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Actualizado: 21 ene 2021 / 10:52 h.
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  • Joee Biden. / EFE
    Joee Biden. / EFE

Occidente comienza un nuevo periodo de su historia. Tras una presidencia caótica de Donald Trump; en la que las falsedades, el ataque al corazón de la democracia y la división de la sociedad norteamericana, han sido las constantes; Joe Biden se enfrenta a la reconstrucción social y democrática que influirá en el resto del mundo sin duda alguna. Él lo sabe y, sin perder un minuto, firmó decretos, tras tomar posesión del cargo, sobre la vuelta de los Estados Unidos a la OMS, la paralización de la construcción del muro que separa México y USA, y el regreso a los acuerdos mundiales sobre cambio climático; entre otros.

A Biden le queda un largo trecho por recorrer para atajar, en la medida de lo posible, el avance descontrolado y mortal del SARS-CoV-2. También, firmó el decreto por el que se hace imprescindible y obligatorio el uso de la mascarilla en edificios públicos. Trump ha realizado una gestión errática y descorazonadora respecto al coronavirus. Aunque intente apuntarse el tanto que supone la llegada de la vacuna contra la Covid-19, lo cierto es que el número de muertos y de contagios es estremecedor. Y es que el crecimiento económico no puede estar por encima de la vida de las personas.

Biden tiene otro reto respecto a la política internacional. La amenaza china es una realidad y una falta de gestión política con los países amigos podría desembocar en un enfrentamiento entre potencias, no bélico aunque sí corrosivo para los intereses de occidente. La erosión que Trump ha generado entre países amigos es muy peligrosa y ha permitido un avance del gigante oriental muy difícil de detener en estos momentos.

Pero, sobre todo, el ya presidente de USA, Joe Biden, tiene por delante una labor difícil hasta el extremo: reconstruir la sociedad de su país. Ahora, es el frentismo, el supremacismo, la xenofobia, el racismo y las enormes diferencias de clase, las que campas a sus anchas.

Es necesario que se cumplan las promesas de Biden porque el futuro del mundo que conocemos depende de ello. Si el trumpismo sigue adelante, si ese germen de odio se instala en la política norteamericana para quedarse, el problema será inmenso.