Image
Actualizado: 31 jul 2021 / 04:00 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • José Luis Sanz.
    José Luis Sanz.

Si cuando se cierra una puerta se abre una ventana, la salida de Juan Espadas del Ayuntamiento de Sevilla va a dar corriente para todo el verano. Cualquier partido suspira por un líder fuerte y, vamos a decirlo así, incontestable hasta que ese líder cambia de objetivos y abre una carrera de fondo, de forma y de todo. Y no sólo en las filas propias sino en las ajenas, donde los movimientos están siendo tempranos habida cuenta de que las municipales serán en mayo de 2023 y que aquí no caben juegos de manos como en San Telmo, donde ya se ha deslizado noviembre, enero y marzo como posibles ubicaciones de un adelanto electoral que nadie duda pero que igual no se produce, principalmente porque la situación es tan extraña, volátil e inestable que no se puede descartar que decidan que mejor no tocar nada, de momento y Vox mediante.

Pero los ayuntamientos son otra cosa y de las dos formaciones que pueden aspirar sin libelos a liderar la Plaza Nueva ya tenemos un candidato confirmado (o lo que más se puede parecer a eso) en una y a dos tipos que se hacen el marcaje en la otra. Quizás Sevilla debía haber sido aireada por el presidente de la Junta, que para eso lidera el PP andaluz, en cualquier acto público favorable o en alguno planteado ex profeso, pero por las prisas de unos, los recelos de otros y las tiranteces de todos, José Luis Sanz, ahora mismo alcalde de Tomares, fue ‘elevado’ como candidato en la prensa y ‘autoelevado’ en Twitter después de que ‘las cositas’ del partido propiciaran una salida ciertamente lamentable para Beltrán Pérez, un tipo que con mayor o menor confianza interna ha demostrado una lealtad y una categoría personal para tomar nota.

Un inicio mejorable el que han escenificado para Sanz, pero al menos no hay debate y lo que tenga que venir será con un líder respetado y reconocible. Comanda la localidad con la renta per cápita más alta de Andalucía y cuesta encontrar un contribuyente (permitan que elimine el concepto ciudadano y me reserve para mejor ocasión el de ‘persona’, porque todos somos contribuyentes en el mejor de los casos) que cuestione de manera enérgica el devenir de una localidad envidiada por todo su entorno.

Quien se supone que le va a disputar la alcaldía está por decidir. Antonio Muñoz aglutina áreas de gestión municipal pero Juan Carlos Cabrera se ha ganado a los notables conservadores de la ciudad. Y no es poca cosa que un candidato ‘de izquierdas’ tenga a favor a las fuerzas vivas ‘de la derecha’. Sea cual sea, va a tener un rival de postín y a necesitar un notable esfuerzo para que la marca del partido esté acompañada de un conocimiento suficiente del candidato. En este caso Espadas no dará sombra alargada pero sí deja un hueco tremendo.

Un partido que puede decantar bastante tanto por lo que mantenga (para sumar) como por lo que pierda (para repartir) también experimenta movimientos tempranos. El portavoz municipal de Ciudadanos, Álvaro Pimentel, deja la dirección provincial para centrarse en el Ayuntamiento ahora que Espadas, como parece, va a salir y a dejar un jugoso vacío de poder. La caída libre de Cs es tan brutal que todo lo que pase puede ser visto como una huida a tiempo o como una apuesta de todo/nada. La estructura se desmorona, no hay nadie reconocible al timón y las perspectivas son cualquier cosa menos perspectivas.

Total, que Sanz tiene año y medio largo por delante para superar sus lagunas y aprovechar sus fortalezas. No le vendría mal algo de ‘cariño’ desde San Telmo, San Fernando o cualquier santo al que se encomienden en su partido, sobre todo ahora que Espadas afila la lucha autonómica y en San Francisco se miran todos de reojo. Que igual es pedir mucho, pero tendrán que dar lo suficiente si quieren recuperar una alcaldía regalada de cualquier manera. No es detalle menor que Sanz era el candidato para la Junta propuesto por Zoido y descartado por Rajoy para dar galones a Juanma Moreno (“tú lo has querido”), pero ha cambiado todo tanto desde entonces que se harían todos un favor aflojando sus corbatas y abriendo el segundo botón de su camisa azul claro.