El Granada-Getafe disputado este viernes en el Estadio Nuevo Los Cármenes sirvió para comprobar que las mascarillas y los guantes son los protagonistas del balompié post COVID-19, de esa nueva normalidad que en clave futbolística se vive en estadios sin público donde el bullicio y los cánticos han dado paso al silencio y la distancia de seguridad.
En el terreno de juego, todo es prácticamente igual que antes del coronavirus: 22 jugadores que pugnan por meter goles o no recibirlos y un árbitro que trata de poner paz; pero fuera del verde nada se parece al fútbol de antes.
A falta de hinchas, las únicas personas que ocuparon las gradas del estadio nazarí fueron los reporteros gráficos, situados en uno de los fondos del estadio, y los suplentes de los equipos, que estrenaron nueva ubicación en la zona de tribuna, justo tras los banquillos.
Unos y otros estuvieron equipados durante todo el encuentro con mascarillas y cumplieron en todo momento en la grada la distancia de seguridad establecida. Igual ocurrió, incluyendo guantes en su equipamiento obligatorio, con los pocos periodistas acreditados, con los dirigentes en el palco o con el resto de personas presentes en el choque, como auxiliares, recogepelotas o fuerzas de seguridad.
Los entrenadores de ambos equipos, Diego Martínez y José Bordalás, fueron una excepción permitida y durante el choque prescindieron de la mascarilla para que sus jugadores pudieran escuchar con nitidez sus instrucciones.
El Nuevo Los Cármenes, donde se disputó el segundo partido de la reanudación de LaLiga Santander tras el Sevilla-Betis del jueves, es el perfecto ejemplo de cómo ha cambiado el panorama en menos de un centenar de días.
El estadio rojiblanco, que acaba de cumplir 25 años desde su inauguración, vivió el 5 de marzo en el partido de semifinales de la Copa del Rey contra el Athletic Club el mejor ambiente de su historia. Los más veteranos del lugar coinciden en que, pese a la eliminación del Granada, nunca habían visto nada igual.
99 días después, la situación en el siguiente choque que ha acogido el Nuevo Los Cármenes también ha sido inédita y nunca antes vista, por culpa de la puerta cerrada y la nula ambientación, y todo apunta a que será a la que habrá que acostumbrarse, al menos en lo que queda de curso.
Desde la llegada de los equipos al estadio en un par de autobuses cada uno y sin aficionados en las afueras, a la evacuación de los pocos periodistas presentes sólo unos minutos después del pitido final, todo sea por cumplir el manido protocolo, pasando por la claridad con la que llegaban a los oídos de los pocos presentes las voces de técnicos y jugadores.
Con el lema 'Nada te impide vivirlo', el Granada trató de hacer posible lo imposible, que los jugadores locales tuvieran el apoyo de sus aficionados. Por eso el himno del Granada, como en cada partido, sonó 'a todo trapo' acompañando la salida, por separado, de los equipos al campo, y antes del partido se emitieron por el videomarcador mensajes y vídeos de ánimo de la hinchada nazarí a los suyos.
Además, hubo recuerdo para todas las víctimas que ha dejado el coronavirus con un emotivo minuto de silencio antes del choque, y en el minuto 20 se escuchó por megafonía el 'aplauso infinito' promovido por LaLiga como reconocimiento a todos los colectivos que han luchado contra la pandemia en los últimos meses.