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Actualizado: 14 ene 2022 / 18:24 h.
  • Un lago de los cisnes de cuento

Aunque ha sido representado por innumerables compañías, ‘El lago de los cisnes’ es un ballet repleto de dificultades. De ahí que cada nueva propuesta suponga todo un reto, sobre todo si, como es el caso, su director se propone un margen de libertad en el montaje. Pero a la vista del resultado puede decirse que Ben Van Cauwenbergh ha superado el reto con creces con esta nueva versión de final feliz que le imprime un cierto aire de cuento.

La historia gira en torno a la lucha entre el bien y el mal, entre la fidelidad y traición, entre el amor, la magia y las fuerzas sobrenaturales. Y en esta nueva versión gana el amor con diferencia, hasta el punto de que los amantes, al final, viven felices y comen perdices.

En el primer acto Ben Van Cauwenbergh se ha permitido algunas licencias con respecto a la coreografía original de Marius Petipa y Lev Ivanov, otorgando un mayor lucimiento a los números corales y dotando a los personajes de un perfil más cortesano, lo que en cierta manera emborrona un tanto la dramaturgia, que acaba resultando algo confusa en el segundo acto.

Pero en cuanto los cisnes entran en escena y reproducen sus típicos arabescos, la danza nos remite al ballet original y el cuerpo de baile encandila al público, que no dejó de aplaudir al final de cada número, sobre todo en el tercer acto, cuando los bailarines se lucen con los pases a dos que representan los bailes folclóricos.

Mika Yoneyama nos brinda un brillante interpretación, repleta de matices, en su doble papel de Odette y Odile, al igual que Artem Sorochan, el Príncipe Sigfrido, quien nos sorprende con unos portes impecables y una encomiable delicadeza en los saltos y las piruetas Aunque quien de verdad se luce saltando es Wataru Shimizu, el amigo del protagonista, con unas piruetas oblicuas increíbles.

La puesta en escena reproduce un espacio tan sugerente como imponente, reforzado por el sugerente audiovisual que preside las transiciones. Y como era de esperar, la interpretación en directo de nuestra Real Orquesta Sinfónica hizo los honores a la música de Chaikovski, hasta el punto de que, en algunos pasajes, adquirió un singular protagonismo.

Lugar: Teatro Maestranza, 12 de enero

Compañía: Aalto Ballet Essen.

Coreografía: Ben Van Cauwenbergh según Marius Petipa y Lev Ivanov.

Director general: Ben Van Cauwenbergh.

Música: Chaikovski. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

Dirección musical: Wolfram-Maria Märtig

Intérpretes: Odette/Odile: Mika Yoneyama. El príncipe Sigfrido: Artem Sorochan. Benno (amigo de Sigfrido): Wataru Shimizu. Rothbart: Moisés León Noriega: La Reina: Yulia Tsoi. Maestro de ceremonias: Harry Simmons

Calificación: ****

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