No es la primera vez que desde la Unión Europea se muestra cierta desconfianza hacia España y hacia el resto de países del sur. Es necesario entender, además, que Bruselas necesita garantías respecto al uso que se hará de los fondos de recuperación que están previstos. Si algo parece irresponsable o si algo parece motivado por ideologías enclenques contrarias a los intereses generales de la UE, será motivo de retraso o rechazo en Bruselas. Pedro Sánchez debe entender que todos los esfuerzos para llevar a cabo las reformas exigidas por Europa serán necesarios y de obligado cumplimiento.
En la última reunión de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) se ha dejado claro que el desbloqueo de los fondos destinados a los países más afectados por la pandemia estará supeditado a que se cumplan los acuerdos firmados en finanzas, empleo y pensiones. La idea está clara y el Gobierno español debe tomar nota de ello. Si bien es cierto que Pedro Sánchez ha querido dar mucho más peso a los ministerios más cercanos a la economía y a las finanzas, lo es también que eso se debe traducir en cambios estructurales importantes y necesarios y, en muchos casos, dolorosos y difíciles de digerir.
El sistema público de pensiones debe reformularse con rapidez, la reforma laboral no puede derogarse y todas las estructuras actuales en materia económica deben reforzarse para poder aprovechar unas ayudas que nunca antes se habían producido. Así de sencillo y complicado a la vez.