A veces lo paranormal anida en un lugar y se resisten a salir del mismo, sus moradores desconocen la razón, desconocen el origen de su mal, y sin embargo su vida se ha convertido en un infierno desde que aquello habita allí. Eso es lo que le ocurre a la familia objeto de esta investigación, una investigación que se desarrolla en la localidad sevillana cercana a la capital.
Nos encontramos en casa de una familia formada por tres mujeres, el cabeza de familia falleció hace más de una década, y ahora ellas, conviven y se cuidan. Quizás en ese ambiente ha encontrado el caldo de cultivo mental, o paranormal, una extraña entidad que las tortura y asola.
Todo comenzó cuando su vivienda fue objeto de una disputa familiar, dos pisos, uno encima del otro en una sola casa y una persona con el afán de quedarse el inmueble, al no lograrlo comienzan sus males, tal vez creyendo que esa misma persona –con tradición en el pueblo de realizar ritos ocultos, maldiciones y males de ojo- había “aojado” su vivienda.
Y comenzó por descensos bruscos de temperatura en el piso así como ruidos nocturnos en el bajo, ruidos como “de arrastrar los muebles” narraba “Emi” Sin embargo en el inmueble inferior no había nadie.
Se sucedieron varios días de esta forma, entre la inquietud e intranquilidad de aquel que sabe que algo extraño sucede. Lo siguiente fueron las anomalías eléctricas en este domicilio y casi sin solución de continuidad fuertes golpes que aterraban a las tres mujeres.
Pronto comenzaron a haber marcas físicas de todo ello, aquella entidad, aquel ser dejaba su huella en forma de arañazos en paredes, pantalla del televisor, muebles de cocina... Y la noches seguían siendo un infierno.
La temperatura seguía bajando, el frío intenso era anormal e incluso tomaron la determinación de dormir juntas en la misma habitación. No sabía que era, aún no lo habían visto pero su presencia no pasaba desapercibida, incluso el pequeño perro de la familia mostraba la misma tensión que se respiraba y podía cortar con un cuchillo.
Los fenómenos no cesaban y la más pequeña de la casa, de 16 años, vio una visión horrible, una noche, mientras estaba en su habitación pudo ver un ser sombrío, negro... “Era espantoso, estaba cubierto por una capucha negra y su rostro era blanquecino, le pude ver la cara y descubrí como tenía los dientes amarillentos. Entonces fue hacia mí, se reclinó y medio que no iba a parar hasta que no me llevara con él”. Escalofriante experiencia.
Los siguiente fenómenos eran de desplazar objetos, como la estufa, o enseres del hogar, o encontrarse el cuarto de baño con todos los botes abiertos habiendo vertido su contenido en paredes y suelo y transformando aquel espacio en un infierno.