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Actualizado: 28 jun 2021 / 08:02 h.
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  • No se puede hipotecar el futuro de los jóvenes

El artículo 47 de la Constitución española dice: «Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». Y es evidente que los Gobiernos están obligados a buscar fórmulas que permitan que se cumpla. De momento, parece imposible y casi una ensoñación que eso ocurra.

Los jóvenes españoles se emancipan mucho más tarde que en otros países de la UE. La precariedad en el trabajo, los sueldos irrisorios y una tasa de paro disparatada, elevan a casi 30 años la edad en la que un joven español sale de casa para instalarse de forma autónoma. Esto hace que el futuro de todos ellos esté permanentemente empañado. Además, el mercado inmobiliario español hace que sea prácticamente imposible que los jóvenes españoles puedan dibujar un proyecto individual o en pareja a corto o medio plazo.

El precio de la vivienda es demasiado alto, el acceso a una hipoteca es demasiado difícil y el precio de un alquiler es demasiado inaccesible en las grandes ciudades.

La política de vivienda social en España es testimonial. Algunos países europeos sacan enorme ventaja a los Gobiernos que se han ido sucediendo en España. Y si no se establece una política en la que el precio de un alquiler esté al alcance de los jóvenes, será imposible cualquier solución puesto que el alquiler de inmuebles se encuentra en manos de particulares y eso dificulta todo. Por supuesto, el enorme y preocupante número de viviendas vacías que existen en España hace que la solución del problema se tiña de imposibles.

El Gobierno ha de intentar mirar más allá de las próximas elecciones para establecer políticas eficaces que sirvan para solucionar un problema que sepulta las esperanzas de decenas de miles de jóvenes. El cortoplacismo no es buen compañero de viaje en este caso y la solución llegará con el paso del tiempo. Es necesario que se impulsen políticas eficaces de inmediato aunque convendría no confundir con las radicales que pueden afectar de forma negativa a la situación actual.

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