Primero fueron los ‘microchis’ dentro de las vacunas que eran inoculados en nuestros cuerpos serranos, antes habían sido las vacunas que servían para controlar virus inventados que, en realidad, eran los de toda la vida, los que provocan un catarrito de nada; luego fueron las señales con el móvil a los extraterrestres pidiendo que vinieran a salvar el mundo y, ahora, de la mano del populismo patrio llega un nuevo escándalo provocado por el Gobierno de Pedro Sánchez: el ataque con ‘chemtrails’ a los manifestantes de la plaza de Colón de Madrid.
Los ‘chemtrails’ son esas líneas blancas que salpican los cielos del mundo entero, las que creíamos que aparecían al pasar los aviones y que, sin embargo, son gases malignos o líquidos peligrosos para los votantes de Vox (porque para los del PSOE son inofensivos y, por eso, Pedro Sánchez los lanza sin problemas). Este mundo es infame con los populismos de extrema derecha y no es extraño que denuncien estas cosas o que pidan auxilio a los extraterrestres.
Falta saber en qué momento aparecerá el terraplanismo trufando los discursos de Santiago Abascal. Un buen ignorante no tiene futuro sin poner el terraplanismo en lugar de privilegio en su discurso.