“Nunca le vendas nada a nadie que no comprarías para ti mismo”. Bajo este pensamiento se empezó a cocer lentamente un sueño que brota, en 1993, desde un rincón humilde de la calle Feria. Con paciencia, visión y calidad, Antonio Fagundo, CEO de Masaltos.com, ha sido capaz de consagrar el éxito de una idea emanada en casa de sus padres: hacer más altos a los hombres de todo el mundo.
Fruto de una lesión sufrida por su padre y de ese terso azar que acompaña a todo buen trabajador, el sendero de esta corporación se abrió camino hacia un crecimiento desmedido, estrictamente en todos los sentidos. Permitir aumentar en estatura a un hombre en 7 centímetros, expandirse económicamente a gran escala por toda Europa y sumergirse en el mercado japonés, así como tener las miras puestas en infiltrarse en la mismísima China, convierte a Masaltos.com y su equipo en un auténtico paladín del mercado empresarial español.
Mucho ha llovido desde los primeros 70 pares de zapatos vendidos durante el primer año de vida de dicha empresa. Parafraseando a Napoléon Bonaparte con su frase “dejad dormir al dragón”, Fagundo cuenta a El Correo de Andalucía, de una forma tan sentimental como pasional, los entresijos de su actual negocio y su clara y evidente vocación internacional, que, de la mano de la perseverancia, la ambición y la pasión profesional, articulan a un producto cuya demanda y éxito bebe de una premisa básica, a la par que esencial: aquello que es bueno y merece la pena de veras, termina encontrando su eco en la sociedad.
En su aval, Antonio Fagundo cuenta, hasta la fecha, con el nombramiento como uno de los 10 mejores CEOs digitales de España por Ecommerce Awards 2017. En 2019, recibió el Premio Nacional al Relevo Generacional, otorgado por la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (CEAJE), por la transición de la empresa familiar hacia la segunda generación.
Más de 25 años dando altura a los hombres del mundo. Cuéntanos tus inicios...
Los inicios de Masaltos.com son muy bonitos. Están vinculados al sueño que tuvieron mis padres de hacer más altos a los hombres de todo el mundo. Veo muchas personas empezando sus negocios hoy día y veo en ellos el reflejo de mis padres, la constancia, la autoformación, la ilusión, los primeros pedidos... Es una sensación maravillosa.
Mis padres iniciaron este negocio en 1993 por una serendipia, buscando unos zapatos ortopédicos para curar una lesión de mi padre. El zapato con alzas de Masaltos.com es una evolución del zapato ortopédico, innovado y mejorado. El diseño del zapato, que te hace crecer de estatura 7 cm es lo que permitió a mi padre curarse de su lesión.
Como tal, los inicios fueron duros. El primer año vendimos 70 pares de zapatos con alzas. El segundo año nos lanzamos al océano de internet e invertimos todo lo que teníamos. Dos años después, gracias a esa página web, recibimos nuestro primer pedido de Dinamarca y comenzó la internacionalización de Masaltos.com.
La visión empresarial de Masaltos.com apuesta por...
Masaltos.com tiene muchos valores, inculcados por sus fundadores y continuados por la segunda generación que estamos al frente de la compañía. De todos esos valores destacamos cuatro.
Privacidad. Nuestro zapato es un producto muy ligado a la esfera personal de nuestro cliente. Un zapato, normal y corriente a la vista, que oculta un pequeño gran secreto: te hace parecer siete centímetros más alto sin que nadie sepa cómo. Ahí está el éxito, en que nadie perciba nada desde el exterior, por eso nuestros envíos no tienen ningún tipo de distintivo exterior.
Calidad. Otra de las máximas de nuestra empresa es “nunca le vendas nada a nadie que no comprarías para ti mismo”. Vender un producto de calidad nos permite coleccionar clientes y ganarnos su confianza para que vuelva a comprarnos. Vender un producto de baja calidad solo permite coleccionar problemas.
Servicio. Entendemos el servicio como la atención al cliente y el servicio de entrega. Atendemos al público en nueve idiomas diferentes y eso permite que el cliente pueda hablarnos con total confianza en su lengua materna. Con el servicio de entrega no partimos peras, entregamos en España, Unión Europea y costa este de Estados Unidos en 24 horas. Si quieres ser uno de los mejores, tienes que hacer esto. Los grandes lo hacen.
Y, por último, constancia. Todo lo anterior no vale para nada si no eres constante porque la cuestión no es vender un producto, sino procurar que tu cliente vuelva y compre otra vez.
Vuestro fuerte reside en el comercio digital...
La verdad es que Masaltos.com nació con una vocación claramente internacional y eso nos lo dio el comercio electrónico. Aunque cuando empezamos en internet en 1994 todavía no existía el comercio electrónico, al menos como lo conocemos ahora, sí es verdad que nos permitió que hubiera personas del extranjero que nos localizaran.
Todo se lo debemos al comercio electrónico. Es verdad que siempre nos han explicado que con una página web puedes vender productos en Australia, pero lo cierto es que eso no es nada fácil. De hecho, es muy difícil y hay muchísimo trabajo detrás. Tener un buen equipo, dar un buen servicio, posicionar la página web, hacer marketing online... son muchas acciones que debemos llevar hacia adelante para que todo salga bien.
La verdad es que Masaltos.com siempre ha ido paso a paso. Abrimos aquella primera web en 1994, vendimos nuestro primer zapato online en 1996, nos transformamos al comercio electrónico en 2000, nos integramos en Amazon en 2008, firmamos una alianza con una empresa japonesa para distribuir nuestros zapatos en el país nipón en 2015, integramos el pago con huella dactilar en 2018... Es un largo recorrido.
Hoy nos gusta decir que, con mucho trabajo, una tienda en la calle Feria 4 de Sevilla, un ordenador y un equipo fantástico de personas hemos vendido zapatos con alzas en más de 120 países de los 5 continentes, exportando el 70% de nuestra producción y atendiendo al público en 9 idiomas diferentes, habiéndonos convertido en uno de los referentes del comercio electrónico de este país. Supongo que nadie hubiera imaginado esto cuando empezamos allá por 1993.