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Actualizado: 18 sep 2022 / 04:00 h.
  • ¿Crees en las brujas o en brujería?

Una de las peores épocas fue la comprendida en la Edad Media, entre el siglo V –tras la caída del Imperio Romano- y el siglo XV o XVI extendiéndose, según qué países y por ideología social, al XVII y XVIII. En base a ello muchas fueron las personas que fueron perseguidas, en unas ocasiones por conocer el secreto de las plantas en los que hoy llamaríamos “Medicina Natural”, otras por tener el don de vaticinar el futuro, otras por tener una filosofía trascendental inadecuada en la época.

Por todo ello es conveniente, tal vez, personalizar en un “colectivo” muy particular: las brujas y hechiceras, saber quién eran y por qué se las juzgó.

Una de las partes más oscura de la Historia es aquella en la que se juzgó a miles de personas bajo presuntos cargos de brujería. De practicar técnicas esotéricas mal llamadas, en muchas ocasiones, como demoniacas, de estar en contacto con el demonio, con Satanás, realizar pócimas que podían esclavizar a otro ser humano o captar su voluntad. La brujería, y los brujos o brujas, fueron perseguidos con dureza, quizás la Inquisición tiene el dudoso honor de haber sido el brazo ejecutor de la malententida religión.

De entre todos esos brujas y brujas los hubo realmente destacados o se guarda de ellos un recuerdo que ha inmortalizado la literatura e, incluso, el Séptimo Arte. Pero, sin dudas, las brujas más famosas de la Historia habría que ubicarlas en una pequeña aldea de Massachussets (Estados Unidos), en Salem, cuando en 1692 se arrestaron a 200 personas y acusadas a otras 200 por delitos de brujería. De todos ellos murieron ejecutadas 20 personas en uno de los casos más célebres, y tristes, que nos ha dejado la Historia. Tras cuatro años de investigación unas niñas señalaron a otros vecinos como brujas y brujos.

No sólo se limitó a Salem cómo es comúnmente creído, también en las de Ipswich y Andover.

Es posible que las acusadas dijeran su «verdad» en aquellas confesiones pero no es menos cierto que muchos de los fenómenos que describieron pudieron ser ocasionados al consumir pan de centeno con el famoso cornezuelo del centeno que contiene el LSD, y provocaba alucinaciones. Igualmente brotes epilépticos dieron origen a convulsiones y echar espuma por la boca que consideraron que era síntoma «de la presencia del Maligno».

Otra bruja famosa fue Elly Kedward más conocida como «La Bruja de Blair», una mujer que habría practicado la brujería en los bosques en el año 1785 y a la que se acusó de engañar a los niños para secuestrarlos, matarlo y sacarles la sangre con la que fabricar pócimas. Se esta particular bruja cuentan las crónicas populares que fue atada a un carro y expulsada del pueblo, murió en los bosques debido a la crudeza del invierno y en ese mismo bosque se manifestaría asustando a todos lo que penetran en él, ese fue el argumento de una película de éxito como «Proyecto de la bruja de Blair» donde se narra el terror de unos jóvenes que pasaron la noche en él, ficción en formato docureality que daba forma a su tremenda leyenda.

Alice Kyteler es otra bruja que merece una especial consideración. Se la considera la más antigua de Irlanda. Era una mujer de una notable belleza que volvía locos a los hombres y manipulaba para conseguir sus propósitos. Vivió en el siglo XIII y XIV y pese a los machistas de la sociedad de la época se puede decir que Alice Kyteler era una mujer muy independiente. Se la acusó de brujería -sin dudas por esposas celosas justificadamente- y fue condenada a muerte, logró burlar a la parca huyendo a Inglaterra donde murió en 1324.

Joan Wytte es la llamada «Hada luchadora de Bodmin», poseía notables características que hacían de ella un objetivo para los que «cazaban» brujas y hechiceras. Decía tener la facultad de poder ver el futuro, de ser clarividente y de poder sanarse de los males que le afectaban. No parecía corresponderse demasiado con la realidad cuando sus vecinos la acusaron de brujería y fue encarcelada, en prisión murió de pulmonía, enfermedad que era mortal en la época (siglo XVIII). Cuando fue enterrada, cuentan las leyendas, que se apareció en varias ocasiones su espíritu en el lugar donde, en 1819, se ubicó su féretro.

A Margaret Jones le corresponde el dudoso honor de ser la primera ejecutada por brujería en la colonia de Massachussets en el año 1648. Sus inicios fueron prometedores pues era médico y curaba a sus pacientes hasta que se produjeron una serie de muertes de la que, los familiares, le hicieron responsable siendo denunciada por brujería. Margaret Jones utilizaba medicinas que elaboraba a partir de plantas y remedios medicinales muy antiguos por ello se la consideró bruja y que realizaba ungüentos y pócimas. Así era la incultura de la época.

Dorothy Clutterbuck era llamada «La Vieja Dorothy» y muchos la considera una leyenda pues se conoce muy poco acerca de su vida o de la razón por la que su nombre aparece entre las brujas más famosas de todos los tiempos. Se cree que nació a finales del siglo XIX, de noble cuna o cómoda posición social.

No serían las únicas brujas conocidas que nos ha dejado la Historia, la lista de personas que se las consideró como tal con más o menos argumentos es amplia y ponen de manifestó, cuando se estudia caso a caso, la incomprensión y desconocimiento de una época en la que la fe lo cegaba todo, hasta los planteamiento más sanos y tradicionales.

De entre todas las personas que murieron ajusticiadas por la Inquisición bajo la acusación de herejía y tratas con el Demonio destacaron muchas que sólo eran científicos, médicos, hombres de Ciencia que sólo buscaban evolucionar en el pensamiento. Otras personas, por contra eran acusadas de brujería por celos, odios personales o venganzas, y aquí era donde se daba todo tipo de circunstancias deleznables y penosas.

De entre esas brujas famosas que han pasado a la Historia habría que destacar casos que, en unos, pertenecen a corrientes de pensamiento y, quizás, la denominación de «Bruja» no sea la más correcta, y en otras personas que por su actividad, posición social u odios que inspiraban así han querido pasar a la posteridad.

Uno de esos casos es el de Dominica «la coja», que era así llamada por un problema que tenía en una de sus extremidades. Era española y fue acusada de herejía y brujería, se decía de ella que tenía relación con el Diablo, que invocaba a las fuerzas del mal, que realizaba pociones y ungüentos del demonio, de brebajes con un poder subyugante sobre los hombres hasta atrapar su voluntad, de asesinar niño y otros crímenes que, en el siglo XVI, escandalizaron a la sociedad.

Dominica «la coja» pasó por un juicio, se la sometió a cruel tortura para obtener una confesión por brujería así como otros varios delitos que la inculpara. Como tantos otros desgraciados que cayeron en manos de la Inquisición no soportó el suplicio y confesó hasta lo que no había hecho. El resultado fue que murió en la horca en 1535.

Y no es que todos los ajusticiados por la Inquisición fueran inocentes, había muchos asesinos y ladrones, pero el pensamiento es libre y en muchas ocasiones se juzgaban a personas por «delitos» que nada tenían que ver con el Demonio o la fe, pero es escudo de la acusación por brujería amparaba demasiado espectro.

Una bruja famosa, y perteneciente a la realeza, era Juana de Navarra, que fuera esposa del rey Enrique IV. La desdichada reina tuvo que padecer cómo su propio hijo, el ya rey Enrique V, la acusaba de brujería. Las relaciones materno-filiales no es que gozaran de su mejor momento y en estas relaciones extrañas de palacio, donde el amigo es visto como un rival y a la familia como puntales de conspiraciones, se abonó a la acusación por brujería.

El juicio contra Juana de Navarra se realizó con las más altas instancias religiosas de la época al servicio del rey, su parcialidad estaba más que demostrada. El propio Enrique V se personó contra su madre y un fraile de palacio. Como consecuencia de todo ello la reina fue confinada en el paladio de Leeds (Inglaterra) aunque se le perdonó posteriormente.

Otra bruja de renombre fue Marie Laveau II, para ubicarla debemos ir al siglo XIX a los Estados Unidos, a la muy esotérica ciudad de Nueva Orleans. En el siglo XIX vio como esta mujer aprendía técnicas y artes oscuras, negras. Gustaba de invocar y hacer conjuros, además vendía sus servicios como bruja y hechicera -que no es lo mismo- y no dudaba en cometer cualquier tipo de asesinato contra aquellos que deseaba el mal, sus métodos de asesinato eran ilimitados y más bien era una asesina en serie que una bruja pero sus aficiones por estos temas así la tildaron. A modo de curiosidad decir que, según cuentan, era capaz de maldecir a una persona o familia hasta su cuarta generación.

Otro caso muy inquietantes es el de la «mujer vampiro», de Sara Hellen. Un personaje que causa temor en Perú pese a que nació en Inglaterra a finales del siglo XIX. Su historia es muy singular. Desde muy pequeña sintió fascinación por todo lo que era mágico, secreto, prohibido, desconocido. Fruto de todo ello comienza a iniciarse en magia negra y brujería hasta ser una consumada experta. Debido a sus prácticas, y relaciones no muy aconsejables, fue asesinada en 1893 pero antes de morir profirió una terrible maldición: volvería de la muerte para vengarse de sus asesinos.

Producto del temor que ocasionaba Sara Hellen, pese a estar muerta, fallecida, su cadáver su enviado a las costas de Perú donde fue depositado en un ataúd en la ciudad de Pisco, allí es llamada santa Sarah Hellen y allí permanece.

Nuestra última bruja es Elisabeth Sawyer que fue apodada como «La Bruja de Edmonton», vivió a finales del siglo XVI y principios del XVII. Sobre ella pesó la acusación de brujería como captar y embrujar a niños, robar ganado de vecinos cuando estos se negaban a comprarle sus escobas. Quizás fue por ello que los vecinos, para eliminarla, la acusaron de brujería. Lo sorprendente es que -posiblemente bajo terribles torturas- confesó ser bruja y haber acariciado al Diablo que se convertía en perro para entrar en contacto con la bruja. Fueron tales sus confesiones que fue ejecutada en el año 1621.

Son las brujas que la Historia ha dejado para la particular historia de aquellos que conocieron las prácticas prohibidas en la época o que se vanagloriaron de ser brujas y brujos, algo penado con la muerte.