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Actualizado: 17 abr 2020 / 08:17 h.
  • Memento, el primer detective sevillano

Antonio Ramírez Casado tuvo una intensa vida que repartió en incontables oficios y profesiones. Nacido en Granada en 1866, murió en el Aljarafe siendo el primer edil de Salteras en 1925 como consecuencia de una repentina angina de pecho. La prensa de entonces, pues era un personaje que trascendió al pueblo sevillano citado, le calificó como el perfecto camaleón que tiñe o aclara su piel para la ocasión.

Su apodo, Memento, amparaba esa intensidad que referimos: fue aplaudido picador y novillero en su juventud; después policía en Barcelona, cultivó la dramaturgia y la poesía, fue empresario y ‘policía particular’ en Sevilla desde 1907 hasta el fin de sus días terrenales. Una personalidad arrolladora e impulsiva redondearon la leyenda de ‘Memento’; así pasó a la historia.

El escritor José Luis Ibáñez en su última obra ‘Todo lo oye, todo lo ve, todo lo sabe...’ (Espasa 2020) recorre la historia de los primeros detectives españoles. El proverbial estudio sitúa en 1899 la primera agencia de detectives sevillana con dos ubicaciones (O’Donnell 7 y Jesús del Gran Poder 20). En realidad, este negocio fue una sucursal de la macro-agencia barcelonesa ‘La Vigilancia y Seguridad Mercantil’ que fundara Daniel Freixa i Martí, un duro y polémico ex jefe policial. https://diario16.com/el-detective-de-libro/

El novillero-picador que vendió vinos

Memento’ era un sobrenombre que provenía de una empresa vinícola jerezana de la que fue comercial años y años Antonio Ramírez. Fue también monaguillo en su Granada natal y reconocido picador hasta principios de 1889. En esa época su pasión por la tauromaquia reflejó una anécdota que se difunde aún en el internet del siglo XXI:

Sostenía que no había gente de más talento que la de coleta:

— Hombre -le interrumpieron una vez- ¿y los abogados, y los médicos y los ingenieros?

— No sigan ustedes -replicó-. A cualquier tribunal se le puede llevar una recomendación, y a lo mejor te aprueban; pero vayan ustedes con una tarjeta de Cánovas del Castillo [Ministro, Presidente del Gobierno & Cortes español 1864-1875] a un toro de Miura para que no les coja, ¡y a ver qué pasa!’

Alejado del toro ‘Memento’ estrenó, en teatros de Madrid y Barcelona, las obras ‘Joaquina’ y ‘A Real el Kilo de Vergüenza’. Una parte de su vida la pasó en Barcelona como inspector de policía subordinado de Freixa. Este personaje tuvo tantas luces policiales como jefe como sombras tórridas y corruptas en la peor Barcelona violenta entre los siglos XIX y XX

Enigmático detective

Antonio Ramírez, antes de entrar en política era un personaje pasional que conoció a Miguel de Unamuno en el café Novelty salmantino, como invitado a sus inolvidables tertulias literarias. Sin éxito explicaba al que fuera Rector salmantino sin perder sus raíces vascas los recursos y activos de la tauromaquia ante el escepticismo del inolvidable intelectual.

La agencia de detectives que montó en Sevilla con su identidad personal le sirvió a Ramírez para pregonar las bondades del General Primo de Rivera y la Unión Patriótica. El grupo político que fundó el militar jerezano para intentar perpetuarse en el poder tras una ‘dictablanda’ del General Berenguer, si la comparamos con la autocracia de Francisco Franco.

Los días barceloneses de Ramírez, bajo el mando de Freixa y Antoni Tresols, no limitaron su carácter expeditivo y política de palo y zanahoria que se aplicó sin éxito a la radicalidad anarquista y la violencia mafiosa de los pistoleros contratados por empresarios.

El ‘Memento-policía’ importó su herencia policial barcelonesa por una Sevilla curtida en balas, barricadas, atracos, atentados, asesinatos y más barbarie hasta hacerlo algo cotidiano. La Sevilla de primeros del pasado siglo registró alza en las cotas delictivas, conflictividad laboral, reclamos sindicales y del campesinado más un proceso emigratorio rural hacia la urbe que laminó todos los números.

No ha llegado hasta nuestros días los asuntos que operó Antonio Ramírez como pionero del detectivismo sevillano. Ni tan siquiera si publicitó su negocio.

Pero quedó claro que se relacionaba con la cúpula pues tenía ‘buenas recomendaciones’ desde su etapa catalana, fama personal por sus habilidades sociales nacidas de las torerías y éxito como dramaturgo. ‘Memento’ era asiduo de la calle Sierpes. Allí se juntaban tratantes de fincas y ganado, señoritos ociosos, corredores de viviendas y cortijos más una corte de subalternos que merodeaban lugares de comida y pecados de la carne más frágil. Por ahí captaba casos ‘Memento’, un detective que se juntaba más a los sombreros de ala ancha del terrateniente.

La última etapa

La oratoria de ’Memento’, según crónicas de primeros del pasado siglo estaba adscrita al populismo que ha triunfado en Andalucía las últimas décadas. En la década de 1920 ‘Memento’ fue nombrado alcalde de Salteras.

Durante sus años con la vara de mando trajo al municipio al famoso dramaturgo Jacinto Benavente y logró que lo visitara Su Majestad el Rey Alfonso XIII amén de presidir en dicha localidad aljarafeña el Círculo Primo de Rivera donde se aglutinaban los defensores de una dictadura que dejó más obra pública y resuelta la guerra con Marruecos que cunetas y glosas repletas de adversarios o subversivos al régimen.