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Actualizado: 05 feb 2023 / 04:00 h.
  • Hospital Carlos Haya de Málaga.
    Hospital Carlos Haya de Málaga.

Los hospitales tienen todo tipo de leyendas e historias oscuras que tienen una relación con fantasmas y seres del «más allá«, en unas ocasiones se les llama de «asusta viejas» [lamentable el término] y en otras vivencias que se tienen y que no pueden ser pasadas por alto.

La que les quiero narrar hoy sucede en Málaga, una tierra a la que guardo especial afecto y lazos familiares y donde también se han producido casos que son tan extraordinarios como inexplicables.

El caso del Hospital Regional de Málaga no es ningún secreto, son muchas las personas que saben que en su interior se producen hechos extraños, dicen que es el fantasma de una monja y que tiene predilección a manifestarse por las noches (aunque ya sabemos que el fenómeno paranormal es atemporal).

Por todo ello nos encontramos con testimonios de trabajadores (sanitarios, de seguridad o limpieza) que afirman haber vivido episodios que nos son gratos de recordar.

Al Hospital Regional se le conoce como Carlos Haya y fue inaugurado en 1956, tiene siete plantas y en la última de ellas era donde residían las religiosas que se encargaban de las tareas sanitarias que desarrollaban en su interior, sobre todo con temas de farmacia, medicación, material y alimentación de los enfermos.

En su interior hay personas que han tenido experiencias que son impactantes como la de Carmen Ruiz, celadora, que decía que allí se manifiesta «una mujer de negro» teniendo especial incidencia el pasillo de enlace entre el pabellón A y el B, la zona de consultas o la capilla del centro hospitalario.

En torno a todo ello, en 2013, Carmen caminaba por los pasillos del pabellón A hacia el B, eran casi las tres de la mañana y pudo ver a una mujer, anciana, vestida de negro. La hora, por lo intempestiva que era hacia que se viera con extrañeza aquella mujer en aquel sitio. Entonces giró y desapareció de su vista. Al girar la esquina las dos enfermeras, que iba detrás la perdieron de vista, se esfumó «no le dio tiempo a bajar ni a subir por las escaleras, y los ascensores estaban en la planta 0».

El fantasma del Hospital Carlos Haya
Un pasillo del Carlos Haya.

Otro hecho extraño es el que le ocurrió a una enfermera que no quiere que se sepa su identidad: «Serían poco más de las dos de la mañana, iba a la zona donde está el ascensor y me crucé con una mujer ya mayor, de luto riguroso. Me llamó la atención y sentí cierta pena por ella, tan mayor, a esas horas, «seguro que se le ha muerto alguien querido» pensé. La tenía justo delante y en un momento, en un plis plas, desapareció delante de mi vista. Me dejó horrorizada» decía.

Mi buen amigo Esteban Palomo decía sobre esos mismos fenómenos en el Carlos Haya:»Hacen alusión a una monja con vestimentas antiguas», y los espacios en los que se han producido las apariciones se repiten: el pasillo que conecta el pabellón A con el B, la zona de consulta y la capilla.

También se apunta a las apariciones de dos monjas oblatas en el hospital, Teresa Sánchez, explicaba como vio a dos religiosas (oblatas) con indumentaria de otra época, dios las «buenas noches» y no obtuvo respuesta, al girarse ya no estaban una zona «sin escapatorias».

En el hospital también se han escuchado «voces y gritos que vienen de ningún sitio» como nos dice un empleado de mantenimiento «aunque esto es un hospital y vete tú a saber»

Debido al medio siglo del centro hospitalario surgió la idea de «Ojos verdes», un relato de Isidro Prat, director del Centro de Transfusión Sanguínea de Málaga, y la jefa del servicio de hematología, Dolores Ruiz Romero, de historias noveladas que han incrementado mucho más la notoriedad y leyenda del hospital y que causa también la sugestión de aquellos que leen, y dan por cierto, parte de esos relatos de ficción. Pero lo cierto es que lo que cuenta el libro es pura fantasía, diferente a lo que relatan haber vivido los testigos.

Mi investigación

En mi visita al hospital tuve la oportunidad de entrevistar a algunos trabajadores, en el caso de la enfermera y mantenimiento fueron muy tajantes en cuanto a lo que vivieron.

En mis comprobaciones he de decir que todo lo que fueron mediciones de EMF quedó invalidado por la red inalámbrica. Igualmente las de temperatura por la puesta en marcha -o no- de los aires acondicionados. Pero las grabaciones psicofónicas si dieron un resultado más sorprendente.

En el pasillo A al B surgió una voz que decía: «No hagáis eso» o «Vete», como si nuestra presencia incomodara. Igualmente en la parte de la capilla donde se registró una inclusión inquietante: «La muerte» dice, en un sitio donde se reza buscando un milagro o donde de hacer por los difuntos.

Un hecho sorprendente es el que vivió un empleado del centro (omito su actividad): «Estaba justo en esta zona cuando bajó la temperatura mucho, más de lo normal, se me puso la carne de gallina y, entonces, vi a una sombra, de no mucha estatura, pasando delante de mí. Me asomé a la esquina y ya no estaba, te juro por mi hijos que fue lo que vi» y no tengo por qué dudar.

Testimonios, experiencias, pruebas positivas y un dato revelador de este mismo empleado: «Si quieres vivir cosas extrañas y sentir ruidos inexplicables baja a la morgue» algo que no puede hacer pues es una zona vedada y donde parece que también hay actividad extraña.

Hospitales, «contenedores de emociones», recuerdos de vidas interrumpidas, sea como fuere, el marco idóneo para, apenando a esas mismas emociones con la vida y la muerte, se manifieste lo paranormal.