La situación de España, en la actualidad, es desastrosa. No se debe maquillar el diagnóstico ni rebajar la intensidad de lo que está pasando. Lo cierto es que las cifras de contagios que se manejan son las más altas de Europa y unas de las cinco peores del mundo; estamos a punto de ver cómo se llenan las empresas y los colegios sin que existan planes que aclaren la situación con la que se van a encontrar miles de personas a partir de mañana mismo; los turistas no llegaron finalmente y el sector se encuentra en situación desesperada; Santiago Abascal anuncia una moción de censura que solo él entiende y justifica; y, por si esto era poco, a Iglesias se le complica una situación judicial que pone contra las cuerdas a su formación. Una enorme crisis nos envuelve y la situación se complica cada día. Lo peor está por llegar en el ámbito social, económico y sanitario. El político ha tocado fondo y es nefasto. El Gobierno responsabiliza a las CCAA de toda la gestión que se vaya realizando en las áreas que tienen transferidas. Y, con ello, ha quedado más que claro que el desbarajuste es sobresaliente.
Se está llegando tarde a todo y las medidas que se toman son insuficientes puesto que van por detrás de la propia Covid-19, por detrás de las reaidades sociales y económicas. La falta de coordinación entre Gobiernos y CCAA es clamorosa. Y la sensación de estar a la deriva ya causa gran inquietud entre los ciudadanos.
Ha llegado la hora de la unidad de los distintos partidos políticos, de todos los españoles; ha llegado el momento de arrimar el hombro olvidando intereses particulares o partidistas. Ha llegado la hora de demostrar lealtad y de buscar un futuro para los españoles. Esperemos que el mensaje que ha lanzado el presidente Sánchez, hoy mismo y ese sentido, se escuche. A ver si lo escucha él también.