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Actualizado: 30 may 2020 / 20:33 h.
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  • Un camino diferente

Se trata de no dejar de mirar al horizonte y de que nuestros ojos puedan ser capaces de ver un paraje lleno de esperanza.

Las personas tenemos la capacidad de saber descubrir la belleza que puede encontrarse en el camino que hemos decidido emprender. Nuestra atención debe de centrarse en lo positivo que existe en cada uno de nosotros, y al mismo tiempo no dejar de buscar la perspectiva más idónea para poder observar el paisaje de nuestro entorno, porque nuestro fin es lograr que se convierta en un espacio ideal para vivir.

El coronavirus ha afectado nuestro ritmo de vida; pero nunca puede alejarnos de un horizonte que nos permita vislumbrar un camino en donde las personas nos podamos realizar y crecer amparados en la libertad.

Existe un enorme riesgo de destruir lo construido, de querer cambiar todo y de dejarnos arrastrar por personas elevadas al escalafón de la política populista y fácil. Pero esto no solamente afecta a los políticos, que no dejan de ser personas, sino al resto de los ciudadanos, y por tanto a cada uno de nosotros. También el tejido empresarial y el tercer sector, dos pilares fundamentales, junto a los políticos, para que el paraje sea de esperanza pueden incurrir en mirar hacia sí mismos y olvidarse de la realidad social a la que nos tendremos que enfrentar. Es responsabilidad de todos lograr que nuestra vista encuentre la luz adecuada para descubrir que es lo más apropiado para no destruir lo realizado hasta la aparición de la pandemia con la que tendremos que convivir unos años.

La prisa, vivir a ritmo de encuestas y querer obtener resultados inmediatos, se convierten en un referente muy negativo, porque puede hacer que tropecemos y nos caigamos, y entonces nuestra habilidad para caminar quedara reducida y, hasta puede darse el caso que nos tengamos que salir del camino, con lo cual nuestra perspectiva del horizonte quedará afectada y nosotros dañados.

¡Ojo con la prisa de los políticos! ¡Atención con la aceleración del mundo de los negocios, de las empresas y del tercer sector! el horizonte es tarea conjunta y nunca individual. Se puede observar que nuestros políticos viven en un estado de tensión permanente; se gobierna aprobando leyes y decretos sin cesar y con poco consenso, o al menos con en el que debería existir entre las fuerzas con mayor representación parlamentaria; la oposición sin una estrategia común que pueda aportar un verdadero valor añadido a la crisis que se ha instalado en nuestro país; y al tejido empresarial y tercer sector ninguneados y buscando un camino que, en cuenta de conducirnos al paraje de la esperanza, puede dar la sensación que han desistido y que están desanimados ante la nulidad que los políticos están aportando para construir un país del que todos nos sintamos parte activa y orgullosos.

En el libro de Juan Carlos Cubeiro, el Bosque del Líder, hay un párrafo precioso porque en recorrido que hacen los protagonistas por Galicia, observando el paraje que el camino emprendido les posibilita, hace la siguiente reflexión: "El eucalipto es una especie foránea, del sur de Australia, introducida en nuestro país a mediados del siglo XIX. No soporta ni el frío ni las heladas, pero genera una enorme producción de madera y hojas. Sin embargo, al desplazar los bosques autóctonos, empobrece fuertemente los suelos y reduce la biodiversidad. Es un ejemplo de tratar implantar proyectos a toda velocidad, mediante atajos, hipotecando parte del futuro por ganancias a corto. El objetivo colectivo, a escala micro (un equipo) o macro (toda una organización) ha de ser, junto a la eficacia, la longevidad. Ha de perdurar en el tiempo, como todo organismo que se precie".

En el camino tenemos que ser capaces de descubrir que es lo más apropiado para lograr divisar un horizonte adecuado y pertinente; porque es esta dimensión la que dará sentido a que experimentemos qué es la esperanza. Tener esperanza es construir día a día un proyecto que permita divisar la belleza del paisaje, ese paisaje que no fomenta atajaos ni odio ni rencor, y que no deja espacio para la destrucción de lo logrado.

Asistimos, con tristeza, a una tensión política que los españoles no nos merecemos. El fallo está en todos los partidos con representación parlamentaria; pero de manera especial del PSOE y del PP. Han sido incapaces de llegar a un acuerdo los dos partidos con mayor representación parlamentaria. Esto pone en evidencia que es necesario inaugurar un camino diferente en el devenir de la política. No han querido escuchar con atención al tejido empresarial y al tercer sector; sigue primando la lejanía de la ideología y no buscan el horizonte que nos haga descubrir un paisaje de esperanza. Pero aquí quien tiene mayor responsabilidad es el que gobierna, porque es a quien le toca ejercer un liderazgo compartido. No escuchar las propuestas de la oposición, puede convertir al que gobierna en un soberbio y engreído, y esto no es bueno ni para él ni para los demás. Pero, también, es verdad que por la otra parte debe de existir la voluntad de no romper nunca el punto de común unión que nos puede llevar a todos a un camino diferente.

Falta liderazgo entre los políticos, un líder que sea persona de consenso y que tenga visión de futuro. Un líder que tenga la suficiente sensibilidad para buscar la armonía y la concordia, y que no fomente la lejanía y la destrucción. Los ciudadanos queremos mirar al horizonte esperando encontrar un futuro mejor; se trata de que se nos faciliten los medios apropiados para construir un paisaje de esperanza. Los políticos, pareciera que quisieran copar todos los espacios y, sin embargo, su misión no es otra que la de servir, con el fin de ser facilitadores de leyes que fomenten que las personas podamos generar proyectos que potencien la generación de riqueza, tanto económica como social.

Hace falta un líder en la política que haga posible desarrollar un proyecto de país apoyado en un liderazgo compartido. Esto significa que tiene que contar con el tejido empresarial y el tercer sector y, sobre todo, con la fuerza política de la oposición que más representación puede tener en el arco parlamentario.

En España estamos demandando un Presidente de Gobierno que sepa aunar, contando con diversas personas, un proyecto de liderazgo compartido, y que entre todos puedan interaccionar cuatro lenguajes. Juan Carlos Cubeiro nos dice que "el líder de hoy debe de dominar 4 lenguajes para ser completo, el financiero, relacionado con el Negocio; el de las competencias, vinculado al Talento; el de las percepciones del Cliente-Mercado y el de la calidad, relativo a los Procesos. Debe ser políglota de forma integral".

La actual situación política nos conduce por un camino cuyos parajes poco tienen que ver con la esperanza. El desprecio con el que se hablan la mayoría de los políticos; menos mal que de vez en cuando aparece alguno con sensatez, nos indica que estamos en una pobreza de entendimiento democrático que nos debería de preocupar. Esto demuestra, por una parte, que no existe ninguna voluntad de construir un proyecto de liderazgo compartido; pero, también, se da la circunstancia que hay una posibilidad de que a través de esa minoría sensata se pueda comenzar un camino diferente.

Quienes hemos decidido realizar un camino, que nos haga vislumbrar la esperanza, sabemos que el ser humano no puede perder de vista el horizonte que le ayude a alcanzar la meta deseada; que no puede ser otra que aquella que nos posibilite vivir en concordia y con respeto. Esta doble dimensión se ve poco en los políticos, muy poco y esto oscurece el camino. Tienen el espíritu del eucalipto porque buscan la rentabilidad política del corto plazo, miran por ellos y sus intereses, y poco les importa que somos una sociedad que debe de perdurar en el tiempo, lo cual solamente es posible si nos respetamos y sabemos vivir fomentando la concordia; y para ello hemos decidido vivir en una sociedad democrática con una Constitución que nos ampara y nos salvaguarda de quienes pretendan sembrar el caos.

Termino con una cita de Cubeiro, por si algún político, dispuesto a ejercer un liderazgo compartido quisiera tenerla en cuenta, también sirve para el tejido empresarial, para el tercer sector y, cómo no, para cada uno de nosotros. "El ser humano, el líder, el equipo, tiene un componente espiritual (el fuego), que da vitalidad, valentía y entusiasmo; un componente mental (el aire), que proporciona imaginación y creatividad; un componente físico (la tierra) que se preocupa por lo tangible y material y un componente emocional (el agua), afectivo, de sensibilidad, de sentimientos".

EL camino diferente se empieza a construir en cada uno de nosotros porque somos los verdaderos protagonistas, lo que hay que hacer es sumar y sumar a muchas personas que tengan como horizonte la esperanza y nunca la destrucción, el odio y el rencor; los que buscan esto último no merecen que sean nuestros representantes. La democracia es generar un liderazgo compartido que nos ayude a descubrir un paraje de concordia, de respeto y de dialogo. Este es el camino diferente.