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Actualizado: 19 jun 2020 / 21:49 h.
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  • Ursula Gertrud von der Leyen. / EFE
    Ursula Gertrud von der Leyen. / EFE

Mientras la pandemia sigue creciendo sin control en Sudamérica y poniendo contra las cuerdas a países como Brasil, Chile, México o Bolivia, en Europa seguimos sin llegar a acuerdos sobre el reparto de 750.000 millones de euros que deberían servir para reconstruir las economías de los países miembros. Y sin prestar atención a lo que sucede en el resto del mundo. Ni lo que hemos sufrido aquí ni lo que vemos que pasa en lugares lejanos termina de servir para generar un sentimiento empático y solidario en los países europeos.

Es difícil acertar a saber qué es lo que se busca en un Consejo Europeo que ha de tener en cuenta que países como España o Italia necesitan fondos antes de verano. La situación empeora cada día que se discute si el dinero va a llegar a los países en forma de créditos a devolver o de cualquier otra forma.

La división en el seno del Consejo Europeo es evidente y profunda. Pero es esencial que el diseño del Fondo para la recuperación económica avance con rapidez. Aunque la alerta sanitaria parece que ha cedido y se puede tener bajo cierto control, el problema económico solo ha asomado y lo peor está por llegar. La idea es cerrar el próximo mes un acuerdo sobre el Fondo y sobre la financiación del club para el período 2021-2027, recogida en el llamado Marco Financiero Plurianual.

Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca son los países que parecen no entender que el problema es muy serio y dudan de las capacidades para gestionar fondos de otros países y de si este acuerdo es justo o no lo es.

De momento se ha logrado que ningún Gobierno se haya colocado en una situación extrema que pueda bloquear la negociación. Y todo indica que se quiere cerrar la negociación en tres o cuatro semanas que es un tiempo récord en este tipo de movimientos políticos y económicos. Veremos.

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