luego se toca también el machismo, las relaciones sentimentales no compensadas, y ahí creemos que se trata de un enfoque muy femenino».

Ahora, al echar la vista atrás y comprobar el camino recorrido en estos siete años, con obras tan celebradas como No se llama copla, Sexapil o Un príncipe para Leonor, aseguran que «nos produce mucha emoción, estamos ilusionadas y contentas con el momento que estamos viviendo. Nuestros primeros espectáculos no tenían ni de lejos la repercusión que estamos teniendo ahora. La continuidad y la constancia se notan», dicen.

«Además, en esta ocasión hemos ganado en muchas cosas, la propuesta es más grande a todos los niveles. Hemos tenido la suerte de contar con la ayuda en la escenografía de Miguel García, en la iluminación de Nacho Buenaventura, en el vestuario de Paco Mora y Verónica Montoya, en la coreografía con Baldo Ruiz y por primera vez hemos contado con la dirección técnica de Selu Fernández», enumeran.

¿Cómo surge un texto como el de Aerolíneas ibéricas? «Nos sentamos unos cuantos días y hacemos lluvia de ideas, preguntándonos sobre todo dónde queremos situar al espectador. Al principio pensamos que podía ser un juicio, pero nos decantamos por el avión. Luego toca escribir muchas horas y pedir opinión», dice Sonia.

Para Carolina, «siempre hemos trabajado la comedia, y nos apoyamos mucho en el gusto por interactuar con el espectador y en la improvisación. Reivindicamos mucho un teatro atento a la actualidad, que se ocupe de la realidad social, política y económica del momento. Nos ayuda tanto lo que leemos en los periódicos y se ve en los telediarios como lo que ocurre en la calle, pero que en cambio nunca sale en las noticias».

Un teatro, en definitiva, que se resiste a ser simple entertaiment y que en cambio aspira a agitar conciencias y, por qué no, a cambiar algunas cosas que no les gustan del entorno más cercano. «Creemos que la cultura es muy importante en los tiempos que corren, no solo como entretenimiento. Es un vehículo para dejar tu opinión, crear conciencia y que la gente le dé vueltas a temas que son preocupantes o importantes. También hemos pensado siempre que para ello el mejor lenguaje es el de la comedia, así el choque es más impactante y tus mensajes entran mejor. A nivel cultural, defendemos que es más importante que obra contenga una reivindicación, sea desde la posición que sea, pero sin censura, con absoluta libertad de expresión», aseguran.

Cuando se les pregunta qué es lo que más les cuesta sacar adelante cuando se embarcan en un proyecto de estas características, no dudan en decir: «el hecho de llevarlo todo para adelante. Aunque mucha gente nos ayuda ahora, tienes que tomar decisiones constantemente», explican. «Por otra parte, una de las dos suma mejor a la hora de llevar la contabilidad, y la otra es mejor en redes, de modo que nos complementamos».

Sobre el azote de la crisis, que tan duramente se ha abatido sobre los escenarios en los últimos años, dicen que «de hecho empezamos cuando nos quedamos sin trabajo en otras compañías, pero en estas circunstancias nos volvemos más supervivientes y sale lo mejor de todos nosotros, se activa la creatividad».

Sobre la situación en Sevilla, afirman que «el problema es quedarnos sin salas. La Imperdible va a cerrar, quedan sala Cero y La Fundición, y eso hace casi imposible actuar en la ciudad donde trabajas. A nosotras, que nos ha costado la propia vida acceder a estos espacios, ya nos encontramos con el cierre de la Fli y ahora esto».

La obra Aerolíneas ibéricas se representará los viernes, sábados y domingos hasta el 8 de octubre. «Que el público traiga bragas de repuesto, porque se van a mear de la risa», advierten.