Las energías renovables, con la fotovoltaica a la cabeza, se han constituido como el pilar principal para alcanzar la descarbonización. Asimismo, este tipo de proyectos supone una palanca de desarrollo socioeconómico para las zonas rurales más despobladas de nuestro país, siempre que los desarrollos prioricen los criterios sociales allá donde se realicen.
Beltrán Pérez García, nuevo miembro del Consejo de Administración de EnerHi, no concibe un modelo energético renovable que “no cuente con quienes lo habitan”. A su juicio, del mismo modo que las renovables están cambiando el modo de generar energía, “este nuevo modelo debe traer consigo la modernización del tejido productivo de las zonas donde se ubique: “Los proyectos de energías renovables deben acarrear ventajas para el territorio, más allá de ofrecer energía limpia, como la creación de empleo y apoyo a la industria local, además de la reinversión de los beneficios que contribuyan al relanzamiento económico de estos territorios”, explica.
Este es precisamente el planteamiento que el Ministerio de Transición Ecológica está aplicando desde finales de agosto, cuando decidió sacar a concurso la capacidad de acceso de la mayor parte de los nudos de la red eléctrica para instalaciones de fuentes renovables. De este modo, con la publicación del Real Decreto-ley 12/2021 adquieren más relevancia los criterios socioeconómicos y su repercusión directa en las comunidades locales.
“Los proyectos de EnerHi se caracterizan por dar relevancia a cuestiones como el desarrollo del tejido productivo tradicional, el diálogo con las instituciones y colectivos, la búsqueda de métodos de colaboración público-privada y la participación de organizaciones locales”, apunta el nuevo consejero. “En el desarrollo de nuestros proyectos, partimos siempre del diálogo con las instituciones y los ciudadanos, para consolidar sinergias de trabajo que nos permitan maximizar el impacto sobre el tejido socioeconómico de la zona”, añade.
EnerHi cree en el valor de las energías renovables como el motor de crecimiento necesario para garantizar la viabilidad económica de los territorios de la España Vaciada, del mismo modo que aplica un modelo respetuoso con el medio ambiente y próspero para las generaciones venideras.