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Actualizado: 24 nov 2020 / 16:58 h.
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  • Donald Trump. / EFE
    Donald Trump. / EFE

Que Donald Trump deje de ser el presidente de los Estados Unidos de América no es una anécdota sin importancia. Al contrario, supone que en el mundo entero se pueda tener esperanza en una política internacional multilateral que busque el bien común para todos los pueblos del mundo.

Los foros de gobernanza internacionales siempre han tenido un aliado y amigo en Estados Unidos. Hasta la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, muchas iniciativas llegaban, precisamente, de aquel país, y siempre hubo una gran predisposición respecto a la solución de muchos de los problemas generales. Es imprescindible que todo vuelva a lo que era. Si queremos que se produzca una recuperación mundial y robusta, no hay otra posibilidad que no sea contar con la ayuda de Estados Unidos.

Trump ha vuelto a tener un desaire con los líderes del resto del mundo durante el desarrollo de la cumbre del G-20 presidida por Arabia Saudí. Será el último de su mandato. La reunión se desarrolló telemáticamente y Trump, en buena medida, se dedicó a tuitear y a jugar al golf mientras iba avanzando la cumbre. Ni más ni menos, es lo que ha estado haciendo durante los cuatro últimos años si sobre la mesa había un problema que tuviera que ver con los demás.

Estamos a las puertas de una nueva etapa en el que el mundo entero tratará de salir adelante tras padecer una pandemia letal y destructiva. Sin unidad será imposible que la situación se supere sin que algún país se descuelgue y quedé atrás, sin que los países más desfavorecidos sufran las consecuencias.

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