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Actualizado: 25 feb 2021 / 04:00 h.
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  • Interior del cráter Jezero en Marte donde se encuentra el vehículo Perseverance. Al fondo el borde del cráter. / Nasa
    Interior del cráter Jezero en Marte donde se encuentra el vehículo Perseverance. Al fondo el borde del cráter. / Nasa

Estados Unidos ha desembarcado en Marte y un robot se pasea por allí, a ver si encuentra lo que está buscando que no es vida exactamente sino materias primas como por ejemplo eso que se llama tierras raras para construir tecnología y armamento y de paso agua para cuando nos falte. Al mismo tiempo que llegaba a Marte también alcanzaba la cifra de medio millón de muertos sólo por la pandemia. Se gana el cuerpo pero se pierde el alma, ahora a echarle la culpa de todo a Trump cuando el mal viene de muchísimo antes, de manera similar al muro con México del que Trump fue continuador tras las iniciativas de Bush y Obama.

El asunto de Marte le ha servido a la OMS y a otros para tirar de ética y de escarmiento y proclaman: por favor, si hemos llegado a Marte cómo vamos a tolerar que nos agarre descuidados otra pandemia, hay que tomar medidas para que no se vuelva a repetir esta situación. ¿Las tomaremos? Algunas sí desde luego porque el dinero mueve montañas y hay quien está perdiendo mucho dinero al tiempo que otros hacen su agosto y sus años: su 2020, 21 y 22, por lo menos. Pero sí, algo se llevará a cabo, no por el bien común sino por el bien propio de una minoría y gracias a ese motivo millones de personas salen ganando.

Sin embargo, a nadie extrañe que no aprendamos todo lo necesario. Repito el argumento: como hemos llegado a Marte sería una contradicción y una falta de solidaridad y de racionalidad poner el pie en otro planeta con toda la pasta y la tecnología que cuesta eso mientras dejamos a la Tierra en manos de microbios malignos. ¿Y qué? ¿Qué fue el descubrimiento de América? ¿El inicio de un mundo mejor? Sí pero no. Porque sobre todo a partir del siglo XVI se comenzaron a fundar las compañías y sociedades empresariales que, con el apoyo habitual de las monarquías, se repartieron todo aquel continente a lo bestia, incluso luchando entre ellas y pagando corsarios y piratas para que atentaran contra los bienes de la competencia. Sociedades antecedentes de las corporaciones multinacionales actuales, que constituyeron holandeses, ingleses, franceses, españoles y portugueses más las que nacieron ya en EEUU, aprovecharon el tropezón que dio Cristóbal Colón al toparse con todo un enorme continente para fundar grandes sociedades con el único fin de capturar personas de raza negra en África, de todos las edades y de ambos sexos, para comerciar con ellas y en estas capturas y comercio les ayudaban a los blancos los cabecillas de las tribus negras africanas que aquí por el dinero bailan todos y no hay buenos ni malos así como así.

O sea, por un lado, el progreso tecnológico nos llevó a América y por otro la explotación y el abuso del hombre por el hombre se extendieron más y se intensificaron más aún. Lo digo porque hay quien compara el asunto de Marte con el de América.

Como la Historia no se repite no va a pasar exactamente lo mismo pero ya estamos viendo cómo la pandemia está sirviendo para ir tomando posiciones con vistas al poder que se intenta lograr en el futuro. China hace años que puso el pie en África y en América Latina. Rusia sigue su ejemplo y también Irán a bastante distancia. China y Rusia han decidido repartir mantequilla entre los países pobres en lugar de cañones, de esa manera en el futuro podrán seguir colonizándolos con una sonrisa y con el dinero que los menos prósperos les deberán. Ante el hecho, Occidente -metido en sí mismo- no sabe otra cosa que acusar a estos países de estar haciendo lo que, en efecto, están haciendo: buscando ser los hegemónicos del mañana, algo que los aludidos niegan. Por supuesto que lo niegan, porque el dominio se ejerce conquistando almas, no poseyendo cuerpos y menos dejando que mueran mientras se pone la vista en el planeta Marte.