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Actualizado: 02 abr 2022 / 04:00 h.
  • Sumisión química, arma de los violadores desalmados

En 2020 un 76% de las agresiones sexuales se cometieron con la víctima bajo sumisión química. A pesar del confinamiento y límites por la pandemia del Covid-19 esos números ilustran hasta dónde llegan violadores y abusadores sexuales. Sus víctimas, en un 99% mujeres jóvenes, concurren en el desamparo, desprotección y orfandad ante la policía, justicia y los médicos.

En España, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (Ministerio de Justicia) constató ese dato. De 2.054 agresiones sexuales registradas en España durante 2020, el 76% se cometió con la víctima bajo sumisión química. Es decir, sedada, catatónica, sin el poder de su criterio, la fuerza que defiende o el grito que alerta terceros. En uno de cada cuatro casos de agresión sexual la voluntad de la víctima-mujer se anularía con fármacos, drogas, alguna sustancia natural o química.

El Ministerio de Justicia ya tiene en sus dependencias más de 100.000 firmas que reclaman más medios y atención a un delito que repugna al más insensible. Una sevillana, Marta Asensio, ya contó su drama con su ex pareja. No representa el caso-tipo de sumisión química. No encarna a la mujer que va de fiesta, de copas y un simpático interlocutor invita a copas envenenadas que le sedan. Tampoco es [Marta] alguien victimista. Fue violada por su ahora ex pareja en el marco de la intimidad del hogar, durante relaciones no consentidas.

El problema de la sumisión química se desconoce en toda su dimensión. Las víctimas olvidan lo que pasó antes y después de sufrir la agresión. Alcanza a toda clase de mujeres, aunque se detectaron casos entre parejas de hombres durante encuentros íntimos. Marta, junto a Gloria Martínez, compilaron miles de firmas que vindican un protocolo unificado médico y policial para aclarar los casos de sumisión química. Además de las firmas, la reivindicación se documenta con el testimonio de más de 50 víctimas de delincuentes impunes. Todo ello está siendo estudiado por técnicos ministeriales, policiales y judiciales.

Manada, GHB y Burundanga

Fue la tristemente conocida ‘Manada’ sevillana que violó a una joven en Navarra durante unos sanfermines, y meses antes en Pozoblanco abusó de otra, la que visibilizó el tema. Intercambiaron mensajes telefónicos explícitos sobre su singular forma de divertirse, por llamarlo de alguna manera. Fueron de fiesta con líquidos que adormecían a sus presas. Al parecer iban ‘armados de burundanga. También llamada escopolamina, es conocida como la droga zombi. Es capaz de reducir la voluntad y memoria de las personas que sufren sus efectos. La usan los/as delincuentes para consumar robos o agresiones sexuales.

La burundanga se extrae de una planta llamada Datura Estramonio, muy común en España y Latinoamérica. Es su flor hay semillas compuestas por dos alcaloides, uno de ellos es la escopolamina. Al mezclarlo con elementos químicos da lugar a la burundanga.

Esta droga tiene también uso medicinal pues sus efectos son paliativos para dolores de cualquier enfermedad. Es importantísimo que la dosis de esta sustancia la administre un profesional. Al ser potentes sus efectos es fácil la sobredosis. Por ello se administra en dosis ínfimas para mareos, espasmos, como uso analgésico, incluso como solución contra el Parkinson.

El uso ilegal de la burundanga es someter a las víctimas con efectos de obviar resistencia a nivel físico y psicológico y pasar a la docilidad. Es difícil ser detectada pues no genera ni sabor ni olor. En la gran mayoría de los casos, se mezcla con bebidas alcohólicas de víctimas en momentos de distracción. Una vez anulada su voluntad, los delincuentes proceden al abuso y violación de alguien indudablemente vulnerable. Así fueron las hazañas de La Manada y quienes siguieron ese rastro criminal. No olvidemos que el proceder de estos sevillanos fue imitado.

La Policía Nacional, en Sevilla, reforzó la vigilancia en zonas de ocio y bares de copas tras detectar la circulación de GHB en el mundo de la noche. Hablamos de una sustancia química líquida camuflada en botes cuentagotas. Cuando se añade a una bebida alcohólica deprime el sistema nervioso. Puede lograr que quien lo ingiere se desmaye o pierda la conciencia. Es la conocida como droga de las violaciones. Agentes de Policía Científica, Laboratorio Químico de Sevilla, analizaron GHB y en otros casos Butirolactoma, precursor del GHB

Ante la pregunta de qué es el GHB la respuesta inquieta: es un líquido inodoro e incoloro con efectos inmediatos. Pasa absolutamente desapercibido hasta en las analíticas biológicas. Muchas se hacen demasiadas horas después de ser metabolizado o excretado por el cuerpo. Por ésta razón es complejo establecer causa-efecto para imputar una conducta criminal con mínimas garantías de éxito hasta conducir a la condena.

El GHB es un depresor del sistema nervioso central (SNC). En la década de los 60s fue usado como anestésico. Sin embargo, fue retirado del mercado farmacéutico debido a sus efectos secundarios. Actualmente sólo se utiliza en el tratamiento de algunas enfermedades como la narcolepsia.

Los efectos secundarios del GHB son: somnolencia, mareos, náuseas, vómitos y alteraciones en la vista. Las personas que lo han ingerido pueden perder la conciencia, no respirar y entrar en coma, según alertan los expertos. Los técnicos del Ministerio de Sanidad recalcan que los efectos del GHB varían mucho de una persona a otra. Como cualquier tóxico, sus efectos dependen de la química corporal, edad, sistema inmune, peso, registrar o no patologías, etc....

Los efectos del GHB comienza tras los 10 o 20 minutos del consumo. Y duran de 60 a 90 minutos. Desaparecen por completo a las 3 ó 4 horas. Vemos entre quienes usan el GHB para delinquir paradojas en el comportamiento de algunas víctimas. Los efectos iniciales, quizá buscados, son aumentar la sociabilidad y de la capacidad de comunicación. Sin embargo, tras esa potencial euforia y proactividad aparecerían efectos que en realidad busca quien para sus fechorías el GHB: somnolencia, obnubilación, cefaleas, confusión, depresión respiratoria, delirios, alucinaciones y hasta el coma.

Las últimas investigaciones sobre la ‘sumisión química’ detectaron también partidas de GBL (Gamma butiro lactona). Este producto químico es muy similar al GHB. El organismo humano metaboliza el GBL para transformarlo en GHB pues provoca idénticos efectos. Ambos han sido relacionados con las drogas más usuales para agresiones sexuales a mujeres que apenas recuerdan nada del delito sufrido. Este dato es clave para determinar la impunidad con la que goza la sumisión química.

Generalmente, el GHB se presenta en forma de polvo blanco o líquido incoloro e inodoro, con sabor ligeramente salado. Se distribuye en el mercado ilegal en ampollas pequeñas o cuentagotas opara mezclarlo con bebida o comida. Su maridaje con el alcohol es peligroso. La complicación del consumo de GHB es la intoxicación aguda. Durante los últimos años se han registrado bastantes casos de coma, y también muertes por su uso.

Tanto el GHB como el Rohipnol o la Escopolamina se usan para violaciones realizadas durante una cita o para drogar a la víctima y después abusar de ella cuando la sustancia hace su efecto, o robarla, o secuestrarla. Es fácil introducirlo en la bebida o comida de la víctima sin que ésta la perciba. Cuando la droga hace su efecto, incapacita a la víctima e impide que se defienda del ataque sexual.

Los consejos más lógicos para evitar una agresión por sumisión química son jamás perder de vista la copa o plato de comida. Ante ofertas, sonrisas, invitaciones y regalos de desconocidos/as adoptar cautelas ante cualquier bebida o comida. Si la posible trasgresión pudiera venir de persona conocida repetir el control de la bebida o comida.