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Actualizado: 22 may 2020 / 10:29 h.
  • 100 misterios por descubrir

Nació un 30 de Enero de 1710, su infancia no fue precisamente sencilla; en su familia se decía que descendían directamente de Carlomagno, el fundador del Sacro Imperio Romano. Pronto quedó huérfano de madre y lo abandonó su padre por lo que ingresó en un convento. Su nombre: Raimundo de Sangro.

El alquimista de Nápoles

Se crio con sus abuelos y marchó a Roma a estudiar, con 20 años regresó a Nápoles, con una notable cultura e influencias sociales y políticas. Se convirtió en un mecenas y en un personaje en la vida social napolitana. Naturalista, filósofo y... alquimista.

Por la noche, circulaban rumores por Nápoles, que en las inmediaciones del palacio se escuchaban sonidos extraños, ruidos inquietantes, luminiscencias desconocidas, olores inusuales... En toda Nápoles su laboratorio era mítico y en él se decía que habían surgido “descubrimientos” como el de la luz eterna, una luz que se mantenía sin apagarse, al estilo de las que se realizaban con el Saber perdido que nos narraron en antiguas culturas como la mesopotámica, griega o romana... Una máquina hidráulica que elevaba el agua o un vehículo anfibio.

Los príncipes de Sansevero, en el siglo XVIII, se engalanó con las mejores obras de los mejores artistas, pero la pasión oculta de Raimundo de Sangro era el de realizar experimentos en el laboratorio, en él se afanaba por descubrir nuevas técnicas de colores –más intensos- en la pintura, de hecho no se puede cuestionar estos inventos ya que en la misma capilla tenemos el fresco “La gloria del paraíso” que destaca por sus vivos colores que no han perdido intensidad desde que fue pintado y que se realizó usando extrañas mezclas y composiciones que sólo Sangro conocía.

De la época es conocido el llamado “Cristo Velado” el cual representa un cuerpo tallarlo en mármol el cual tiene un sudario cubriéndolo, es tan perfecto que impresiona. Se dice que el príncipe cegó al artista para que no pudiera realizar otra obra igual...

Así en Nápoles Raimundo Sangro fue uno de los grandes alquimistas de todos los tiempos y sus “inventos” y experimentos fueron más allá de lo imaginado.

Su visión causa consternación y pavor, miedo, inquietud, pavor... Son las llamadas “máquinas anatómicas” napolitanas, unas “estatuas” realizadas de forma desconocida directamente sobre el propio ser humano...

Cuando uno contempla las máquinas anatómicas de Raimundo Sangro, el príncipe de Sansevero queda impresionado por la visión de algo quimérico: se trata de dos figuras, dos personas petrificadas que están ubicadas en el sótano de la capilla príncipes, se baja a través de una escalera de hierro y se llega a una habitación en la que destacan dos vitrinas de un tamaño considerable, si miramos dentro encontraremos dos esqueletos humanos cubiertos por venas y arterias sanguíneas, sólidas, pétreas... El hecho impresiona más aún cuando se desconoce, hoy día, la técnica usada para solidificarlas y lograr el efecto de la metalización.

El hecho es muy inquietante ya que se cree que para logar dicho efecto el corazón debía seguir latiendo para distribuir perfectamente el compuesto alquímico que lograba la solidificación y petrificación de la sangre estando aún vivo el sujeto sobre el que se experimentaba. El compuesto alquímico solidificaba las venas y arterias y desprendía la carne... Una vez realizado tal efecto, con el consiguiente fallecimiento de tan singular “paciente”...

Las personas petrificadas son un hombre y una mujer alquímicamente producidos... Pero hay más... Según Benedetto Croce, Raimundo de Sangro también descubrió el “elixir de la vida” que “resucitaba a los muertos”... Cuenta la leyenda que quiso experimental con él mismo. Dio órdenes concretas de cortar su cuerpo en pedazos y guardarlo en un baúl, pero alguien abrió aquel “baúl de la vida” antes de tiempo y el príncipe se levantó, gritó y cayó fulminado... ¿Habría alcanzado la inmortalidad? No se sabe ni se sabrá jamás...

Los misterios de Da Vinci

Leonardo Da Vinci no era miembro de ninguna secta ni de ninguna sociedad secreta, pero era un experto en muchos campos secretos del conocimiento como la Alquimia, la astrología o el esoterismo. En sus trabajos destacan algunas referencias al zodiaco o la misma alquimia.

En su día estaba prohibido practicar con cadáveres, e incluso, hacer disecciones a un cuerpo humano. Leonardo burló esa ley, trabajó en secreto y diseccionó a seres humanos tal y como reflejó posteriormente en sus códices, obras anatómicas sin igual. Estudios que realizó en Florencia, Milán, Pavía o Roma.

En Roma se le llega a acusar de necromancia y de mago, pero jamás se le condenó por un tribunal ni religiosos ni civil, pero si era mirado con animadversión, ello obligaba a Leonardo a mudarse de ciudad nada más surgían los primeros conflictos.

Para Ludovico Sforza creó autómatas, escenarios para representaciones que eran maravillosos, artilugios sorprendentes, máquinas de guerra como la bombarda múltiple que era un círculo cargado de cañones que se movía y disparaba en todas direcciones tal y como aparece en el Códice Atlántico.

Ideó barcos acorazados, catapultas, barcas de pedales, puentes levadizos, máquinas de hacer canales, el “helicóptero”, la máquina de planear, el ala delta, el paracaídas...

Leonardo Da Vinci era zurdo y escribía (¡) de derecha a izquierda y sólo podía leerse, entenderse al menos, a través de un espejo. También escribía en un lenguaje codificado, de forma que combinando ambas hacía realmente difícil leer sus trabajos.

De sus obras sobre anatomía destacaba aquellas del desarrollo muscular u orgánico, como la evolución del feto en el vientre materno. Igualmente, en el Manuscrito B, se desarrolla su máquina de volar cual helicóptero actual.

Un invento de Leonardo Da Vinci llamó poderosamente la atención de sus descubridores al restaurar entre 1962 y 1972 el Códice Atlántico... Se trataba de la primera bicicleta, un diseño actual y levantó las suspicacias de todos aquellos que lo vieron creyéndolo un fraude. Sea como fuere ésta no se inventó oficialmente hasta 1880, pero Leonardo ya la había soñado.

El confuso Rasputín

Se desconoce la fecha de nacimiento e infancia de Grigori Yefimovich Novykh, Rasputín, todo en torno a su figura es difusa, confusa.

Se cree que nació entre los años 1860 y 1870, no hay una constancia escrita pues las actas y documentos que se guardaban en la iglesia donde fue bautizado se perdieron pero en torno a esas fechas fue bautizado.

Rasputín no tenía muy clara su propia edad y él mismo se contradecía con respecto a ella.

Se calificaba de monje o starec, que eran aquellos religiosos elegidos por Dios y que eran auténticos profetas y sanadores.

Tenía una descripción muy particular Rasputín: marcadas arrugas en su rostro, barba y profunda mirada así como muy alto de estatura... Fue protegido y consejero de la familia real rusa, aficionado a la bebida y a organizar multitudinarias orgías que trascendieron a la luz pública cuestionándose su religiosidad.

Hizo una profecía temible sobre su persona y su relación con la monarquía rusa: “cuando yo muera caerá la corona del zar” y así fue, en 1917, apenas unos meses después del asesinato del santón por parte del príncipe Yussupov, el pueblo ruso se levantaba contra el zar en la Revolución de Octubre y el zar Nicolás II y su familia perdían la corona y la vida...

Fue uno de los personajes más influyente de su época, condicionó la política rusa e incluso aceleró el levantamiento del pueblo contra el zar Nicolás II y la familia Romanov, su nombre era admirado y odiado: Grigori Yefimovich Novykh, “Rasputín”.

De pequeño tuvo visiones proféticas y con 18 años entró en la secta de “los flagelantes”, donde desarrollaría sus capacidades como santón ruso con cierta fama, aunque esta le llegaría al ayudar a la zarina...

Al llegar a Moscú coincidió con una crisis hemofílica de Alexei, el zarévich, hijo del zar Nicolás II y la zarina Alejandra. Nadie podía parar a hemorragia del joven que podía llevarlo a la muerte; Rasputín surgió como elemento salvador, se sentó junto al joven, rezó y chico comenzó a mejorar. Desde ese momento el monje sería pieza fuerte dentro del palacio imperial sin cuestionarse sus decisiones o sus vicios. Pasó a ser consejero y los nobles cercanos a la monarquía comenzaron a sentir gran animadversión hacia él, conociendo sus puntos débiles: alcohol y mujeres.

Estalló la Primera Guerra Mundial y en Europa se libraba una cruel guerra de trincheras, un baño de sangre difícil de describir, Rasputín trataba de influenciar sobre el zar para que retirara a sus tropas del campo de batalla... Ese movimiento del monje haría que los militares rusos decidieran que políticamente era peligroso y decidieran eliminarlo...

El príncipe Félix Yussupov establecería las pautas para eliminar al monje, a Rasputín. El 16 de Diciembre de 1916 el príncipe invitaría a Rasputín a su palacio... No debía salir vivo de allí.

Comenzó una copiosa cena, todo estaba envenenado y de todo comió Rasputín sin reparos, pero a medida que transcurría la velada comprobaban con desazón como el veneno no hacía efecto... Sin más salida el príncipe Yussupov tomó su pistola y disparó en el corazón al monje quién herido de muerte huyó del palacio, el resto de comensales comenzó a disparar sobre Rasputín en la espalda y la cabeza, y parecía seguir con vida, sin fuerzas Rasputín fue arrojado a las heladas aguas del Neva.

Cuando se encontró el cuerpo sin vida de Rasputín se descubrió que sus pulmones estaban encharcados, luego ni el veneno ni las balas pudieron con él...

La Historia puede llegar a escondernos sucesos y hechos tan apasionantes como los tres que le he narrado y hay 97 más que les esperan.