No hay nada peor que ser ignorante y, a la vez, atrevido. Bueno, en realidad, sí hay algo peor; ser un mal político ya que este tipo de sujetos (o sujetas; lenguaje inclusivo a tope puesto que voy a hablar de uno de sus grandes defensores), este tipo de sujetos, decía, acumulan todas las características de las que hay que huir como del diablo.
La última de Pablo Echenique es que hace una valoración de la política de precios de El Corte Inglés diciendo lo siguiente (en twitter, que es ese lugar del ciberespacio en el que se hace la nueva política nacional por parte de algunos): «El Corte Inglés es bien conocido por utilizar su músculo financiero para bajar los precios por debajo del coste para reventar a todas las tiendas de ropa pequeñas». Es decir, Pablo Echenique no ha entrado en esos grandes almacenes en su vida o no se entera de nada o es malo de narices o muy, muy, limitado. A saber...
Habría que recordar a este pobrecillo que El Corte Inglés ha incrementado, durante estos últimos meses, los precios de sus productos alimentarios (de media) alrededor del 7,5 por ciento, bastante menos que otros establecimientos que han llegado a superar el 10 por ciento (Mercadona, por ejemplo). Habría que recordar a este pobrecillo que si por algo se ha caracterizado El Corte Inglés, durante años y años, es por sus precios elevados a cambio de ofrecer calidad alta y servicios añadidos al producto. Habría que decir a este pobrecillo que antes de abrir la boca conviene saber bien lo que se va a decir.
Echenique está enfrente de todo lo que tenga que ver con la empresa, con la generación de empleo, con la riqueza del país. Echenique critica cualquier cosa que sea contraria al populismo y al mensaje facilón para personas desesperadas o quemadas o en pie de guerra constante. A mí me aburre soberanamente, pero es necesario que se sepan estas cosas tan tontas para ir a votar con toda la información posible en la mano. Por ello, escribo estas líneas.