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Actualizado: 25 ene 2022 / 18:52 h.
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  • Antivacunas, argumentos disparatados y ciencia

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha emitido un informe una vez estudiados los datos sobre la Covid-19 de 2021. Entre otras muchas cosas, ese informe dice lo siguiente: «Bajo el supuesto de que toda la población hubiera estado vacunada de la Covid desde la primera semana de abril, la incidencia de la enfermedad en términos de hospitalizaciones y defunciones durante 2021 habría estado en la línea de una temporada de gripe con actividad moderada/alta». Es decir, los no vacunados están ocasionando un problema severo que afecta de forma directa al sistema sanitario español. Pero no toda la culpa es de ellos y se debe ser generoso con una postura tan válida como otra cualquiera.

La libertad de las personas es esencial para su desarrollo y para que la dignidad del ser humano se mantenga intacta. Y eso es algo que no podemos perder de vista en ningún momento ni en ninguna circunstancia. Pero esa libertad de cada persona no puede convertirse en un peligro para unos o una carga demasiada pesada para otros. En el caso de los antivacunas, es tan injusto intentar vacunar por narices a millones de personas que piensan de forma distinta que la mayoría, como que se vea en peligro de colapso una estructura sanitaria que está dando muestras de fatiga desde hace muchos meses y que está muy necesitada de personal, estructuras y fondos, muchos fondos. No puede ser que exista un problema localizado y que la solución pase por la sanción y el señalamiento, pero tampoco ayudan posturas rígidas instaladas en el no.

No se puede obligar a nadie a que se desplace hasta un centro de vacunación para recibir una dosis tras otra de una vacuna. Sí se puede seducir a todos los que se han anclado al no.

Las sociedades de todo el mundo son mejores desde que las vacunas aparecieron para paliar o erradicar algunas enfermedades. Ese es un dato objetivo y muchos de los que se niegan a vacunarse olvidan que ellos fueron vacunados para evitar la polio o el sarampión y su vida ha sido mejor. No estaría mal hacer pedagogía (el Gobierno de España no ha legislado para evitar problemas futuros parecidos a los que ha creado esta pandemia y no ha sido capaz de informar adecuadamente a la población sobre lo que es una vacuna, qué problemas puede causar y que beneficios aporta), no estaría mal demostrar que muchas de las teorías que invaden la Internet son ocurrencias de alguien que no sabe ni lo que dice y que la ciencia va muy por delante de discursos enclenques y ventajistas como el de, por ejemplo, Miguel Bosé al que le proponen hablar en presencia de un científico y se niega alegando que esos señores están mucho mejor preparados que él; no estaría mal que las autoridades sanitarias se pusieran de acuerdo en lo fundamental (17 formas de entender y afrontar un problema de estas dimensiones son demasiadas) porque el esperpento que supone una descoordinación de la magnitud a la que nos tienen acostumbrados en España resulta el peor de los obstáculos para lograr que los que no quieren vacunarse puedan cambiar de decisión.

Un dato más de este informe es el siguiente: las muertes hubieran sido un 571 por cien más elevado sin vacunas. Anunciar esto y explicar los porqués sería fundamental. Perseguir a los no vacunados genera un rechazo todavía mayor al que ya existe.