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Actualizado: 24 jun 2022 / 08:04 h.
  • Una década del adiós a Miki Roqué

Parece tan mentira como cuando en marzo de 2011, el doctor Calero reunió a la plantilla del Real Betis Balompié para anunciarles que su compañero Miki Roqué padecía de un tumor maligno en la pelvis; tan mentira como cuando, 15 meses después, se conoció la noticia de que aquel luchador nato no había podido con el cáncer. Parece mentira, sí, pero hace ya diez años.

El catalán Miquel Roque´Farrero (1988-2012) se había formado en las categorías inferiores del Lleida y salió tan joven de nuestro país para integrarse en el Liverpool de Rafa Benítez, que fue el jugador más joven de la historia en debutar con el equipo inglés en un partido de la Liga de Campeones. Lo hizo ante el Galatasaray con 17 años. Nadie podía haber aventurado entonces que la carrera de Miki, a pesar de tener altos y bajos pero sobre todo mucho futuro porque era un central de lo más elegante en el terreno de juego, iba a durarle apenas seis años porque el maldito cáncer iba a ser más fuerte que sus ganas de vivir. El Liverpool lo cedió al poco tiempo y el jugador catalán pasó por el Xerez y por el Cartagena antes de que aterrizara en el Betis en aquella temporada 2009-2010 en la que Pepe Mel lo hizo debutar en Segunda División.

Abandonó el terreno de juego para curarse, después de que Piqué y Puyol, dos grandes amigos del Barça, le ayudaran a buscar médico en Barcelona. Sus fans pudieron conocer entonces su pasión por la música y otros perfiles personales que nada tenían que ver el balón. El 24 de mayo de 2011 fue operado con éxito en la clínica Dexeus de Barcelona y se refugió en su Lérida natal al cuidado de su familia. El 14 de enero de 2012, Miki reapareció con el Betis en un partido ante el Barcelona en la ciudad condal, y ya no había rivalidades que valieran, sino que el deseo de su recuperación se había convertido en un clamor que atravesaba aficiones.

Pero un pudo ser. Tal día como hoy de 2012, Miki dejó de ser un jugador retirado por problemas de salud para convertirse en leyenda viva para siempre. José María del Nido, entonces presidente del Sevilla FC, mandó enseguida un mensaje de dolorida consternación. Vicente del Bosque, en aquel momento seleccionador nacional, hizo lo propio desde Polonia.

Los primeros días de julio de aquel año fueron de continuos homenajes para consolidar la leyenda. El día 1, Pepe Reina lució la camiseta con el número 26 del jugador después de que España ganara la Eurocopa. La Selección Española le dedicó el galardón. Al día siguiente, el Betis retiró el dorsal 26 en su honor. Y, desde entonces, en el minuto 26 de cada partido afloraron unos cánticos que se han convertido en la digna elegía que lo mantiene vivo sin embargo. El día 3, el campo se inundó de béticos para asistir a una misa por Miki que se celebró en el propio Benito Villamarín. El alma de Miki estaba definitivamente viva y hoy, una década después, no solo lo saben los béticos.