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Actualizado: 09 feb 2020 / 04:00 h.
  • Los últimos enigmas de Egipto

De entre todas las grandezas de Egipto quizás la que más sorprende sea el grado de evolución adquirido en pocos siglos tras la aparición de tan magnífica civilización, pero hay paradojas en su cultura, en su Arte, en su arquitectura que son difíciles de explicar.

Fueron capaces de construir en la IV Dinastía la Gran Pirámide y sus compañeras, grandes templos y monumentos u sin embargo se le atribuye una increíble incultura tecnológica y científica. Así hay datos que nos dejan perplejos si, como afirman las fuentes oficiales de la Historia, los egipcios no descubrieron la rueda hasta la XII Dinastía, en la XVIII Dinastía aparecer la plomada y el mrjt que eran una mira de observación realizada en caña de palma.

Pero hay más sorpresas de este Egipto más paradójico: en la XI Dinastía es cuando surgen los textos astronómicos en los sarcófagos, una astronomía que desconocía el fenómeno de los eclipses (!) según Hawkes. En la época Ptolemaica, en el templo de Denderah, surgen las primeras representaciones de los meridianos y las “instrucciones” para el llamado “tendido de la cuerda” y hallar el meridiano por las estrellas de la Osa Mayor. En la XIII Dinastía se encuentra el papiro matemático de Rhind, con un nivel muy básico. En la XIV Dinastía surge el vidrio y los utensilios de hierro hacia la XXVI Dinastía. En la época Ptolemaica, hacia el 200 a.C., surgen ya conocimientos astronómicos y matemáticos de un mayor nivel influenciados por la cultura griega, sin dudas.

Por todo eso hay un contraste mayúsculo entre el Conocimiento que tenían aquellos egipcios de la III y IV Dinastía y aquellos que siglos después tomaron su relevo. Unos fueron capaces de erigir pirámides con un altísimo grado de perfección, otros –en cambio- construyeron la Sala Hipóstila de Karnac que se derrumbó hacia el 1899 a.C. ¡por no tener cimientos! Increíble. ¿Por qué se produjo ese contraste, esa involución en el Saber?

Trabajando la piedra de Assuán

Uno de los misterios más complejos que nos depara la cultura egipcia es la forma en la que trabajaron la piedra, piedra de la dureza del cuarzo, la diorita, el pórfido o el granito, materiales cuya dureza superaba en mucho la capacidad de aquellos constructores que desconocían aún el hierro y que empleaban herramientas de cobre...

Hoy es sorprendente, simplemente es un enigma que no tiene –de momento- solución. ¿Cómo pudieron trabajar con ese grado de perfección estatuas como la de Kefrén en diorita verde? Su dureza es cercana al 11 y empleando un cincel de cobre sólo conseguiremos múltiples mellas... Más aún cuando observamos la perfección de los bloques de granito que se extraían de las canteras de Assuán y que eran tallados milimétricamente... ¡Con cinceles de cobre! ¿¡Cómo!? Algo debemos tener, en este punto, claro: aquellos bloques no se tallaron con herramientas de cobre. En las canteras de Assuán se han descubierto agujeros, cuñas de madera para reventar la piedra pues de humedecían y se lograba “estallar” la piedra ubicándolas en determinadas ranuras, pero la precisión de su acabado deja aún muchas dudas tal y como sostiene el profesor Clarke.

Hay una corriente de opinión que indica que los egipcios podrían haber conocido el hierro mucho antes de lo oficialmente aceptado, ello nos llevaría a pensar que efectivamente habrían conocido su uso y empleo y que su dureza si hubiera permitido un mayor avance en sus construcciones. Si el uso del hierro lo combinamos con el empleo de las “máquinas” señaladas por Herodoto podríamos tener un buen ejemplo de un mayor desarrollo de su tecnología y artes de construcción.

¿Hay muestras de hierro en el Antiguo Egipto?

La respuesta sería un si a esa pregunta. La primera muestra la encontraríamos en la hallada por Perring en el proceso de limpiado del canal sur de ventilación de la Cámara del Rey. Aunque se pensó en un fraude la lámina de hierro tenía restos calcáreos con milenios de antigüedad luego parecía real como luego analizaría Petrie.

Igualmente ocurriría con la rueda, los vecinos nubios de Egipto conocían su uso y empleo, nada hace indicar que en la misma época los egipcios vivieran al margen de ello. Otra cuestión es por qué no nos ha llegado o las razones para ocultar ese conocimiento, tal vez por un carácter sagrado o divino, tal vez por celo sacerdotal, tal vez ya que era un conocimiento que no debía conocer el pueblo y sólo aquellos relacionados con la élite egipcia, sólo tal vez.

Proezas y “proezas” en Egipto

Otro serio problema es aquel que no dice que la Gran Pirámide se construyó en 20 años a un ritmo de casi un bloque cada dos minutos... Un bloque que pesaba toneladas y movido por la fuerza bruta de los trabajadores que construían la pirámide... ¿Hasta qué punto es cierta esta afirmación? Si atendemos al espacio de tiempo que derivó su construcción –según la creencia comúnmente aceptada- y a las matemáticas, hemos de creer que es correcta, sin embargo a los modernos investigadores les depara muchas dudas.

La estatua de Djejutijotep (XII Dinastía) –relieves de El Bershe- es representada sobre un trineo que era tirado por casi 180 hombres, su peso era de 60 toneladas, delante de ellos un hombre es dibujado vertiendo un brebaje líquido sobre los patines del trineo facilitando su deslizamiento. El texto trata de héroes a aquellos trabajadores al mover aquella masa pétrea y fue reflejado en aquel relieve como una hazaña. Lo curioso es que existen obeliscos de 1000 toneladas y no hay un solo relieve que nos hable de esa otra gran hazaña, ¿cómo es posible? ¿Acaso perdieron ese conocimiento y al acercarse de lejos a las proezas de sus antepasados para aquellos egipcios era ya una victoria?

Sigamos viendo ejemplos: templo de Luxor construido por Amenhotep III dedicado al dios Amón y mejorado por Ramsés II con las colosales figuras y los dos magníficos obeliscos que han pasado a la Historia, uno de ellos en la plaza de la Concordia en París (Francia) como recuerdo del país... Para moverlos se habría precisado de la mano de obra de miles de trabajadores que debían haber tirado de él e izarlo mediante una rampa. El empuje necesario para ello: 90 toneladas de empuje.

Templo mortuorio de Micerinos, en él encontramos bloques de piedra de 200 toneladas.

Cámara del Rey en la Gran Pirámide: bloques de 50 toneladas en el techo, y ni una sola representación, relieve o dibujo sobre aquella hazaña...

Herodoto habla de “máquinas para elevar las piedras” pero se desconoce aún cómo eran esas piedras aunque se haya teorizado sobre ella e incluso se las hayas representado artísticamente.

Pirámide de Kefrén: el acceso a la Cámara del Sarcófago estaba taponado por una losa. Aquella “sencilla” operación precisaba de 60 trabajadores... En aquel lugar no caben más de diez personas... Ello llevó a Petrie a afirmar que se colocó con algún tipo de máquina para ayudar en esta labor.

Hoy día, hay que citarlo, explicar la construcción de las pirámides tirando de la idea de las rampas, es casi absurda, quizás por una razón elemental: para construir la rampa y los trabajos en ella se invertiría casi el mismo tiempo y esfuerzo que en construir la pirámide en sí.

Otras explicaciones son el uso de rodillo, el inconveniente surge en la tremenda escasez de madera sólida en aquel lugar y el lecho arenoso del terreno que harían hundirse a los rodillos... Además habrían de soportar grandes pesos sin reventarse.

El cómo lograron desplazar esas moles, es aún una incógnita aunque siempre quedará la idea de los resignados trabajadores de la Gran Pirámide valiéndose de la fuerza bruta y tirando de aquellas masas pétreas...

La perfección de las uniones

Igual que fascina el tallado de los bloques de piedra fascina la perfección de las uniones de los bloques de la Gran Pirámide. Aquellos constructores fueron capaces de ir cortando, tallando y uniendo los bloques de piedra de la construcción de manera tal que entre sus uniones no cupiera una hoja de afeitar...

Fueron capaces de unir moles pétreas de más de dos toneladas con una unión perfecta, con la particularidad que da igual el ángulo en el que lo haga, de igual forma su unión sería perfecta.

¿Cómo lograron ese grado de perfección y encaje aquellos “rudimentarios” trabajadores? Hasta ahora sólo nos han llegado instrumentos de cobre como sus cinceles, una máquina llamada “la perforadora” que se usaba para taladrar pequeños huesos y madera, y en la V Dinastía otra perforadora mayor que utilizaba el polvo de esmeril para realizar las perforaciones según un relieve de Saqqara.

Así pues el misterio de su perfección queda hoy en el aire y constituye otro punto de inflexión en torno a la Gran Pirámide.

Los instrumentos de trabajo egipcios

Los egipcios fueron capaces de trabajar materiales tan duros como el cuarzo, el granito, la diorita, el pórfido..., todo ello con un grado de maestría asombroso. Así en el Museo de El Cairo podemos encontrar vasos de diorita del Imperio Antiguo muestran evidencias de haber sido trabajados con un torno. Las huellas de su interior nos muestran marcas paralelas similares a las que en la actualidad dejaría un moderno torno.

Aquellas primitivas herramientas debían trabajar con polvo de esmeril pero el trabajo que muestran estos trabajos egipcios no dejan lugar a las dudas: debió de trabajarse con el diamante, pero la Ciencia considera que aquellos egipcios desconocían ese uso del diamante... Sin embargo al contemplar las vasijas de diorita de las primeras Dinastías comprueba como poseían un conocimiento perdido el cual delataba un alto grado técnico y científico, que en siglos posteriores se perdió por completo.

De las primeras dinastías nos han quedado plato trabajados con un torno de forma primorosa, sólo la participación de una máquina de precisión (¿en el Antiguo Egipto?) podría haberlo hecho posible. Ello demuestra que conocían el torno de punta fija y el torno articulado móvil con la capacidad de moverse en círculos (!)...

Sus máquinas de corte eran igualmente sorprendentes. Usaban un serrucho para la piedra de gran dureza, de hecho nos han llegado serruchos de bronce con dientes de esmeril similares a las cortadoras modernas de cinta de acero con polvo de esmeril refrigeradas por agua. Pero todo es más complicado, en los Hipogeos de Tebas de la XII Dinastía se hallaron bloques de piedra de granito con restos de óxido de cobre a gran presión de trabajo (¿cómo es posible?). Aquellos primitivos serruchos jamás podrían haber trabajado materiales de esa dureza a esa presión.

En el Museo de El Cairo podemos contemplar el sarcófago de Diodefere, familiar de Keops, donde se aprecia el trabajo sobre este tipo de superficies. Aquí el serrucho ha cortado el 60% de la superficie y se aprecie perfectamente el corte, la superficie pulida y la aún tosca del sarcófago con las líneas de corte. El ancho del corte es de 2 centímetros y está cortado a mano por el desnivel (1 centímetro) que presenta. Pero si lo comparamos con el de Keops en la Gran Pirámide observaremos su total perfección y apenas 1 milímetro de desnivel... La comparación es sorprendente pues el de Keops debía haber tenido algún tipo de guía mecánica para lograr tal perfección. ¿Cómo? Sigue siendo un misterio.

Como indicador baste decir que una moderna máquina de corte unas dientes de widia y una hoja de corte con un diámetro de dos metros logrando un corte algo inferior al metro. Estas modernas cortadoras (sobre todo de granito) tienen una capacidad de avance de 0,04 milímetros por vuelta. Bien...Quédese con ese dato por qué los “toscos” serruchos egipcios avanzaban en las misma, y dura, superficie 2´5 milímetros por vuelta... ¿Asombroso verdad? Nuestra tecnología es incapaz de imitar tal corte en la actualidad.

Los taladros egipcios

Hemos hablado de la perfección en el trabajo y acabado de los bloques de piedra de la Gran Pirámide, de la perfección de sus uniones y ahora lo haremos de lo asombroso de sus perforaciones y de la capacidad de perforación de sus ingenios desconocidos.

Se han comprobado como aquellos egipcios realizaron agujeros en la sólida piedra de hasta 15 centímetros con una gran capacidad de avance, tras de sí un bloque cilíndrico que se rompía de un golpe. Eran los trépanos egipcios, unos trépanos que deben hoy sorprendernos.

El hombre del siglo XXI no ha podido igualar aquella técnica, hoy tenemos modernas taladradoras y/o perforadoras que trabajan con puntas de diamante o widia, que trabajan a baja o alta velocidad bajo presiones de entre 30 50 kg y 30 kg. Nuestras máquinas pueden progresar sobre una superficie de granito a razón de 4 centésimas de milímetro por vuelta, esa es su capacidad. Hace siete milenios se tenían máquina que eran capaces de avanzar en el granito 2 milímetros por vuelta, es decir: su capacidad de penetración y perforación era 50 veces más elevada que nuestras modernas máquinas con todo el saber de la Ciencia del siglo XXI.

Los científicos han tratado de explicar satisfactoriamente esta cuestión, bien bajo el prisma de haber trabajado golpeando el taladro o ensanchando el agujero, pero todo ha sido rechazado. La única explicación viable es que hubieran trabajado bajo presiones de 2 toneladas (muy lejos de los 50 kg de presión), ello implicaría poseer un material que fuera 50 veces más duro que el diamante... Petrie estudió un tarugo de pórfido trabajado en la I Dinastía, estaba trabajado por el egipcio de tan lejana época y el trépano que presentaba era de 70 centímetros de diámetro.

La precisión en la Gran Pirámide

Una nueva sorpresa no llevamos cuando contemplamos la Gran Pirámide, si a todo lo narrado no fuera ya suficiente ahora sumamos la extraordinaria belleza que debió tener con el recubrimiento calcáreo que dotaba a la construcción de una monumentalidad inigualable. Hoy de aquellas placas apenas quedan una muestra pero en su día fueron más de 27000.

Aquellas placas de tres metros cuadrados nos dan una sorpresa de difícil explicación: se fueron colocando en íntimo contacto utilizando yeso de fraguado rápido lo cual hacía que cada placa fuera colocada al primer intento y sin rectificar la posición, así se logró que la apertura media de la junta fuera de unas 5 décimas de milímetro. ¿Cómo fue posible?

Pero la tarea se complica: debieron colocar más de 200 hiladas hasta el piramidón teniendo un control de la angularidad de una media de un solo segundo de error... Hoy día logramos colocar placas similares utilizando campanas de succión, levantando pesos de hasta 2 toneladas, claro que aquellos egipcios lo hacían con 16 toneladas...

No se explica la precisión en la colocación de las placas del revestimiento sin afirmar que debieron poseer algún tipo de elemento óptico de precisión. Además su superficie estaba perfectamente pulida, uno de los bloques tiene 20 metros cuadrados y el trabajo realizado en él de pulido es el equivalente al usado con la lente del telescopio espacial de Monte Palomar, claro que con una diferencia de milenios...

El grado de precisión en la Gran Pirámide está muy por debajo de los estándares actuales en la construcción moderna y la Ciencia sigue tratando de explicarse ¿cómo es posible?

En el templo solar de Niuserre, de la V Dinastía, aparece el rey y varias sacerdotisas determinando la orientación del templo con estacas y cuerdas; la misma representación la tenemos en el templo de Edfú. Sin embargo la precisión mostrada va más allá de ese rudimentario planteamiento.

Lo mismo ocurre con la orientación de las pirámides, la de Keops y Kefrén presentan un error de 5´31”, muy por debajo de los 10´que entra dentro del 0´3% del error estimable. Nuevamente los constructores de la Gran Pirámide se superaron y dejaron otra muestra de su conocimiento. Ambas pirámides presentan el mismo error de orientación, ¿error o trataban de indicar algo? El margen de error entre la orientación de ambos monumentos es de 0. Increíble pero cierto.

En el Antiguo Egipto se sufrió una involución, ese Saber se fue perdiendo, se diluyó, no fue más que un recuerdo en el tiempo que hoy tratamos de darle explicación y encontrar respuestas a un enigma que, de momento, carece de solución.