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Actualizado: 05 may 2021 / 07:26 h.
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  • Pablo Iglesias. / EFE
    Pablo Iglesias. / EFE

Leer en clave nacional los resultados de las elecciones que se han celebrado en Madrid no es un capricho o una ocurrencia o una ensoñación; es el resultado de una convocatoria electoral que llegaba tras la clara amenaza de moción de censura al Gobierno de Madrid. Viendo lo que sucedía en Murcia o en Castilla y León, Isabel Díaz Ayuso se adelantaba a las intenciones de Pedro Sánchez. Por esta razón, porque todo llegó desde el Palacio de La Moncloa, la lectura ha de tener tintes nacionales.

Las tres noticias que se acumularon ayer eran tan espectaculares como esperadas. Todo indicaba que la victoria de Díaz Ayuso sería aplastante, todo indicaba que Pablo Iglesias tenía planes diseñados anteriormente y que, si el resultado era tan malo como ha sido, se quitaría del centro del panorama político español; y todo indicaba que Ciudadanos está en plena fase de descomposición y que tiende, claramente, a la desaparición.

Todo cambia definitivamente con estos resultados, con esta huida y con esa desaparición . Pedro Sánchez está obligado a plantearse qué está haciendo desde su despacho al pactar con fuerzas políticas y líderes discutidos a partes iguales; Pedro Sánchez debe plantearse si todo vale y si el marketing político lo es todo al margen de las ideas y de la política sensata, con altura de miras y verdadero sentido de Estado.

Es posible que, a partir de ahora, el efecto que produzca la desaparición de Pablo Iglesias provoque efectos inesperados con efectos inimaginables. Posiblemente, la crispación y polarización en la sociedad vaya bajando; posiblemente el bipartidismo vaya volviendo a colocarse en lugares de privilegio; seguramente fuerzas políticas como Vox tengan muchas más dificultades para captar el voto prestado del PP que volverá a su lugar natural; seguramente Pablo Casado tenga que pensarse lo que pasa es su entorno y en cómo llegar al pedal del freno de Ayuso para que no termine convertida en líder indiscutible del PP. Todo está por ver y se abre un periodo esencial para el futuro de España.

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