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Actualizado: 29 ene 2021 / 12:50 h.
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  • La diputada de Vox Macarena Olona conversa con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, durante el pleno extraordinario celebrado este jueves en el Congreso de los Diputados.
    La diputada de Vox Macarena Olona conversa con el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, durante el pleno extraordinario celebrado este jueves en el Congreso de los Diputados.

El jueves pasado se convalidó el decreto de fondos europeos y fue gracias a los votos de PSOE, Podemos, EH Bildu y Vox. Inesperado, incomprensible y muy difícil de justificar ante la opinión pública por parte de unos y otros. ERC se bajaba del tren a última hora; es posible que no les haya gustado mucho lo que está pasando con las fechas de los comicios catalanes. Ciudadanos se coloca para que el desastre en esas elecciones no sea mayor del esperado y se sale voluntariamente de la ecuación que Pedro Sánchez había montado a su antojo pensando que todo el mundo iba a decir sí sin pensarlo. EH Bildu sigue cerca del presidente del Gobierno aunque este dijera (no hace mucho tiempo) que jamás negociaría ni pactaría con los primos hermanos de la banda criminal ETA. La gran sorpresa la daba Vox al abstenerse y dar vía libre al decreto. Después de tachar al Gobierno de criminal y de ilegítimo, ensanchan al camino a Sánchez. Van a necesitar argumentos más que sólidos para explicar esto, desde ambas partes, puesto que el PSOE no se cansa de tildar a Vox de partido xenófobo, fascista y de extrema derecha. El PP, por su parte, sigue anclado al tacticismo cortoplacista, en el no a todo.

Sea como sea, ante un asunto de la importancia que se trataba en al Congreso de los Diputados, el batacazo vuelve a ser patético. No hay un solo político en España que muestre coherencia, altura de miras o sentido de Estado. Es una vergüenza para España sufrir una clase política tan pobre intelectualmente y tan vacía de contenidos pegados a la realidad.

El decreto que regulará el reparto y uso de los fondos de reconstrucción europeos no ha sido discutido entre Gobierno y fuerzas políticas, por lo que Sánchez vuelve a perder la oportunidad de consensuar un asunto de Estado. Es él y, más atrás, el resto. Miles de millones de euros quedarán en manos de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias sin los controles suficientes y necesarios. Ese consenso era fundamental para lograr implantar estos controles. Sin unidad política esto se convertirá, con muchas probabilidades, en un desastre monumental.

EH Bildu quiere lo suyo y no esconde los coqueteos; Vox quiere parecer la fuerza política responsable que necesita España y desmarcarse de lo que representa el PP; Arrimadas ya no sabe qué decir ni que hacer para sobrevivir; y, mientras, los españoles ven cómo las colas frente a las oficinas del SEPE o las del hambre, crecen sin parar.

Una verdadera pena y, posiblemente, el inicio de un gran desastre.