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Actualizado: 02 feb 2023 / 13:32 h.
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  • El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. / Jorge Gil - E.P.
    El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. / Jorge Gil - E.P.

Que levante la mano todo aquel que ha visto mermada su nómina de un año a otro por la subida del IRPF, cuota de autónomo, contingencias generales o cualquier otro impuesto. En esto hay más unanimidad que en la necesidad de que empiecen ya a construir las líneas restantes del metro de Sevilla.

Siempre he sido de la opinión de que el buen patriota es el que paga sus impuestos. Más allá de mostrar orgulloso los colores de la insignia nacional, el buen español aporta su granito de arena para que el país mejore el estado del bienestar, pero hay un momento en el que hay que decir “ya está bien”.

En el último año hemos visto una subida del coste de la vida abismal. Las hipotecas disparadas, la electricidad en alza y sin freno, el precio de los alimentos ídem, los alquileres disparatados y la gasolina a precio de Cardhu.

Culpar al Gobierno de todos los males tampoco sería justo, pues gracias a algunas medidas pagamos menos, como por ejemplo el precio de la luz, que se ha relajado muchísimo. La subida de los alquileres, para los que tenemos, se ha topado al 2 por ciento y algunas medidas más. Pero todo esto hay que pagarlo. Es la ley de las cabras: las que entran por las que salen.

Estamos manteniendo una estructura por encima de nuestras posibilidades. Ministerios, consejerías, diputaciones, ayuntamientos... todos con sus cargos y sus cargas.

Da igual el color político que nos gobierne: rojos, morados, azules, amarillos, naranjas o verdes. Son todos iguales porque no viven nuestra realidad. Es imposible empatizar con el prójimo cuando tu sueldo es seis veces mayor. No conocen lo que es vivir pensando en esa espada de Damocles colgando sobre tu cabeza en forma de gasto imprevisto y que te pone en la tesitura de pagar una factura o comer.

Con mi edad, mis padres estaban casados, me tenían ya a mí y tenían un piso en propiedad. No eran ricos ni trabajaban en política. Yo eso lo veo imposible a día de hoy, a pesar de ser un privilegiado por poder pagar un alquiler, vivir solo y poder llegar a fin de mes, aunque justito.

Nos están ahogando y el salvavidas nos lo tiran a la cabeza para que lo hinchemos nosotros y, encima, tengamos que pagar el aire que sale de nuestros pulmones.

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