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Actualizado: 06 ago 2022 / 04:00 h.
  • Lionel Messi con el FC Barcelona.
    Lionel Messi con el FC Barcelona.

Como se ha visto, la historia del fútbol tiene varias etapas, y hay elementos que, por sencillos que sean, facilitan el cambio de una a otra. El momento en el que Real Madrid marca un gol saliendo a la contra que le hace ganar un título y adoptar esa forma de jugar, la llamada del director técnico del Milán en 1985 a un tal Arrigo Sacchi para que dirija a su equipo, o el “sí” para fichar a un jugador. Incluso la adopción de ciertas reglas.

Hay un capítulo fundamental: el cambio de la norma de las cesiones. Fue aplicado por primera vez en las olimpiadas de Barcelona 92’, porque en el mundial del 90’ había equipos que, cuando iban ganando, lo hacían para perder tiempo (antes, el portero podía cogerla con las manos, dentro del área, si se la pasaba un compañero). El cambio a la actual forma obliga a que el portero sepa jugar mejor el balón con los pies, a que se pueda presionar más arriba, a que los centrales también tengan mejor juego con los pies... Con esa “tontería”, se está cambiando el modo de jugar e incluso las características de los propios jugadores. Detalles pequeños que provocan grandes resultados.

Y gracias a esos detalles pequeños, una expedición del Real Madrid CF viajó a Argentina para fichar al notable jugador de Millonarios, Alfredo di Stéfano; el FC Barcelona puso una suculenta oferta al Ajax para llevarse a su estrella, Johan Cruyff; el presidente del Nápoles aprovechó el rifirrafe entre el Barça y Maradona para atar al astro argentino; o la cantera del club culé decidió fichar a un infantil de Newell’s llamado Leo.

Exacto, toca hablar de lo más importante. De los protagonistas de la película. Nunca hay que olvidar que el fútbol es de los futbolistas.

Alfredo Di Stéfano, Johan Cruyff, Diego Armando Maradona y Leonel Messi son los jugadores, para los partícipes de este reportaje, más influyentes, en todos los sentidos, de la historia del fútbol. Primero, para los resultados de sus equipos y el palmarés de su club; segundo, para el fútbol general y generaciones venideras; y tercero, para el rival, forzando la creación de nuevas y trabajadas fórmulas (muchas veces, desbaratadas por ellos mismos), para pararles. Futbolistas que no tienen posición fija, que abarcan todo el campo, que son libres en el verde y reciben “carta blanca” para crear. Partiendo de todo lo que son (o han sido) y han logrado, ¿En qué posición se debería decir que juegan?

Los cuatro periodistas y analistas deportivos a los que se le hizo esta pregunta respondieron con la misma idea: no se les puede ni se les debe encorsetar en una sola posición.

Adrián Blanco se refiere a la (in)justicia. “Seríamos injustos con ellos mismos y con los compañeros que compartan su posición. Si decimos que Messi es extremo, hundimos al resto de extremos, porque nadie ha hecho lo que ha hecho Messi. Pero a la vez, también seríamos injustos con Leo, porque él no es sólo un extremo. Del mismo modo te lo digo con los demás”.

Adrián comparte una curiosa reflexión: “a mí me gusta diferenciar entre ‘jugador’ y ‘futbolista’. El jugador tiene un componente más lúdico, alguien que se lo pasa bien jugando, al que tienes que dar libertad. Al futbolista lo podemos encuadrar en algo más completo, responsable en ciertas tareas. Estos cuatro son los más claros ejemplos de jugadores”. “Maradona era un alma libre, abarcaba todo el frente de ataque, era un jugador que, de verdad, se echaba el equipo a la espalda. Le veías aparecer en zona de gol, bajar a campo propio a tirar una pared para sacar el balón, ir a robar para armar una contra... Ha sido, para mí, el jugador que más ha entendido el fútbol. Teniendo las condiciones para brillar siempre en lo individual, las ponía al servicio del colectivo, y fíjate lo que llegó a brillar de forma individual. Maradona ha sido caso aparte”, alaba Alberto López Frau, quien se refiere también a Di Stéfano como un jugador del estilo, que recibía en campo propio y llegaba hasta área rival varias veces por partido.

En cuanto a Messi, reconoce que, en el fútbol moderno, el entrenador que más acertó con él fue Guardiola, que le colocó en la posición de falso 9 en el Barça y, desde ahí, distraía un poco la atención del rival, bajaba para jugar con mucha libertad y aparecía en zona de definición.

“Messi tenía vía libre para poder ir a recibir en las zonas que fueran más favorables para él, en base a un con-sin un Balón de Oro. “También, los que somos más futboleros recordaremos jugadores como Juan Román Riquelme o Pablo Aimar como unos genios, sin tener balones de oro o sin levantar Champions... Son futbolistas considerados como los mejores, aunque no se lleven el reconocimiento. También hay jugadores que han tenido la mala suerte de coincidir en la época de Cristiano y Messi, y que se van a retirar o se han retirado ya sin premios que, seguramente, en otra época, se hubieran llevado”.

Irati Prat, sin embargo, quita peso a los galardones individuales como el Balón de Oro, pero le da importancia al hecho da trascender, cosa que se consigue ganando. “Cada vez que aparece el tema del Balón de Oro y demás, lo suelo coger mucho con pinzas, no me gusta mucho, porque, al final, es opinión de gente. Y sí, muchos están dentro del mundo del fútbol (entrenadores, jugadores, futbolistas...) pero, aunque una opinión puede, generalmente, ser más válida que otra, también puede que no lo sea. Cualquier opinión (dentro del fútbol) no tiene siempre porqué tomarse en cuenta”. Por lo tanto, ve fundamental el hecho de trascender, de ganar. “Hay futbolistas de los que se decía que eran tremendamente buenos, como Garrincha, Trinche Carlovich, Mágico Díaz... Pero que, como no ganaron tanto como otros, quedaban en un segundo plano y hay mucha gente que no lo conoce, no han sido tan mediáticos. Al final, yo creo que todo va, como siempre, a través de ganar, si no ganas, no acabas trascendiendo”.

Álex Delmas distingue dos criterios bien diferenciados. El primero, comparar el futbolista por tiempo y demarcación: con jugadores contemporáneos y de su misma posición. “Si hablamos de un portero, por ejemplo, hay que compararlo con los porteros de su época”. El segundo, cuántas diferencias marca, algo, en su opinión, más difícil de encontrar. “Al final, el fútbol se acaba definiendo por quién marca más goles y quién encaja menos. Entonces, los jugadores que generan ocasiones de gol, que marcan, que deciden partidos... Son muy pocos. Podemos encontrar futbolistas muy virtuosos con el balón, grandes regateadores, de muchísima calidad, pero que tengan un peso relativo en el partido. Por otro lado, están los del estilo Messi, Di Stéfano, Cruyff... Que técnicamente no hacían ninguna filigrana, pero sí tenían peso en el partido”.

Paco Mariscal, al igual que con los entrenadores, no puede disociar los números a la hora de referirse a los mejores jugadores, pero no se olvida del factor humano. “Sabremos por qué se habla de un jugador dentro de 20 años gracias a la estadística: lo ha ganado todo, metió 250 goles, no falló un pase en 40 partidos... Al final, eso hay que mirarlo”. Pero opina que también hay que observar al jugador y haberlo visto para saber por qué era tan bueno. Y ahí, según él, influyen muchos otros elementos, como el carácter, la personalidad o la capacidad de adaptación.

“Un ejemplo clarísimo es Cristiano Ronaldo. Puede gustar más o menos, pero si obviamos sus datos y títulos, es un tipo que salió con 16 años de Portugal y no le pesó, llegó a Mánchester y la rompió, llegó a Madrid y qué te voy a contar, en Turín siguió marcando y tirando de galones y personalidad, volvió a Manchester y en el peor United de los últimos veinte años también está adaptado... Creo que para nombrar a los mejores del mundo hay que mirar muchos parámetros y la personalidad, el carácter, la madurez futbolística, la regularidad, constancia... El factor humano también pesa bastante”.

Otro punto importante a tener en cuenta cuando se habla de jugadores de talla mundial es la manera de entrenarlos. ¿Cómo se dirige a un empleado que es de los mejores del mundo haciendo su trabajo? Dirigir a alguien de la talla de Cristiano Ronaldo, Messi o Pelé puede verse como un arma de doble filo, muy ligado, en ocasiones, con la personalidad de dicho jugador. “Imagino que entrenar jugadores así te debe exigir, sobre todo, la adecuación de la idea a su personalidad y talento.

Para mí es incluso más difícil entrenar al talentoso, porque lo debes mejorar en cosas que sólo él domina, y a la vez debes respetar su juego y talento para asentarlo del todo al servicio del equipo”, comenta el técnico Albert Ballesteros. Por suerte o por desgracia, no todos los futbolistas son Di Stéfano, Cruyff,

cepto que es muy simple pero que, tanto en el fútbol de antes como en el de ahora, sigue siendo vigente: hacer llegar el balón a tu jugador más bueno”, admira Álex Delmas.

Al rival se refiere, en esta ocasión, Irati Prat, algo que, Leo Messi celebra un gol, ¿Cuántos del argentino se habrá llevado el cielo del Cap Nou? Fuente: RTVE.

Maradona o Messi. Por eso, y más que hablar de nombres propios (pues son muchos los que se pueden quedar atrás), se hará referencia a posiciones específicas. ¿Qué posiciones hay en el fútbol?, ¿Cómo han evolucionado?, ¿Qué son ahora?, muchas veces, no se tiene en cuenta. Atarlos a una esquina del campo, a un puesto determinado, es hacerle un trabajo más sencillo al rival, porque va a saber dónde está siempre y será más fácil de marcar. Por lo tanto, lo mejor es que tengan esa libertad, porque ellos mismos, a través de su estilo de juego, calidad o personalidad, lo demandan”.

Paco Mariscal, aunque coincida en la opinión de otorgarles libertad, matiza un poco la idea según el contexto en el que se encuentre. “Di Stéfano, Maradona o Cuyff, son jugadores que, por época y por edad, jugaron un fútbol de más anarquía posicional. Yo creo que es correcto, hay que darles libertad, pero ahora sería imposible darle toda la que se les daba en los 60’, 70’, 80’, porque el fútbol ha evolucionado hacia muchísima más táctica, necesidad de hacer muchas cosas, cubrir espacios, mirar mucho más al rival y de intentar anularlo, y, para ello, todos los jugadores tienen que ocupar cierto espacio con y sin balón”. Pone el ejemplo de Leo Messi, que, por la época que le ha tocado, es un jugador que, aunque ha tenido mucha libertad, una temporada ha jugado más de extremo derecho, otra ha jugado más de media punta, falso 9... “Podemos marcar una línea sobre en qué posición jugó más cada año, más allá de que luego él, con la pelota, sea diferente”.

Al igual que con los directores técnicos, estos jugadores son los que han hecho que, a base de calidad, al escucharlos, se piense que son de los mejores. Y, aunque parezca obvio, ¿En qué hay que basarse para elevar a un jugador al estatus de “entre los mejores del mundo”? “Aquí sí que hay más consenso en cuanto a que los mejores son los que más títulos y reconocimientos individuales tienen”, afirma Adrián Blanco. Aunque también admite ser verdad que, en los últimos años, los premios individuales se han convertido en algo de difícil comprensión. El ejemplo que pone es el de Thibaut Courtois, que no aparece en las listas de los mejores porteros de la actualidad, o el de Robert Lewandowski, que, a su parecer, se retirará

nes dentro del campo han aparecido con el paso de los años y cuáles se han dejado de usar?

Comenzando, como siempre, por el principio, está la portería, posición que Adrián Blanco dice que es una de las que más ha cambiado. “Antes, el portero era una figura orientada a parar. Creo que poco a poco se han ido viendo evoluciones en ciertos conceptos en el juego del portero que hace años no se tenían en cuenta”. Dejando a un lado el famoso juego con los pies, hace hincapié en las paradas. “El hecho de orientar el remate del rival para que no vaya dentro del área pequeña y dar posibilidad de rechace, acciones a mano cambiada... Con los años se han ido perfeccionando y tenemos porteros cada vez más técnicos”. Hace la comparación entre Iker Casillas y Thibaut Courtois. “Casillas era un genio absoluto en cuanto a sus paradas, era un tipo que tenía ángel, una gran capacidad para aparecer en el momento indicado, siendo limitado físicamente. En cambio, ahora uno ve a Courtois y dice, ‘joder, es que es el portero perfecto’. El tío va bien por alto, no concede un rechace, sabe manejar las piernas cuando le disparan abajo, se levanta muy rápido...”.

Y, aquí ya sí, entra el juego con los pies. “Yo creo que la manera que hay ahora mismo de jugar, de un fútbol más físico, de mayor ritmo, transición... Obliga a tener porteros que sepan jugar con los pies. Todos los equipos van a presionar arriba y necesitas que tu portero tenga recursos para no ‘liarla’ y sumar como un defensa más, ofrecerse como línea de pase o para encontrar a un compañero que está alejado de él”. Deduce que es algo imparable, y que dentro de unos años “se hablará del juego de pies del portero como del remate de cabeza del delantero”.

Si la portería es una de las que más ha cambiado, la de lateral es la que más lo ha hecho, en opinión de Blanco. “Es una barbaridad cómo se ha trasformado en los últimos años. Hemos pasado del lateral clásico de hace años que solo y exclusivamente defendía, a uno que sube y que baja. Pero es que ahora, uno que sólo suba y sólo baje, también nos puede parecer ‘normalito’. Si no centra como Trent Alexander-Arnold, parece que ya es un lateral del montón”.

Expresa que, actualmente, hay varios ejemplos realmente dominantes, como el propio Alexander Arnold, Joao Cancelo o Reece James. “Estamos hablando de una posición que está adoptando matices de todas las zonas del campo. Y también creo que es la posición que más va a seguir creciendo, no va a detenerse aquí, se les puede dar un girito más. Los Guardiola o Klopp de turno van a seguir dándole vueltas”. Además, destaca a los entrenadores que utilizan a los laterales en otros roles, como tercer central: Danilo en la Juventus o Kyle Walker en el Manchester City y la selección inglesa. “Laterales que en su día fueron muy profundos y directos y que ahora, como conservan un buen físico, se han convertido en grandes correctores de la defensa. Así se asegura que cuando el equipo ataca, haya tres jugadores atrás, los dos centrales más el lateral. Es una posición a la que se le está sacando mucho jugo”.

Y del lateral, al eje central de la zaga. “El central, hace unos años, era un defensa cuya misión era única y exclusivamente defender el área e impedir que el rival marcara goles. Hoy en día, eso ha cambiado exponencialmente, tienen que hacer mucho más: defender, iniciar bien el juego, crear la primera superioridad... Y, a la vez, defender con muchos metros a la espalda, por lo que también tienen que ser muy buenos a campo abierto”, sustenta Álex Delmas.

Por delante de la defensa está el mediocentro defensivo o pivote, un tipo de jugador clásico, que también ha recibido cambios, apunta Álex Delmas. “El mediocentro era un jugador que defendía, que corregía, que no se preocupaba de organizar, ni de generar líneas de pase, sino de cortar todo lo que hacía el rival. Cuando llegaba al corte, era para lanzar, despejar o jugar en largo. Hoy, además de eso, debe tener una lectura posicional buena para saber qué espacios están libres, dónde ocupar, cómo cerrar las líneas de pase y, luego, muchas veces, dar el primer pase”.

Hace años, cuenta que las transiciones no existían. Que cuando el ataque terminaba, había unos segundos de descanso en los que le daba tiempo a volver y el otro equipo construía su ataque. “Eso, actualmente, no se da”, y prosigue con que, cuando hoy un equipo termina de atacar, es cuando el rival aprovecha que está más desorganizado para llegar más fácil. “Entonces, el mediocentro se ha tenido que adaptar”.

Y he aquí la que parecer ser una posición que ya se ha dejado de utilizar, precisamente, por la propia evolución del juego a la que Álex se refería: el líbero. “El líbero era ese jugador que tenía que corregir por detrás los desajustes defensivos. Hoy hay equipos que lo utilizan por adelante, como pivote, de la defensa”. El ex jugador del Club Deportivo Europa responde que la figura del líbero era una que echaba el equipo hacia atrás y rompía la posibilidad del fuera de juego. “Creo que eso va en contra del fútbol moderno y favorece un poco a que tu rival te pueda hacer transiciones más peligrosas. El jugador más importante en esta posición fue Franz Beckenbauer”.

De una desaparecida, a una emergente: el carrilero, para muchos, la posición inventada por Johan Cruyff. “Ahora se está volviendo a los tres centrales. Para mí, un carrilero es un jugador que abarca toda la banda porque el equipo juega sin extremos”, señala Alberto López Frau, quien culpa a esta posición del final del extremo puro de toda la vida, “ese extremo que recibía pegado a la línea de cal, que normalmente era un diestro a la derecha y un zurdo a la izquierda y que encaraban una y otra vez”.

El que ha estado toda la vida, y sigue estando, ahora incluso en auge, es el interior. “Si es en equipo grande, se pide a jugadores completísimos, que técnicamente sean muy buenos, porque tienen que llevar la iniciativa y ellos van a tener que manejar bien el juego”, comenta Alberto. En la década de los 70’ y 80’, cuenta que se pedían jugadores con gol, que llegaran y anotaran para su equipo, y ahora se piden más a futbolistas que hagan jugar, como Xavi e Iniesta, ejemplifica. “A mí, un centrocampista me parece mucho mejor si tiene gol, y ahora no es tan fácil ver a uno que pase de los 10 tantos por temporada. Creo que eso le añade un valor extra”.

La siguiente demarcación siempre ha estado, y ha encarnado la magia y la calidad diferencial, pero, poco a poco, se está dejando de utilizar. Explica Paco Mariscal de la mejor manera la posición de mediapunta. “El mediapunta es algo mucho más actual que otras posiciones, porque, cuando surgió (hace 60-70 años), lo normal era jugar con 4 delanteros (2 extremos y 2 delanteros muy fuertes) y dos jugadores en el centro del campo”. Lo designa como ese jugador fantasioso, que tenía la mayor libertad, el más creativo, el que tenía la función de coger la pelota, llevarla arriba, habilitar a los extremos, con cuota de gol, pase, medias bajadas, cabeza arriba... “Era el chulo, el guay del equipo”, bromea, mientras menciona a nombres como Francesco Totti, Alessandro Del Piero, Marcelo Gallardo o Juan Román Riquelme.

“Es una posición que ha desaparecido”. Resalta que hoy, muy pocos equipos juegan con ese 4-2-3-1 (el Milán de Pioli con Brahím Díaz o Kessié; Guardiola, a veces, con De Bruyne... “Pero poco más”) por la evolución del juego, porque los extremos ya no son tan extremos o porque casi todo el mundo juega con tres en el centro del campo para fortalecer la medular. “En los 90’ era ese futbolista que todo niño quería ser”, lamenta. “Ha desaparecido porque se ha trabajado mucho para poder contrarrestarla: centros del campo cada vez más físicos, más poblados, centrales cada vez más expeditivos... Se le ha ido acotando mucho el espacio y por eso se le ha ido perdiendo”, apunta Adrián Blanco.

Luismi, que milita en el Antequera CF, es un mediapunta de origen que también ha sufrido la reconversión de esta posición. Así, habla en primera persona tanto de la suya como de las características de un jugador, independientemente de la posición que ocupe. “Es verdad que depende de la posición en la que te coloque el entrenador, debes realizar unas funciones u otras, pero lo que no se puede cambiar es la forma de jugar. Si soy un futbolista que se caracteriza por llegar al último tramo de campo y dar el último pase... Obviamente, me lo va a pedir, juegue en la posición en la que juegue. Yo soy mediapunta, pero me usan mucho de extremo, entonces, cuando lo hago, intenta que circule lo más dentro del campo posible para intentar enganchar con el mediapunta o el delantero. Si me colocan de interior, intenta que tenga más posicionamiento en el centro del campo y, en ciertos momentos del partido, que no me incorpore tanto y que tenga más control de la pelota, aunque eso no va a cambiar las características del jugador”.

Otra posición en pleno cambio es la de extremo. La polivalencia de los jugadores con estas características ha provocado una gran evolución en esta demarcación. De ella habla Irati Prat. “Ahora mismo, el extremo, en Italia, ha pasado a una situación, no residual (porque la selección italiana juega con extremos), pero no habitual. Ahora ha vuelto a estar de moda la defensa de tres centrales, los carrileros por delante de los extremos o extremos que se han reconvertido a carrileros y es poco habitual ver extremos puros”.

Prat hace referencia al carácter cíclico del fútbol, recalca que hace cinco años parecía que se había dejado atrás la defensa de tres centrales y ahora se ha puesto de moda porque se ha visto que jugar con tres atrás y dos carrileros no es una situación defensiva. “Por lo tanto”, opina, “digamos que los carrileros ahora están a la altura de los delanteros y son incluso más ofensivos que los extremos de equipos que juegan con defensa de 4. Igual, dentro de cuatro años, volviendo a la evolución de este deporte, se vuelven a tener formaciones que potencien más la figura del extremo”.

“Los extremos han pasado de jugar a pie natural a jugar a pie cambiado para juntar al equipo y ofrecer otro tipo de cosas. Eso ha provocado que el delantero, a su vez, tenga que ser más completo. Últimamente vemos más delanteros parecidos a Karim Benzema o Harry Kane que a Mauro Icardi o Mario Gómez, que son exclusivamente rematadores”, habla Adrián Blanco sobre la influencia en otras posiciones del cambio de rol de una.

Delantero centro. La posición más determinante. La del gol. Sobre ella reflexiona Eduardo Eustáriz, Kundera. “Para empezar, hay que aclarar algo que se suele obviar mucho y es importante. La noción de delantero centro original era diferente a la de ahora. Digamos que el nombre se refiere al carril, pero no a la altura, que es como hoy en día lo reconocemos, como el jugador más adelantado del equipo. En esa época, el delantero centro era el que ju-

gaba por el carril central, sea a la altura que sea. “Ya a finales de los 50’-principios de los 60’, se comienza a hablar de delantero centro como el jugador más adelantado. Antes de la II G.M., apareció la figura del punta de lanza, que era la forma en la que nombraban al jugador más adelantado del equipo”.

Aun así, interpreta que siempre hubo diversidad de formas de designar a la posición: delanteros que venían a jugar más atrás, rematadores, ratoneros, técnicos... “En la década de los 70’ comienza a haber parejas de delanteros: punta y media punta, dos puntas, dos mediapuntas, el alto con el chiquito que tan famosa se hizo por su complementariedad...

Pero, mayoritariamente, en los 60’, 70’ y 80’, la figura del delantero centro era un jugador que remataba y buscaba el gol constantemente.

En la década del 80’, eso comienza a cambiar porque se acaba el juego de extremos que centran, entonces, el delantero centro se va convirtiendo en otro tipo de jugador, más involucrado en el juego, al que se le piden más cosas. En los 90’ va más allá, porque aparecen los Ronaldo, Weah... Ese tipo de jugadores súper autosuficientes, que, quizás, en otra época, hubieran jugado de extremos”. (Intuye que, si Ronaldo Nazario hubiera nacido en estos años, jugaría como Kylian Mbappé, de extremo izquierdo).

“En los 00’, va incluso a más, porque ya surge la idea del delantero centro solitario, un solo jugador que tiene que hacer muchas cosas, ser rápido, fuerte o atacar desde lejos. Y se forma la idea de delantero centro que, si no tiene técnica, si no tiene regate... No puede ser delantero centro. Ahora hemos vuelto a tener tantos atacantes que ya no es necesario que el delantero centro sea un tipo que haga todo, y estamos comenzando a ver el renacimiento de los delanteros rematadores a los que le tiran diez centros por partido y, con que rematen uno, basta, pero terminan rematando 3-4 y haciendo números espectaculares, propios de otros tiempos. por ejemplo, Lewandowski o Haaland”, acaba Kundera.

Por último, el falso 9, una posición más antigua de lo que suele establecerse en la memoria colectiva. Cuenta Leonel Arregui que existe desde que a un jugador bajito, rápido, con buena técnica y buen pase se le pone en la posición que tradicionalmente tiene un delantero centro. “Para poder defender a un jugador con el biotipo de un delantero centro, se debe tener a dos jugadores que tengan un biotipo similar, porque si uno pierde el duelo, tiene que haber otro para poder respaldarlo. Con el falso 9, al pequeño se le hace que arranque desde arriba y funcione como un imán para los defensores, para los que este es su referencia: ‘este jugador estaba conmigo aquí y descendió 20 metros, ¿lo persigo o me quedo aquí?’ Y ahí es donde empieza el rol del falso 9”.

“El falso 9 se hizo muy famoso en el Barça de Cruyff y Rinus Michels también lo hacía”. Kundera recuerda que es muy de escuela holandesa eso de no determinar muy bien qué posición ocupan los jugadores en el campo, rotaciones masivas...

Por último, Arregui se impresiona porque el debate está siempre sobre el falso 9, pero no tanto de la bajada de un centrocampista a la línea de defensa para gestionar, por ejemplo. “A ese no le pusimos un falso 4 y es exactamente lo mismo, pero en otra parte del campo”, reivindica.

Equipos y forma de jugar, entradores y sus estrategias, jugadores y evoluciones de posiciones... Todo esto está muy bien, pero ¿Qué es, realmente, la táctica de un equipo? Básicamente, el plan que se intenta llevar a cabo para ganar al rival. Plan dentro del cual se encuentra el estilo de juego, la formación, los movimientos de jugadores, retoques del técnico, anulación de cierto punto fuerte del rival, características de los futbolistas u otros aspectos relevantes al contexto del equipo, de la persona, sociedad... Que son más amplios y difíciles de delimitar.

Por lo pronto, lo que sí se puede ver, definir y determinar es lo que se observa dentro del campo. Y dos aspectos claves de la táctica de un equipo que bien se pueden divisar son la presión y la salida de balón. Qué formas hay de disponer a una escuadra a la hora de querer robar la pelota y qué maneras tiene para construir cuando posea el balón.