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Actualizado: 19 may 2018 / 20:41 h.
  • Carlos Yaque, en la sede de su empresa en el polígono Navisa. / Jesús Barrera
    Carlos Yaque, en la sede de su empresa en el polígono Navisa. / Jesús Barrera Nicol Jiménez

sevilla

¿Cuándo nació Sevilla de Embalaje?

—Fundé la empresa en 2013. Venía de una empresa familiar del mismo sector, pero la crisis la atacó muy fuerte y tuvo que cerrar. Yo decidí continuar y monté mi empresa empezando de cero. En cinco años hemos ampliado las instalaciones y cada vez hacemos más cosas.

¿Qué fabrican?

—Bolsas de papel para boutiques, para panadería, bolsas de plástico y biodegradables para cualquier sector, ya sea para alimentación o farmacias, papel de alimentación, que es el que usa la charcutería y carnicería, bobinas de papel regalo, bandejas de pastelería, etcétera.

¿Venden fuera de España?

—No es normal vender fuera de España pero estamos exportando a Sudamérica. Estamos allí trabajando con una cadena de bocadillos que es líder en Ecuador y le servimos todas sus bolsas para bocadillos. Pero no es algo que hayamos buscado. Ellos contactaron con nosotros. Trabajamos con muchos distribuidores en toda España y tocamos también clientes finales, como Spar, Supermercados MAS, Polvillo, La Parra, etcétera. Y tenemos una importante cartera de farmacias, a las que les damos un servicio prácticamente de 24 horas.

¿Tiene plan de expansión o la intención de introducirse en algún nuevo sector?

—Apostamos muy fuerte por el sector farmacéutico. Entrar en otro país lo veo difícil por la complejidad logística que conlleva al estar en el sur de España. Nuestro producto se encarece mucho con el transporte.

¿Cuánto representan las ventas en Andalucía?

—Nuestro mercado es nacional, si bien donde estamos más implantados y tenemos más capacidad comercial es en Andalucía, aunque vendemos en todo el país. De la facturación, las ventas en la comunidad andaluza pueden representar el 80 por ciento.

¿Cuántas bolsas pueden fabricar al año?

—En bolsas de papel podemos estar en unos cuatro millones, de biodegradables puede ser un millón. De plástico hacemos, pero a demanda.

Por fin salió el decreto que prohibirá dar bolsas de plásticos gratis en todos los establecimientos.

—Tenemos que tener más conciencia ecológica. El decreto ley debía haber entrado en vigor a principio de año, pero se ha aprobado el pasado viernes. Dijeron marzo, luego junio... Se trata de que se consuma menos plástico. Nosotros llevamos ya años intentando concienciar a nuestros clientes para que consuman menos plástico, que poco a poco vayan al papel. Pero para algunos tipos de negocios es fácil y para otros, no tanto. Un medicamento se puede meter en una bolsa de papel, pero alguna herramienta pesada de ferretería, no. La única alternativa es una bolsa de papel mucho más cara o que nos permitan dar una bolsa biodegradable que no haya que cobrar al cliente. Por ahí van los tiros. Esperemos que sea así.

A partir del 1 de julio se han de cobrar todas las bolsas, salvo las muy ligeras y las gruesas recicladas, y, a partir de 2021, se prohíben las de plástico ligeras y muy ligeras salvo las compostables.

—Sí, las ligeras y muy ligeras son muy finas, aquellas contenedoras de alimento, por ejemplo, las que se usa en frutería o en los productos a granel. Pero a partir de 2021 también se tendrán que cobrar. La mayoría costará entre 5 y 10 céntimos, es lo que se dice. A partir de 2020, además, las bolsas gruesas deben contener al menos un 50 por ciento de plástico reciclado y se prohíben las de plástico fragmentable, según el primer vistazo al decreto.

Las grandes superficies ya cobran, pero los pequeños negocios, no.

—Es que a quien se lleva un medicamento subvencionado que vale muy poco no le puedes cobrar una bolsa. De ahí la alternativa del papel.

¿El retraso en la normativa causó perjuicios?

—Creó desconcierto. Desde hace año y medio empezamos a trazar un camino para nuestros clientes. Estábamos en un limbo porque no salía la normativa.

¿Y el precio del papel?

—Las papeleras están subiendo el precio de la materia prima, precisamente por esta lucha contra el plástico. Al haber más demanda de papel, las papeleras, que son pocas, suben el precio. Pero en España este sector está bien repartido, es limpio, no hay mucha guerra.

¿Cree que en esta lucha medioambiental se puso el acento en exceso en la bolsa de plástico?

—Hay 50.000 empresas europeas que viven de ello y genera 1,6 millones de puestos de trabajo. Todos tenemos que tener más conciencia ecológica, pero tenemos que tener en cuenta que en el carro de la compra hay mucho plástico. La bolsa la han cogido como la punta del iceberg. Hay que ver cómo atacar el plástico. Y es un tema de educación, la botella de Coca Cola no llega sola al mar. Hay que concienciar en todos los sectores.

¿Cómo evolucionó su facturación durante estos años y qué previsión tiene para 2018?

—Hemos registrado un crecimiento muy fuerte. Este año, hasta mayo, hemos registrado un 25 por ciento de crecimiento respecto al año pasado. La previsión es rozar en 2018 el millón de euros.

¿Cuánto facturó en 2017 y a qué se debe su crecimiento?

—Alrededor de 780.000 euros. Este crecimiento se debe a la gran labor que están haciendo los comerciales en la calle y a que nuestras bolsas se ven. El boca a boca hace mucho cuando el producto está en la calle y funciona. Creo que somos bastantes competitivos en precio y tenemos una capacidad de reacción muy buena en fábrica. Somos muy rápidos en el servicio. Los clientes intentan tener el menor estocaje posible y cuando hacen un pedido lo quieren cuanto antes. A Sevillana de Embalaje nos diferencia precisamente eso, la rapidez con la que nos movemos y la capacidad de personalización y de hacer lo que el cliente nos pide.