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Actualizado: 29 ago 2020 / 22:51 h.
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  • Donald Trump. / EFE
    Donald Trump. / EFE

Donald Trump es uno de los hombres más poderosos del mundo y, posiblemente, el más peligroso de todos ellos.

Su gestión durante la pandemia ha provocado que su imagen, ya deteriorada por sus decisiones en los diversos ámbitos de la política norteamericana, se encuentra bajo mínimos. La brutalidad policial ha provocado que ese índice de popularidad se haya hundido un poco más. Trump, ahora, se revuelve poniendo en marcha la maquinaria propagandística de su partido y echando toda la carne en el asador.

El próximo 3 de diciembre podría ser reelegido y para ello lanza mensajes apocalípticos que vienen a decir que si no se sienta él en el despacho oval todo estará en serio peligro y que una hecatombe llegará sin remedio.

El partido republicano de USA ya no se reconoce en la actualidad. Los valores tradicionales que se han defendido en esa formación se han evaporado y se han sustituido por no utilizar mascarillas, por ejemplo. Verdaderamente tremenda la situación.

La gestión de Trump ha sido desastrosa. Solo sus amigos y los más ricos han logrado ventajas durante la pandemia; solo la extrema derecha gana posiciones en las calles tomando ventajas inimaginables hace unos años. El miedo reina en EEUU. Además, Trump trata de judicializar las elecciones del 3 de diciembre convirtiendo en imposible el voto por correo.

Sería extraordinario que Joe Biden tuviera su oportunidad. Para los norteamericanos y para todos. Sería extraordinario que la normalidad institucional en un país tan importante volviera a garantizarse, que las libertades de los ciudadanos volvieran a ser sagradas, los jueces independientes y que los caprichos del presidente de EEUU no golpeasen la economía mundial sin sentido alguno.

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