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Actualizado: 22 abr 2021 / 14:49 h.
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  • José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura. / EFE - Archivo
    José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura. / EFE - Archivo

La cultura en España sigue siendo maltratada. Desde antes de la aparición del SARS-CoV-2 y durante todos estos meses de pandemia, los políticos parece que han olvidado algo esencial que tiene que ver con el teatro, con la ópera, con la danza o con los museos: sin cultura todo se vendría abajo. Los pueblos de todo el mundo son lo que son porque atesoran un legado cultural que contiene todo lo que han sido los antepasados sin excepción. El ser humano es su cultura y no podría ser lo que es si le faltase una sola cosa que haya adquirido por el camino.

Todo sigue estando a medio gas, las inversiones privadas se han esfumado al no ser rentables en absoluto, la oferta de cualquier manifestación artística se ha reducido a la mínima expresión. Solo algunos grandes teatros y lo que depende de la financiación pública han sobrevivido a duras penas. El ejemplo del Teatro Real es el arquetipo de esfuerzo, de profesionalidad, de riesgo y de buen hacer, en un escenario desastroso en toda España. Es un ejemplo que no se ha seguido por casi nadie.

Los autónomos que trabajan en el entorno de la cultura se han visto duramente golpeados y muchos han tenido que buscar alternativas por falta de actividad. Las empresas culturales han desaparecido sepultadas por la ruina inevitable. El motor cultural está ‘gripado’ y no parece tener arreglo en los próximos meses.

Lo curioso es que no se conocen brotes detectados en espectáculos o exposiciones o en conciertos. Las autoridades siguen empeñadas en fijar aforos imposibles y todo tipo de normas que hacen imposible plantear nuevos proyectos. Y tampoco las ayudas para los perjudicados llegan con claridad ni parece que estén en camino.

Técnicos de sonido o iluminación, galeristas, empresarios teatrales o las gentes del mundo del toro (gustará más o menos, pero son cultura), ya no saben qué hacer para sobrevivir. El resto de españoles tenemos la obligación de exigir atención para estos profesionales que soportan los cimientos de lo que somos, soportan los pilares culturales de todos nosotros.

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