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Actualizado: 10 dic 2022 / 05:09 h.
  • Carlos Herrera.
    Carlos Herrera.

El aura de Jesús Quintero pulula entre quienes aplauden su original y proverbial estilo radiotelevisivo y quienes lo cuestionan sobre su vida privada, familiar y aventuras de negocio que fracasaron. Pero lo que le sucede al alma del onubense que reposa en San Juan del Puerto reitera una máxima, aplicable al difunto, que servidor aprendió de su padre: ‘en la vida no hay premio, ni castigo; sólo consecuencias’.

Quintero se afincó en Sevilla donde curtió su carrera. Amó y apostó por la capital de la Giralda creyéndola conocer. Pero, al cabo, le pasó como a la inolvidable colega del locutor. A Marisa Carrillo, inolvidable al micrófono en Radio Sevilla (SER) le despachó su empresa el óbito con un audio y una foto desfavorecedora, del peor blanco y negro imaginable.

Sólo quienes la conocimos de cerca acentuamos su valía. Más en tiempos difíciles para una mujer-10 en un cosmos machista que obedecía a la dictadura. Carrillo fue una mujer independiente, libre, tenía talento y eso molestaba a la plantilla de quienes la pretendieron subyugar. La pregunta es si es más feminista o no que otras abanderadas de la causa. De momento sigue sin calle a su nombre, aunque muchos locutores varones fallecidos la tienen en la más ingrata Sevilla

El Loco de Quintero

La leyenda de Jesús Quintero es premortem. Su magisterio radiofónico se extendió a la pequeña pantalla. Entonces, desplegó y ponderó las preguntas retóricas, los silencios propios y los de sus interlocutores; entró en la cárcel para enseñarnos al humano entre celdas, o sacó a la palestra a quien siempre pierde o nunca les toca nada, o son los desheredados del mundo.

Supo vender su producto audiovisual como excelente mercader. Y le añadió halo intelectual al autodidacta que no supo, acaso, controlar un ego superlativo que frecuentó el diván de los cuerdos. Las paradojas vienen, ante tanta riqueza personal, con regatear sueldos de empleados o no pagar proveedores desde su exclusivo Bentley o Hummer. O desde sus propiedades de millonario, sus ropas de marca o el sempiterno foulard.

Locutores famosos, millones o bancarrota
Jesús Quintero.

Dicen que los caprichos, las neuras y los puntos presidieron muchos desvaríos del inolvidable locutor. Sus fracasos empresariales (Montpensier, Radio América Teatro Quintero....) los forjó a pulso, pues contó con el favor del poder y el dinero que no se devuelve. Más una química personal que imantaba hacia el locutor buenos proyectos que disparataba el loco que a lo mejor llevaba dentro de una cabeza donde sólo bullía lo genial.

Es triste que antes y después de morir Quintero salgan miserias y más ruinas de las que tuvo. Pero, repetimos, así son las cosas. Sus últimos días los pasó alejado de su familia e hijas. Dicen que inclusive hubo demandas de las últimas para poder estudiar. La residencia donde expiró en Ubrique la pagaría un personaje que apodan ‘El Turronero’. Las deudas que le perseguían ya le dejaron tranquilo, vencen con la vida del causante. DEP.

Otros locutor@s

Muy distinto a Quintero es el caso de Iñaki Gabilondo, a cuyo nombre Radio Sevilla (SER) rotuló su estudio principal con una frase que repetía el hoy jubilado periodista: ‘Andalucía es una tierra grande, hermosa, vieja y sabia. Siéntase orgulloso de ser andaluz’. Es el mismo lugar donde daba arengas el sanguinario General Queipo de Llano, cuya tumba se vació en la Macarena. Gabilondo, un donostiarra-sevillano, es doctor por la Universidad más antigua hispalense con evidentes merecimientos.

La profesionalidad de Gabilondo la alaban hasta sus más cercanos competidores. Pocos saben que cuando accedió a la jefatura de Radio Sevilla muy joven fue cesado tras numerosas presiones del poder durante el tardofranquismo. Las lenguas más rancias sitúan en el cosmos cofrade su defenestración. Pero también se sabe que el coraje del vasco publicó las cuentas del Alcalde. Algunas partidas causarían los mismos problemas, denunciar la corrupción, que tuvo en TVE años después.

Locutores famosos, millones o bancarrota
Encarna Sánchez.

Las almeriense Encarna Sánchez (1935-1996), otra grande de las ondas, fue difamada antes y después de morir. Más pionera que Quintero en la magia nocturna de la radio y poderío ante el micrófono, acabó ultrajada por quienes recibieron sus atinados flechazos ante la injusticia y el abuso. La desaparecida almeriense no tenía pelos en la lengua, nunca mejor dicho. Y no se asustó ante lo que consideró indigno de la condición humana.

Sánchez organizó, sin saberlo, su último programa tras fallecer. De un lado, regaló mucho a sus mejores amigas. De otro, dejó su legado millonario a una amistad de juventud. La herencia yacente de la locutora mereció ríos de tinta por el maldito parné. Los firmantes de agravios no recibieron nada de una mujer que falleció soltera y sin hijos. La heredera universal hizo bien en callar, aunque no le hurtaron adjetivos ajenos de quienes esperaban colmatar la codicia con el dinero que no se trabaja.

Luis del Olmo forjó su talento radiofónico en RNE. Lo traspasó a sus negocios y cadenas (COPE, OCR) para construir una fortuna que incluía emisoras de radio. Difundía críticas cuando no le daban las que pedía con frecuencia, en cada convocatoria. El círculo radiofónico es así de voraz, la de ser empresario y empleado al mismo tiempo.

Al leonés, encantado de pasear coches antiguos, invitar a botillos bercianos o presumir de amistades en la cúpula, le arruinó los ahorros su mejor amigo administrando sus millones. En los juzgados lo único que logró fue una sentencia y el aplauso de la firmeza, pero poco más. Del Olmo fue un excelente locutor, pero confió en quien no debía.

Carlos Herrera, otro almeriense que alterna moradas en Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, es un veterano vicelíder de las ondas tras la cadena SER. Los millones que gana acusaron vaivenes en la COPE, donde ahora triunfa, y de donde le despidieron en 1996. Desde entonces incrementó audiencias en Canal Sur TV-Radio, RTVE y OCR. El éxito de sus negocios le garantizan una jubilación que ya tiene heredero ante el micrófono en su único hijo.

Un hotel, restaurantes, pisos turísticos o alacenas gastronómicas son parte de sus negocios de éxito. Los emprendió un locutor que hace de los contenidos un valor y de la crítica al poder un cotidiano. Como Gabilondo o Sánchez tiene un espíritu indomable que cosecha fidelidades allá donde esté su voz.