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Actualizado: 14 ene 2023 / 04:00 h.
  • Cónsules en Sevilla. Los Honorarios pueden a los diplomáticos

La Expo del 1992 marcó un antes y un después sobre la plantilla de diplomáticos acreditados. Si bien fue un éxito internacional que se metabolizó en Cartuja la siguió una depresión inversora y desempleo. Poco a poco deslocalizaron hasta Málaga ciertos consulados.

Estados Unidos rebajó su legación hasta la agencia consular y despejó su pabellón del 1929 en favor de una Fundación. Reino Unido, Francia y Alemania años después siguieron los pasos estadounidenses. Sólo quedan diplomáticos de carrera en los consulados de Bolivia, Cuba, República Dominicana, Portugal, Colombia, Marruecos, Perú y Rumanía. Argentina optó por Cádiz, y Venezuela dejó a Sevilla sin siquiera un Cónsul Honorario.

Sin embargo, hay numerosos países que optaron por nombrar cónsules honorarios. Son elegidos entre empresarios, abogados principalmente. La lista es larga: Italia, Luxemburgo, Malta, México, Países Bajos, Panamá, Paraguay, Rusia, Bulgaria, Chile, Chipre, Corea, Costa de Marfil, Costa Rica, Croacia, Ecuador, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Guatemala, Irlanda, Islandia, Suecia, Austria, Bélgica, Brasil, El Salvador, Filipinas, Mali, Noruega, Serbia, Uruguay y Turquía. La Cancillería los registra.

Cualquier cónsul en activo o cesado en Sevilla puede integrar la Asociación del Cuerpo Consular (ACCS) La preside Fernando Franco, acreditado empresario tecnológico e impulsor de la desaparecida Bienal de Arte Contemporáneo (BIACS) que representa a Estonia. De la ACCS son líderes honorarios Pedro Ruiz-Berdejo, con apellidos repetidos en otros consulados europeos, y el británico Joe Cooper.

Algo de historia

Según la web de ACCS la investigación que recopila el libro Origen y evolución de la Institución Consular Extranjera en Sevilla de José Manuel López Bernal (Ayuntamiento de Sevilla, 2004) se desprende que el Cuerpo Consular de Sevilla sería la institución más antigua de España en su género. Pocas ciudades en el mundo han tenido una representación consular tan amplia y dilatada en el tiempo como Sevilla.

La primera constancia se remonta a la génesis de Sevilla al ser incorporada a la Corona de Castilla por Fernando III durante el siglo XIII. Desde entonces no ha dejado de funcionar. Ser Sevilla Puerto de Indias la ligó ‘Nuevo mundo’. Esa realidad impulsó la representación de otros países en Sevilla.

En su centro histórico sabemos que no son azaroso los nombres del callejero que aglutinaron a germanos (alemanes), Francos (franceses) o la Avenida de Génova (hoy de la Constitución), donde abundaban italianos.

A finales del siglo XIX y principios del siglo XX Sevilla aumenta el número de Consulados extranjeros abiertos, existiendo treinta y dos al inicio del siglo XX. Alemania es un revelador ejemplo pues de antiguo tuvo representantes. Nombró Cónsules andaluces en Sevilla con paradojas notables.

De un lado, Otto Engelhardt (1903-1019) fue un pacifista que fortaleció lazos hispano-germanos con emprendimientos y trabajo de Ingeniero (creó la Compañía Sevillana de Electricidad, hoy ENDESA, y presidió la de Tranvías).

De otro lado, su sucesor y pro nazi Gustav Draëger (1934-1945) lo mandó asesinar en los turbios días del virreinato de Queipo de Llano. El querido Don Otto fue arrojado a la fosa de Pico Reja.

Cónsules en Sevilla. Los Honorarios pueden a los diplomáticos


El que fuera Concejal y político del PSOE Blas Ballesteros sufrió las iras de taxistas en 2009. Se repartieron groseras pintadas en el Consulado brasileño que ostentaba entonces. La legación, y su exclusivo aparcamiento en la vía pública, parecía el campo de batalla local sobre la exclusividad y élite que insinúa la diplomacia.

Otros escándalos, sobre negocios irregulares o abusos que pivotan sobre la extraterritorialidad de los consulados y espías ‘empotrados’ se callaron o taparon en función de si son países amigos, imperios que ordenan al lacayo o conspiraciones en mentes calenturientas.

Los prismas consulares

Los Honorarios completan territorialmente consulados que serían costosos de mantener. Los países que los nombran reducen sus funciones diplomáticas (hurtan la emisión de pasaportes, visados, voto de nacionales, etc...). Pero España les concede a estos Cónsules franquicias tributarias, recepción/emisión de valijas, inmunidad e inviolabilidad de sus sedes. Ahí está el ‘quid’ de querer ser cónsul honorario. Los hay con algún vínculo o negocio con el país al que representan, o bien aspiran y logran el cargo por conveniencias, egos o sentirse diplomático sin estar cualificado para ello.

Más atípico sería postular a Cónsul merodeando conductas de Código Penal. El fallecido Jesús Gil intentó lo indecible para representar a Costa de Marfil. Un hijo de Jordi Pujol hizo lo propio, hasta habría ofrecido 100.000 euros, por el mismo cargo consular de Gabón. Tener la llave de los candados de las valijas sería el objetivo. Pregunta: ¿Para mover dineros turbios?.

Un libro, L’orgía diplomática de Rafa Burgos (Pol.len Edicions, 2017), abunda en el abuso de privilegios de los Cónsules Honorarios en territorio catalán. Una reciente y rigurosa investigación internacional, Diplomacia en la sombra (Shadows diplomats), del consorcio de periodistas ICIJ y Pro Pública sitúa en España más de 500 cónsules honorarios. De ellos indican que 29 se ligan al narco, trata, estafas, contrabando, blanqueo o terrorismo.

Un caso estremecedor fue el de Rosario Porto, suicidada en la cárcel. La ex Cónsul francesa en Galicia asesinó antes a su hija adoptada, Assumpta Basterra. Otros datos sitúan en tierras andaluzas más situaciones atípicas centradas en cónsules honorarios. Las investigarían los embajadores españoles de ICIJ-Pro Pública (El País, El Periódico y La Sexta TV).

La lupa periodística tiene pendiente de publicar qué voluntarios al cargo consular honorario pagaron. Hablamos de grandes sumas de dinero para rentabilizar el singular estatus de Cónsul Honorario e inmunidad inherente para ejecutar toda clase de trasgresiones.

Un caso llamativo ocurrió en Sevilla el pasado 2017. Pocas horas antes de entrar en prisión Alfonso L. P., condenado por fraude en las subvenciones, estafa y falsedad, recibió el nombramiento de Cónsul de un país centroamericano.

Al que fuera Hermano Mayor de una cofradía sevillana y empresario con excelentes conexiones no le valió aquella designación para vivir privado de libertad una temporada tras pagar un dineral a un bufete penalista que no logró reducir o anular una pena que el Tribunal Supremo confirmó y que fue dictada por la Audiencia de Sevilla-Sección Segunda.

Obviamente, las irregularidades que se ligarían a una mínima parte de Cónsules Honorarios mayoritariamente pivotarían desde el enriquecimiento atípico. También, debe considerarse que tal realidad da cobertura a empresas y particulares para desarrollar actividades ilícitas sin el conocimiento e intervención de los gobiernos a los que representan. ¿Sabremos más al respecto al sur del sur español?