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Actualizado: 07 jul 2022 / 04:00 h.
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  • Toma cervecitas y llegarás a ser importante

En Sevilla quien no visita los bares y otros lugares de ocio para charlar con gente de todo tipo -si es influyente, mejor- tendrá menos posibilidades de ser una persona de esas que llamamos de provecho. No tenemos la exclusiva, en Nueva York pasa algo parecido o peor si, por ejemplo, un periodista saca mucho los pies del plato, como le ocurrió a Gary Webb cuando descubrió que la contra nicaragüense que en los años ochenta luchaba contra los sandinistas en Nicaragua estaba siendo subvencionada con dinero de la droga y la CIA estaba al corriente. Le hicieron la vida imposible, no lo invitaban a saraos de ningún tipo y acabó pegándose un tiro.

Sevilla no es así, la ciudad del “ya te llamaré”, “nos llamamos”, “no hay quien te vea”, “estás perdido”, castiga con el silencio tu silencio y tus ausencias que a lo mejor son por motivos de mentalidad distinta y de trabajo intenso en pos de algo que estimas relevante para ti y para la sociedad. Ese trabajo no lo sigue casi nadie, lo que se tiene en cuenta son tus relaciones sociales. Una mentalidad distinta en ciertos lugares es como un desafío para costumbres ancestrales que se rebelan contra el herético. Para miles de sevillanos eso será lógico, para mí, que nací en Sevilla, casco histórico, pleno centro, me parece los restos de una mentalidad triste y huidiza, no alegre, ilustrada y comprometida.

Sin embargo, no me echen cuenta en mi denuncia de que todo en exceso es negativo y tanto bar y bureo por supuesto que lo es. Sólo soy un esaborío. Miren por dónde Sevilla está a la vanguardia mundial. Desde hace algún tiempo se habla de unos informes en los que se afirma un aspecto de cómo funciona la élite planetaria. Los estudios indican que no es estrictamente cierto que las personas con más poder adquisitivo accedan a mejores posiciones laborales sólo por su educación, sino que su entorno y relaciones sociales les abren estas puertas inaccesibles para la mayoría.

En otras palabras, no sólo hace falta valer, sino que el que no tiene padrinos no se bautiza y no es raro que se bautice alguien sin valer o valiendo poco, gracias a que los padrinos están ahí, apoyándole, más que por lo que eres, por la capacidad de relacionarse que tiene quien sea. Los sectores económicos con más poder adquisitivo tienen un mayor acceso a puestos laborales de mando, sostienen las investigaciones. Una diversidad de estudios ha demostrado que no es estrictamente cierto que este grupo de personas acceda a estas posiciones de dirección únicamente por una mejor educación, sino que su entorno y relaciones sociales les abren las puertas profesionales que permanecen cerradas para gran parte de la población.

Por supuesto, estoy seguro de que lo anterior funciona. Pero no es decisivo. Al final, en esta vida todos nos conocemos y en el sector privado lo que afirman los sondeos realizados no va a funcionar porque en un mundo altamente competitivo como el actual, al que quiera vivir de la pose pueden ocurrirle varias cosas: o que lo manden a su casa por despido o tener un puesto irrelevante con enchufe caritativo o marcharse al sector público. Como mucho, las relaciones públicas le servirán para ganar algunos juegos florales y dar el pego al principio, así como para ser el rey de los chistes y del mambo ocioso. Cuando llega Paco con la rebaja de humos es otra cosa. Al menos si hablamos de entidades privadas serias. En lo público es otro asunto. Yo soy funcionario, pero comprendo que no a todo el mundo se le debe dar un trabajo para toda la vida sin vigilar muy de cerca su rendimiento. A mí me vigilan por mi actividad investigadora y docente, pero se hace mal, superficialmente y echándole más cuenta al continente que al contenido. Y veo a lo público en general dentro de esta tónica, de ahí que las experiencias de países socialistas y comunistas fracasen mientras que el capitalismo puro y duro se mantenga en pie a duras penas, con todas sus miserias y siendo un sistema muy desgastado como va a seguir demostrando el futuro. Lo importante es el sujeto, no el gregarismo, eso sólo es para la evasión y el fingimiento. Pan para hoy y hambre para mañana, lo cual no quita para que uno se eche entre pecho y espalda alguna que otra cervecita o faranduleo, todo dentro de un orden.

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