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Actualizado: 06 abr 2021 / 09:34 h.
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  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

La pandemia no está haciendo prisioneros. Los datos que ofrecen los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social son demoledores. Desde que el SARS-CoV-2 apareció en escena, hay 400.000 personas más en situación de desempleo y 743.000 incluidos en ERTE’s de todo tipo. Las cifras no son buenas a pesar de que el número de nuevos afiliados a la Seguridad Social en este último mes de marzo se ha elevado en algo más de 70.000 personas y el paro ha rebajado en 60.000 personas sus listas.

La pandemia ha dejado secuelas de todo tipo que serán un lastre durante los próximos años. Hay que tener en cuenta que las cifras que se manejan están maquilladas por todo tipo de ayudas e intervenciones del Gobierno central. Sin esas ayudas estaríamos hablando de cifras catastrófica porque el número de parados sería mucho mayor, el de autónomos sin actividad más demoledor que el actual y el número de empresas con problemas o desaparecidas superior al actual.

Ahora, hay que trabajar para que el empleo que se genere sea de calidad y no se convierta en una especie de tortura levantarse cada mañana sabiendo que el sueldo no dará de sí más allá de unos días y que el final de mes será un verdadero suplicio. A partir de ahora hay que buscar fórmulas de gestión para que el enorme capital que llegará desde la UE se destine a lo verdaderamente importante y no se tire por la borda una oportunidad única.

Las cifras son muy malas. Las soluciones no parecen estar sobre la mesa. Y es necesario que el Gobierno solucione una crisis que parece no tener fin.

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