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Actualizado: 26 ene 2023 / 13:54 h.
  • Pasear en pijama, una moda entre la «pereza», el «esnobismo» y el «todo vale»

Caprichosa y volátil, la moda presentá su último capítulo: salir a la calle en pijama para tomar un café, pasear al perro o hacer compras, una tendencia que los expertos en moda y etiqueta social atribuyen a la «pereza», el «agotamiento», el «esnobismo» o el «me da igual lo que piensen de mí, voy a mi aire».

«Pisar la calle en pijama es un indicador de pereza, pero también del cansancio y agotamiento que muestra la sociedad», explica a EFE el profesor de protocolo y etiqueta social Miguel del Amo.

«Te pongas lo que te pongas nadie se va a enterar. La gente no mira por la calle y en las grandes ciudades menos, no nos analizamos», añade del Amo para quien esta tendencia no es una moda, sino «un reflejo de la indiferencia».

En la sociedad actual «vale todo», dice el experto en etiqueta social quien considera que desayunar en una cafetería en pijama puede resultar para algunos «súper moderno» y para otros «poco higiénico».

Por otro lado, cree que esta moda es un efecto secundario de la pandemia, «nos hemos acostumbrado a trabajar en casa, en pijama y zapatillas», añade del Amo quien cree que no será una moda con mucho recorrido.

Este fenómeno se está viento en ciudades como Londres, Toronto, Helsinki, Nueva York, Pekín, Shanghái, Miami, Barcelona o París, donde los parisinos lo ha bautizado como NBN (Netflix-Baguette-Netflix).

«En Madrid, también. Los fines de semana sobre todo. Incluso, ahora, en invierno», añade el periodista experto en moda y tendencias Rafael Muñoz.

No se trata de una costumbre actual. «Lo de salir a la calle en pijama toda la vida ha sido de gente perezosa o excéntrica», dice el diseñador Juan Duyos que recuerda que su abuelo siempre iba a los toros en pijama, le daba pereza cambiarse. «La plaza era suya, pensaba que era como estar en casa».

Para Blanca Zurita, experta en comunicación de moda, esta tendencia le parece una pose que denota «una falsa desidia» con un punto de «esnobismo» y «provocación», también reconoce que alguna vez ha salido a la calle en pijama de madrugada para ir a buscar a sus hijos, buscar farmacia de guardia o el último paseo al perro después de la película».

Ahora, esta moda se empieza a ver como algo «chic», señala Duyos quien apunta que salir a la calle en pijama «no es lo habitual, pero si a la gente le divierte estupendo».

Considera el diseñador que la moda, más allá de servir para ir arreglado o estar guapo, existe para gustar y divertir. «Hoy todo vale, la calles se llena de una costura impecable y de pijamas, lo que «me parece igual de divertido y sorprendente».

«Me encanta estar en casa en pijama y me parece un planazo salir a desayunar a una cafetería sin necesidad de cambiarme, es liberador y súper cómodo», cuenta José Javier Álvaro, empresario.

Una comodidad a la que ya en 2021, una oficina municipal del pueblo de Dos Hermanas (Sevilla) se opuso colgando un cartel en la puerta que decía: «No se atenderá a ningún usuario/a que venga vestido con pijama o bata de estar en casa».

Años antes, en 2017, la cafetería Los Monaguillos de Málaga, también prohibía la entrada en pijama o bata por «higiene y respeto» de clientes.

«He salido a la calle en pijama para llevar a mi hija a la ruta del colegio, eso sí con deportivas y abrigo. Camuflada para evitar ser descubierta», cuenta entre risas Teresa Carretero, florista de 53 años, quien reconoce que también ha hecho alguna escapada a la farmacia «de esa guisa» por simple comodidad.

Para Alberto Martín, cocinero de 42 años, salir a la calle en pijama no es habitual, pero en su barrio, zona centro de Madrid, lo ve todos los días. «Antes cuando era niño, muchas mamás iban al cole con la bata de pirineo y las zapatillas; ahora, en el último año, veo a muchos jóvenes haciendo la compra en pijama y pantuflas».