La vuelta al colegio en septiembre sigue siendo un verdadero quebradero de cabeza para la ministra de Educación, Isabel Celaá.
De momento, se aplaza la redacción y aprobación de un protocolo sobre seguridad en las aulas en la época Covid que tendrán que refrendar las Comunidades Autónomas.
Todo indica que en el futuro se alcanzarán acuerdos sobre mínimos, que cada Comunidad Autónoma tendrá que diseñar su propio plan y que la única medida obligatoria y común será la de respetar la distancia de 1,5 metros entre personas. No parece mucho.
Madrid, País Vasco y Cataluña encabezan el no al posible plan del Ministerio de Educación.
Por otra parte, el profesorado y las madres y padres de familia se quejan ya que no han sido consultados para consensuar los términos que se quieren aprobar.
Los niños deben volver al colegio en septiembre y eso es lo único en lo que coinciden todas las partes implicadas.
En cualquier caso y al margen de la torpeza para trazar un plan por parte de Isabel Celaá, el problema que se puede generar es el de la desigualdad entre niños en los diferentes lugares de España. Madrid es un buen ejemplo que ilustra ese problema: en esa Comunidad Autónoma ya han anunciado que no respetarán ni las distancias entre alumnos fijada de modo general en un Real Decreto.
En Andalucía ya han anunciado, también, que las ratios de alumno por aula no piensan modificarlas se llame como se llame ahora el grupo formado por alumnos y profesor. Y es que en el Ministerio de Educación se habla de «agrupaciones flexibles de convivencia a modo de familia» un eufemismo más que se acumula en ese lenguaje político tan desastroso.
Los recursos de la enseñanza en España son los que son y no van a cambiar radicalmente de aquí a septiembre. Así, los niños regresarán al colegio y, dependerá de la Comunidad Autónoma a la que pertenezcan, lo harán con más o menos garantías.