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Actualizado: 24 nov 2022 / 04:00 h.
  • Guía misteriosa de la España Encantada

Era un proyecto largamente acariciado pero que dejé atrás por falta de tiempo o por otros compromisos editoriales, pero el libro se iba escribiendo poco a poco, en cada viaje por España me preocupaba de visitar algún sitio con misterio, con fantasmas, OVNIs o aquello que denotara un enigma.

Leyendas

En Sevilla hay una calle que se llamaba «Muerte» que ahora es «Susona» en el emblemático barrio de Santa Cruz, curiosamente en otras ciudades como Segovia o Ávila -entre otras- podemos encontrar a esta misma. En Ávila Hace tiempo vivía en Ávila un pintor llamado Cristóbal Álvarez, en cierta ocasión se le encomendó la tarea de restaurar un cuadro, se trataba de un retrato de Beatriz Dávila.

La noble vivía en el Palacio de los Velada y el pintor se enamoró de ella así que todos los días iba a contemplar su obra y cuando no estaba allí es que estaba por la zona de la amaba, en las proximidades de la Catedral de Ávila.

Todo discurría con normalidad hasta que apareció un caballero de los Águila, enamorado de la dama, enterándose que nuestro pintor también amaba a la joven. Enfurecido fue a casa del pintor y allí mismo, por un ataque de celos, inició un feroz duelo en la calle de la vida y la muerte donde encontró la muerte el de la familia de Águila murió.

Beatriz no pudo decantarse por el amor de alguno de los hombres que la cortejaban, uno por que murió y el otro por marcharse a las guerras de Flandes.

Fantasmas

Y en mi parada en tierras de Valladolid me di con un fantasma en una casa muy especial: el fantasma en casa de Zorrilla

En Valladolid encontramos un punto caliente dentro de lo que son las casas encantadas y tiene que ver con un escrito como el dramaturgo José Zorrilla, en su casa parecía habitar lo que podríamos calificar como un fantasmas y que dentro de su obra «Recuerdos del Tiempo Viejo» describía, producto de los recuerdos de su infancia, como: «una señora de cabello empolvado, encajes en los puños y ancha falda de seda verde» que él no recordaba de verla jamás en si hogar.

Zorrilla narra como aquella mujer llega a tener una particular conversación con él: «Yo soy tu abuelita; quiéreme mucho, hijo mío, y Dios te iluminará«. Años más tarde Zorrilla vio un retrato: «Ahora pregunto: si no hubiera yo visto a la del aposento cuando niño, ¿hubiera podido reconocerla por su retrato diez años después?».

La mujer se llamaría doña Nicolasa y en el circuito de visitas que se realizaba en la casa natal del dramaturgo fueron diferentes los visitantes o turistas que la vieron pues las luces se encendían y se apagaban solas, los cajones se abrían y se lo atribuían al fantasma de aquella «abuela» de otro mundo.

El propio Zorrilla cuenta: «Tendría yo de cinco a siete años, y no podía tener más porque viví con mis padres los siete primeros de mi vida en la calle de la Ceniza (hoy de Elvira) de Valladolid, y en aquella casa, donde nací, es en donde me aconteció el primer absurdo, precursor y engendrador tal vez de mi posterior afición a lo absurdo, fantástico e imposible».

Guía misteriosa de la España Encantada


«Llevábame mi buena madre todos los días a la misa que tenía ella costumbre de ir a oír en la parroquia de San Martín, en donde fui bautizado. Mientras ella devotamente asistía a la celebración del Santo Sacrificio, yo me entretenía en mirar las imágenes, las flores y las luces de los altares. En el mayor hay un San Martín de talla, jinete en un caballo blanco, partiendo con su espada la capa, cuya mitad dio a Cristo (...). En la nave de la iglesia de la parte del Evangelio había un altar de San Miguel, con su espada levantada sobre un gran diablo que a los pies tenía; San Miguel muy bien encorazado, y el diablo con una cara muy morena, de la cual resaltaban dos ojos de mucho blanco, y unos blanquísimos dientes que parecía que iban a salirse de su sangrienta y entreabierta boca (...) Yo me he detenido en tales pormenores, porque solo teniéndolos presentes puedo, no explicar, sino concebir lo que no me atrevo aún a asegurar que vi, y que si no lo vi no comprendo ni he podido comprender nunca cómo lo concebí para retenerlo claro, distinto y como positivamente visto, en un rincón iluminado de la memoria del niño».

Vio a un «jinete tan gallardo como colosal, que con la cabeza llegaba al rodapié de los balcones de mi casa». La figura que creyó ver era el mismo diablo del altar de su parroquia a lomos del corcel blanco de San Martín. Aquel demonio lo saludó «enviándome desde su blanco caballo una mirada luminosa de sus ojos de mucho blanco, una sonrisa fascinadora de su boca...« en otra experiencia fascinante.

Pero volviendo a aquella anciana él decía sobre tan particular visión: «Estoy seguro de haber sentido el contacto de sus manos en las mías y en mis cabellos y recuerdo perfectamente que sus palabras me dieron al corazón alegría».

OVNIs

El 21 de Junio de 1994 ocurriría algo que quedaría grabado para los vecinos de Madrid. Un automóvil circulaba por el kilómetro 17 de la nacional IV cuando de repente algo cayó del cielo impactando contra el vehículo. Aquel objeto rompió el parabrisas, el volante y quemó la tapicería... Los servicios sanitarios se personan en el lugar y tienen que atender a Luis Martín, el conductor del vehículo que presenta una fractura en un dedo, y la mano derecha con contusiones por el impacto de aquel objeto.

Se trataba de un presunto meteorito, era de color negro y su forma era triangular, pesaba casi un kilo y medio cuando impactó con el automóvil e iba a tener una gran importancia científica pues era el primer meteorito que recuperaban los científicos españoles.

Jesús Martínez Frías sería el científico (geólogo) que se encargaría de aquellos análisis. Y las sorpresas no se hicieron esperar...

El CSIC determinó que estaba formado en una buena parte por silicato cálcico y óxido de hierro. Aquello iba en contra de lo pensado hasta el momento pues se creía que un meteorito no debía tener esos componentes como primarios. El experto comprendió que estaba ante un meteorito diferente...

Su forma triangular hacía pensar más en otro tipo de objeto que en un meteorito, incluso esa misma forma delataba otro origen y el desgaste por fricción contra la atmósfera no ayudaba a desentrañar el misterio. Así pues se la comenzó a llamar como “la roca de Getafe” y captó la atención de publicaciones tan prestigiosas como la Journal of Procesing Technology.

Una cosa era cierta: por la cantidad de micro impactos que tenía su superficie se podía determinar que procedía del espacio exterior.

Usando el método de datación por desintegración de argón se dató el artefacto: de 1000 a 525.000 años. Sin embargo la mayoría de los meteoritos tienen una “edad” equiparable a la de la formación del Universo: 5.000 millones de años. Algo no encajaba... Era muy joven.

Las Universidades de San Diego (EE.UU.) y Toronto (Canadá) estudiaron el misteriosos objeto, la misteriosa “Roca de Getafe” y detectaron en su formación un material llamado “larnita”. La larnita es un material que tiene una gran resistencia al calor y que no se encuentra fácilmente en la naturaliza. Es un material creado artificialmente en procesos de síntesis de materiales refractarios y cerámicos... Así pues se dejó abierta una puerta a que el objeto fuera de origen artificial.

Y una comparación que se estableció entre los científicos: el objeto recordaba extrañamente a las losetas refractarias que protegen a las naves espaciales en sus viajes con los transbordadores... Pero ¿¡hacer 1000 o 5252.000 años!? El misterio está servido.

Crímenes y exorcismos

El 18 de septiembre de 1990 el diario ABC recogía en sus páginas una terrible noticia en la cual daba cuenta de la muerte de una niña que, según afirmaba la asesina, “estaba poseída por el diablo”.

Pero la información era más trágica aún: “La niña de once años Rosa María González murió en Almansa (Albacete), víctima de las prácticas satánicas a que la sometieron su propia madre, conocida curandera de la ciudad, una hermana de ésta y dos vecinas de la familia”, estaba implicada su propia madre.

Rosa González Fito, de 36 años, sacó por el ano las vísceras de la niña intentando sacar al demonio buscando una “liberación del mal” y de la maldición que la aquejaba. Todo ello en una orgía lésbica en el que su madre y su pareja, orinaron, defecaron, drogaron y torturaron a la pequeña. Desde entonces este hecho tan atroz se llamó “el crimen de Almansa”, en Albacete.

Curanderismo y superstición

Tenía fama de ser “sanadora”, “curandera”, Rosa González, decía que podría curar imponiendo las manos o haciendo pociones que quitaban cualquier mal, eran prácticas comunes en determinadas regiones y aceptadas, hemos de tener en cuenta que había muchas personas que decían tener este tipo de “poder” en Almansa y era tierra que creía en estas cosas.

“La hermana de la luz” o “La curandera” tenía muchos clientes y junto a su marido, Jesús Fernández Pina, montaron una “consulta” de estos temas llegando, incluso, a abandonar el trabajo. Cobraba por cada consulta y a nivel personal también le iba bien. Tenía una familia donde destacaba la pequeña Rosita, su hija de 11 años.

Rosa creía en sus dotes, creía que eran reales, sabía dar conversación a los clientes y creían en ella, tenía conocimientos de herboristería y en algunos casos sus infusiones podían ser terapéuticas, pero tanto como ir a un comercio de este tipo y comprar algo para el dolor de cabeza o de barriga y que sea efectivo, tampoco era nada especial. Así la curandera se movía entre muchos clientes y dinero. Pero nada dura eternamente y el “sector” se comenzó a resentir, tanto que, debido a la moda de la época en el curanderismo -se decía que era mejor trabajar por parejas de hermanos- hizo que su hermana Ana se uniera a ella y la acompañara, aunque ella no sabía nada de este tipo de prácticas.

En muchas ocasiones se vive una mascarada y pese a que Rosa estaba casada también tenía una relación sentimental con María de los Ángeles Rodríguez Espinilla, vecina de Almansa que solía ser invitada a las sesiones de curanderismo que esta organizaba, además invitó a la hermana de Ángeles, a Mercedes, formando una doble pareja de hermanas que sería visto como el “máximo” en curanderismo, más marketing que realidad.

El brutal asesinato

Ángeles sentía fascinación por Rosa, estaba casada y tenía dos hijos, pero no importaba, su esposo, Martín, le decía que aquella mujer (Rosa) le tenía “la cabeza absorbida” y que era una especie de sacerdotisa. La curandera era conocedora de esta animadversión y convención Ángeles de que su marido estaba poseído. Eso hizo que la relación entre ambos se fuera enfriando y no tuvieran ni relaciones sexuales, algo que Ángeles compensaba teniéndolas con Rosa.

La noche del 15 de septiembre salieron a cenar las dos parejas de hermanas, al llegar a casa Rosa no se encontraba bien y se trasladaron a casa de Ángeles donde se inició una frenética orgía satánica donde llegaron a tomar sustancias psicotrópicas facilitadas por la curandera quien llegó a decir que era San Jerónimo que había tomado su cuerpo. Rosa mantuvo relaciones con Ángeles, a una determinada hora Ana se marchó asustada por lo que estaba viendo y viviendo, dejó en la casa a Rosa, Ángeles y Mercedes que defecarían en la cama, orinaron en ella, rompieron los muebles, caminaron sobre cristales rotos, se echaron encima botes completos de colonia, un comportamiento potenciado por el consumo de sustancia alucinógenas.

Rosa y Ángeles se creyeron el instrumento de Dios y fueron a la habitación de los hijos de la segunda y le metieron los dedos en la garganta hasta hacerles sangrar pro el esófago pues querían liberarlos del “Maligno”. Fue el padre, Martín Toledo, quién los sacó de allí pero no pudo hacer que su esposa se fuera.

El 18 de septiembre, tras tres días de locura, Ángeles tuvo la menstruación y sangró, Rosa lo interpretó como una posesión demoniaca y comenzó a darle patadas y puñetazos, tras ello culpó a su hija, a Rosita, de todo exclamando: “¡La niña está embarazada del demonio!” y se fue a la habitación de esta para sacarle a Satán del cuerpo.

La situación fue inenarrable: introdujo sus dedos en el año y comenzó a sacarle las entrañas, la niña lloraba y decía “mamá, acaba pronto” mientras Rosa gritaba “¡Gloria a Dios!”, la tortura fue tremenda y Rosita se desmayó. La madre agitaba las vísceras mostrándolas como trofeo de victoria sobre el “demonio” y cada vez que sacaba un trozo decía: “¡Hemos sacado otro!” o “¡Esto no se acaba!”. Aquel tremendo acto duró 25 minutos, hasta las 9 de la mañana cuando el marido de Rosa accedió a la habitación junto a Ana. Las mujeres, en pleno frenesí, dijeron que si le sacaban los ojos a la niña esta resucitaría.

Se avisó a la Policía Local que al llegar a la casa no creía lo que había pasado: sangre, orines, heces, vómitos, muebles rotos y el cadáver de una niña con parte de sus vísceras, de sus intestinos, arrancados. Fueron detenidas y se las juzgó. A Mercedes no se pudo probar que participara en la muerte de Rosita y quedó en libertad. Rosa y Ángeles se las declaró no responsables legalmente de los hechos pues sufrían de un trastorno mental y evitaron la cárcel.

Las tres fueron absueltas y las responsables se agarraron a un brote psicótico y tener sus facultades alteradas debido al consumo de drogas. El crimen quedó sin castigo y la única que perdió, la vida, fue la pequeña Rosita.

Rosa estuvo cuatro años y medio en un centro psiquiátrico; Ángeles apenas un año y Mercedes quedó libre al igual que Ana.

Genti de Muerti

Una de las comarcas que tiene más encanto de España es, sin dudas, la que se enclava en la zona de La Hurdes, en la provincia de Cáceres, en Extremadura. Un lugar de vegetación exuberante, bosques frondosos y mil y una historias, entre la leyenda y la realidad, que tiene mucho más de encantado y terrorífico de lo que podríamos pensar.

En el corazón de Las Hurdes nos encontramos a una comitiva tan especial como inquietante, es una suerte de Santa Compaña local que es llamada por los habitantes de la zona como Genti de Muerti o el Cortejo de la Muerte, si bien es cierto que también se le llama como el Corteju de Genti de Muerti o el Cortejo de la Gente de Muerte y que impresionante tanto su nombre como el verlos.

Siempre las Santas Compañas han tenido una leyenda negra en torno a ellas, una leyendas negra que dice que aquel que la ve corre el riesgo de ser llevado por ella, tratándose de un fenómeno de aparición fantasmas donde se ve a dos seres que van a lomos de sendos caballos. Si uno se detiene a mirar con atención a estos seres comprobará, con horror, como su aspecto es horrible: manos huesudas, ojos en blanco, vistiendo una especie de sotana o túnica que les cubre las piernas, de aspecto cadavérico o ancianos y que sólo se escucha como el sonido de los cascos, de las herraduras, de los caballos sobre el polvoriento camino, preludio de lo que puede suceder...

Algunos valientes han preguntado a ambos jinetes por quienes son y estos sólo han respondido, con voz de ultratumba: «Somos las Genti di Muerti».

En esta misma zona, en Las Hurdes, podemos encontrarnos con otra aparición que anuncia la muerte, se trata de la procesión de los muertos o la Procesión de Ánimas, una comitiva que trae la muerte a alguna persona de la comarca y que está formada por las almas en pena de los fallecidos.

Pocas son las personas que han tenido la oportunidad de verlas pero la describen como una especie de comitiva, o cortejo, de sombras blancas que carecen de rostro y que portan un candil o vela en absoluto silencio, roto este solamente por el tañer de campanas, delante de ellos va una persona, el finado, recientemente fallecida y que pone así el toque tenebroso a la Procesión de las Ánimas.

El entorno por donde se puede ver a este cortejo es en los alrededores del río Malvellido sobre los jueves, a media noche, la hora de las brujas... Todo un desafío para el buscador de misterios, para el amante de lo desconocido que sea capaz de adentrarse en esos mismos caminos polvorientos y acepte el reto de encontrarse a la Genti de Muerti o la Procesión de las Ánimas, a esta Santa Compaña extremeña tan desconocida como real en las leyendas e historias populares que narran los lugareños sobre aquellos eternos parajes de la incomparable zona de la comarca hurdana en el corazón de Extremadura.

Es sólo un recorrido improvisado que les he querido hacer de los muchos casos que toco en este mi nuevo libro, «Guía misteriosa de la España encantada» en la que les garantizo que nada le dejará indiferente y hasta se le pondrán los «pelillos de punta»...