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Actualizado: 05 ene 2018 / 18:53 h.
  • El cielo se alió con Sus Majestades en Las Cabezas de San Juan
    Las carrozas repartieron ilusión con una hora de adelanto en Las Cabezas de San Juan. / A.R.
  • El cielo se alió con Sus Majestades en Las Cabezas de San Juan
    El Rey Melchor se despachó a gusto lanzando balones y golosinas. / A.R.

En la Plaza de los Mártires, centro neurálgico de todo lo fundamental en Las Cabezas de San Juan, niños, adultos y hasta reyes sopesaban ayer que ni las polémicas de la víspera por el adelanto o no de la cabalgata ni las falsas amenazas de diluvio habían merecido la pena llegada la hora de la Ilusión. No solo porque el cielo permanecía tan suavemente encapotado como el día anterior, sino porque a pesar de que las principales páginas meteorológicas daban ya apenas una chispa de agua, en realidad no caía ni una gota.

La comisión organizadora –integrada por el equipo de gobierno, los representantes de las 12 carrozas, la Policía Local y la Protección Civil– había decidido el día anterior adelantar toda la programación una hora simplemente, de modo que se respetase el 5 de enero como día de la cabalgata con la salvedad de que la comitiva saliese a las tres de la tarde desde la plaza de la Constitución y no a las cuatro, como suele ocurrir. El alcalde, Francisco José Toajas (PSOE), se había visto obligado a dar un mensaje de sosiego en redes sociales, pues el ambiente «se había encrespado demasiado», reconocían algunas vecinas mientras se agachaban en la avenida Blas Infante para cogerles caramelos a sus nietos. «Pero la polémica ha sido más por atacar al alcalde que por otra cosa; se ha llegado a decir que somos un pueblo pasivo o que no tenemos pediatra, cosas que nada tienen que ver». «Todos tenemos derecho a expresarnos, por supuesto. Pero los que tenemos la responsabilidad de tomar decisiones, tenemos la obligación de sopesar todas las circunstancias, tener en cuenta todos los intereses, considerar pros y contras, y sobre todo, por encima de todo, velar por la seguridad de las personas que participan en actividades en la vía pública organizadas o coorganizadas por el Ayuntamiento», se excusó el regidor, que ayer, tras el Mensaje de Paz de sus Majestades minutos antes de que comenzara la cabalgata, llamó a la lluvia «una vez que pase la fiesta, porque también nuestros campos están muy necesitados de ella».

Muchos cabeceños pretendían imitar a pueblos vecinos como Los Palacios o Dos Hermanas, que habían adelantado un día sus Cabalgatas. Pero la indisponibilidad de Protección Civil, tractoristas o músicos para el día 4 desaconsejaba el cambio. «No podemos perder de vista que el objetivo principal es que los niños de Las Cabezas tengan la mejor Cabalgata posible», insistió Toajas. Y tuvo suerte, o el cielo se alió con sus Majestades definitivamente, porque en la Avenida o por la céntrica calle Ancha, al principio del recorrido, la muchedumbre llenaba ya las calles alucinada con la fantasía de las carrozas y los regalos que llovían de ellas, ajena por completo a las polémicas. Se cumplió, desde luego, el mensaje esperanzado del concejal de Festejos palaciego, Juan Manuel Bernal Cecilia, la noche anterior, cuando al recogerse su cabalgata deseó «que el 5 de enero no caiga ni una lágrima del cielo», pensando en otros municipios.

La cabalgata cabeceña gana cada año en majestuosidad gracias a la colaboración sistemática de tantos vecinos, agrupaciones y asociaciones que la sienten como propia. No en vano, hermandades como la de Nuestra Padre Jesús Cautivo o la del Rocío se implican a fondo en la confección de sus respectivas carrozas, y muchos colaboradores de las carrozas de Sus Majestades de Oriente o del Cartero Real estuvieron trabajando hasta última hora. Precisamente esta última, con su gran unicornio, hacía de las delicias de todos por donde pasaba.

El Consistorio había repartido entre las carrozas, más allá de los codiciados 8.000 balones, más de 4.000 kilos de caramelos, gominolas y masticables, al margen de 50.000 bolsas que contenían gusanitos, frutos secos, patatas, palomitas y arroz inflado.