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Actualizado: 11 ago 2022 / 08:20 h.
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  • Mi momento Yabadabadú

Lo sé, por un instante te has sentido como Pedro Picapiedra cuando, después de una completa jornada laboral, bajaba con energía por la cola de su dinosaurio y gritaba con entusiasmo: «¡Yabadabadú!». De niña siempre me preguntaba que cual sería la traducción de esa divertida expresión, me generaba curiosidad (eso siempre es positivo) pero lo que sí me quedaba claro era el buen rollo que transmitía, era como el pistoletazo de salida para el «pasárselo bien».

Hace una semana que estoy de vacaciones y la imagen de Pedro Picapiedra con su famoso grito irrumpía en mi cabeza con fuerza... ¡Exacto! ¡Estoy en mi momento «Yabadabadú«!

La importancia de «Yabadabadubear»

¡Es capital! Y es que por más gratificante que resulte tu trabajo, si no te tomas un respiro, ¡te puedes venir a bajo! Piensa en un ventilador que esté en funcionamiento las 24 horas del día, al principio te parecerá muy refrescante pero... ¡Se va a quemar! Por favor, no te conviertas en una persona ventilador... Como tú eres tú, para seguir siéndolo y aprovechar al máximo tus capacidades personales, ¡necesitas tu momento Yabadabadú!

Mi momento Yabadabadú

No hay una guía exacta para «Yabadabadubear» pero la esencia está clara: D-I-S-F-R-U-T-A-R. El disfrute es todo aquello que «te carga las pilas», lo que te hace sonreír, lo que te da paz interior, lo que llena el instante de valor... Así pues ese «Yabadababú« puede tomar forma de jornada de senderismo, atreviéndote a transitar por rutas donde la falta de tiempo te solía frenar; también puede transformarse en una tranquila tarde de piscina; en un divertido partido de palas en la playa con tus sobrinas; en el baño veraniego de tu mascota... El Yabadabadú es tan divertido e ingenioso que puede incluso puede adoptar la forma de delicioso helado haciendo que sientas el placer de «Yabadabadubear» en cada bocado o, como diría mi sobrina Noelia de 5 años, a cada lengüetazo porque «¡así te dura más!»

Los expertos del Yabadabadú

¡Cuanta razón tiene Noelia! Los adultos nos empeñamos en hacer de la vida una cosa demasiado seria y así sólo se consigue que el alma quede ebria de sinsabores... ¡Los niños son mucho mejores! Ellos son los verdaderos expertos en «Yabadubear» así que mi consejo es claro: ¡no esperes más! Consulta con tu «experto» más cercano (tu hijo, sobrino, nieto, primo, vecino) y... ¡Prepárate para deslizarte por la cola de tu propio dino! Feliz Yabadabadú.